Será Santa la Beata María Troncatti, Hija de María Auxiliadora

El 25 de noviembre de 2024, el Santo Padre Francisco ha autorizado al Dicasterio de las Causas de los Santos a promulgar el Decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la Beata María Troncatti, hermana profesa de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora, nacida en Córteno Golgi (Italia) el 16 de febrero de 1883 y fallecida en Sucúa (Ecuador) el 25 de agosto de 1969. Con este acto del Santo Padre se abre el camino a la Canonización de la Beata María Troncatti.

María Troncatti nace en Corteno Golgi (Brescia) el 16 de febrero de 1883. Asidua a la catequesis parroquial y a los sacramentos, la adolescente María madura un profundo sentido cristiano que la abre a la vocación religiosa. En Corteno llega el Boletín Salesiano y María piensa en la vocación religiosa. Sin embargo, por obediencia a su padre y al párroco, espera a ser mayor de edad antes de pedir la admisión al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Emite la primera profesión en 1908 en Niza Monferrato. Durante la Primera Guerra Mundial (1915-1918), la hermana María sigue en Varazze cursos de asistencia sanitaria y trabaja como enfermera de la Cruz Roja en el hospital militar. Durante una inundación en la que corre el riesgo de morir ahogada, María promete a la Virgen que si le salva la vida, se irá a las misiones.

La Madre General, Caterina Daghero, la destina en 1922 a las misiones de Ecuador. Permanece tres años en Chunchi. Acompañadas por el Obispo misionero Mons. Comin y por una pequeña expedición, la hermana María y otras dos hermanas se adentran en la selva amazónica. Su campo de misión es la tierra de los indios Shuar, en la parte sudoriental de Ecuador. Se establecen en Macas, un pueblo de colonos rodeado por las viviendas colectivas de los Shuar. Lleva a cabo con sus hermanas un difícil trabajo de evangelización en medio de riesgos de todo tipo, incluidos los causados por los animales de la selva y las trampas de los ríos turbulentos. Macas, Sevilla Don Bosco, Sucúa son algunos de los “milagros” que aún florecen de la acción de la hermana María Troncatti: enfermera, cirujana y ortopedista, dentista y anestesista… Pero sobre todo catequista y evangelizadora, rica en maravillosos recursos de fe, paciencia y amor fraterno. Su obra por la promoción de la mujer shuar florece en cientos de nuevas familias cristianas, formadas por primera vez por la libre elección personal de los jóvenes esposos. Es apodada “la médica de la Selva”, lucha por la promoción humana, especialmente de la mujer.
“Es la “madrecita”, siempre atenta a ir en ayuda no solo de los enfermos, sino de todos los que necesitan ayuda y esperanza. Desde el simple y pobre consultorio llega a fundar un verdadero hospital y prepara ella misma a las enfermeras. Con maternal paciencia escucha, favorece la comunión entre la gente y educa al perdón a indígenas y colonos. “Una mirada al Crucifijo me da vida y coraje para trabajar”, esta es la certeza de fe que sostiene su vida. En cada actividad, sacrificio o peligro se siente sostenida por la presencia maternal de María Auxiliadora.

El 25 de agosto de 1969, en Sucúa (Ecuador), el pequeño avión que transporta a la ciudad a la hermana María Troncatti se precipita pocos minutos después del despegue, en el límite de esa selva que ha sido durante casi medio siglo su “patria del corazón”, el espacio de su donación incansable entre los “shuar”. La hermana María vive su último despegue: ¡el que la lleva al Paraíso! Tiene 86 años, todos dedicados a un don de amor. Había ofrecido su vida por la reconciliación entre los colonos y los Shuar. Escribía: “¡Soy cada día más feliz de mi vocación religiosa misionera!”.

Fue declarada Venerable el 12 de noviembre de 2008 y beatificada bajo el pontificado de Benedicto XVI en Macas (Vicariato Apostólico de Méndez – Ecuador) el 24 de noviembre de 2012. En la homilía de beatificación, el Cardenal Angelo Amato delineó la figura de consagrada y misionera, destacando, en la cotidianidad y simplicidad de los gestos de maternidad y misericordia, la extraordinaria “ejemplo de dedicación a Jesús y a su Evangelio de verdad y de vida” por el cual, a más de cuarenta años de su muerte, era recordada con gratitud: “La hermana María, animada por la gracia, se convirtió en una infatigable mensajera del Evangelio, experta en humanidad y conocedora profunda del corazón humano. Compartía las alegrías y esperanzas, las dificultades y tristezas de sus hermanos, grandes y pequeños. Lograba transformar la oración en celo apostólico y en servicio concreto al prójimo”. El Cardenal Amato terminó la homilía asegurando a los presentes, entre los que se encontraban los shuar, que “desde el cielo la Beata María Troncatti sigue velando por su patria y por sus familias. Sigamos pidiendo su intercesión, para vivir en fraternidad, en concordia y en paz. Dirijámonos con confianza a ella, para que asista a los enfermos, consuele a los que sufren, ilumine a los padres en la educación cristiana de los niños, traiga armonía a las familias. Queridos fieles, así como lo fue en la tierra, así desde el cielo la Beata María Troncatti seguirá siendo nuestra Buena Madre”.

La biografía escrita por la hermana Domenica Grassiano “Selva, patria del corazón” contribuyó a dar a conocer el testimonio de esta gran misionera y a difundir su fama de santidad. Esta Hija de María Auxiliadora ha encarnado de manera singular la pedagogía y la espiritualidad del sistema preventivo, sobre todo a través de esa maternidad que ha marcado todo su testimonio misionero a lo largo de su vida.

De joven hermana en los años 1920: aunque continúa como enfermera, dedica una atención especial a las chicas oratorianas, y de manera especial a un grupo de ellas bastante descuidadas, ruidosas e impacientes hacia cualquier disciplina. Pues bien, la hermana María sabe acogerlas y tratarlas de tal manera que “tenían por ella una veneración: se arrodillaban ante ella, tanto era su estima. Sentían en ella un alma toda de Dios y se encomendaban a su oración”.

También para las postulantes reserva una atención especial, comunicando confianza y coraje: “Ánimo, no te dejes llevar por el arrepentimiento por lo que has dejado… Ora al Señor y te ayudará a realizar tu vocación”. Las cuarenta postulantes de ese año llegaron todas a la vestición y a la profesión, atribuyendo tal resultado a las oraciones de la hermana María, que infunde esperanza sobre todo cuando ve dificultades para adaptarse al nuevo estilo de vida o para aceptar la separación de la familia.

De Madre de los pobres y necesitados. Con su ejemplo y su mensaje recuerda que “no nos preocupamos solo del cuerpo, sino también de las necesidades del alma del hombre: de las personas que sufren por la violación del derecho o por un amor destruido; de las personas que se encuentran en la oscuridad sobre la verdad; que sufren por la ausencia de verdad y amor. Nos preocupamos por la salvación de los hombres en cuerpo y alma”. ¡Cuántas almas salvadas! ¡Cuántos niños salvados de una muerte segura! ¡Cuántas chicas y mujeres defendidas en su dignidad! ¡Cuántas familias formadas y custodiadas en la verdad del amor conyugal y familiar! ¡Cuántos incendios de odio y venganza extinguidos con la fuerza de la paciencia y la entrega de su propia vida! Y todo vivido con gran celo apostólico y misionero.

Singular el testimonio del padre Giovanni Vigna, que trabajó durante 23 años en la misma misión, ilustra muy bien el corazón de la hermana María Troncatti: “La hermana María se distinguía por una exquisita maternidad. Encontraba para cada problema una solución que resultaba, a la luz de los hechos, siempre la mejor. Siempre estaba dispuesta a descubrir el lado positivo de las personas. La he visto tratar la naturaleza humana bajo todos los aspectos, los más miserables también: pues bien, los trató con esa superioridad y amabilidad que en ella era cosa espontánea y natural. Expresaba la maternidad como afecto entre las hermanas en comunidad: era el secreto vital que las sostenía, el amor que las unía unas a otras; la plena condivisión de las fatigas, los dolores, las alegrías. Ejercía su maternidad sobre todo hacia las más jóvenes. Muchas hermanas han experimentado la dulzura y la fuerza de su amor. Así era para los Salesianos que caían frecuentemente enfermos porque no se ahorraban en el trabajo y las fatigas. Ella los cuidaba, los sostenía también moralmente, adivinando crisis, cansancios, turbaciones. Su alma transparente veía todo a través del amor de un Padre que nos ama y nos salva. ¡Ha sido instrumento en la mano de Dios para obras maravillosas!”.




Madre Rosetta Marchese: profundamente educadora salesiana porque enraizada en Cristo

Madre Rosetta Marchese, Hija de María Auxiliadora, fue Superiora General de 1981 a 1984. Recibió muchas gracias de la Providencia que la sostuvieron en su camino de servicio a la Congregación y la llevaron a hacer una ofrenda de sí misma por la salvación de las almas, ofrenda que Dios apreció.

            La Sierva de Dios Madre Rosetta Marchese nació en Aosta el 20 de octubre de 1922, hija de Giovanni y Giovanna Stuardi. Es la mayor de tres hijas: ella, Ana y María Luisa. Nació en una bonita casa de las afueras. Rosetta asistió al parvulario y a las tres primeras clases de primaria en las Hijas de María Auxiliadora. De 1928 a 1938 (de los 6 a los 16 años) fue una asidua y activa oratoriana y miembro de la Acción Católica. El ambiente salesiano era vivo, sereno y fue allí donde floreció su vocación.

            Con casi 16 años, el 15 de octubre de 1938, Rosetta ingresó como aspirante en la Casa “Madre Mazzarello” de Turín. El 31 de enero de 1939 fue admitida al postulantado. Era una joven sencilla, alegre, de oración y sacrificio. El 6 de agosto entró en el Noviciado. En su mesita del estudio se lee: “Quien se ahorra no ama, se ama”. El 5 de agosto de 1941 hizo su primera profesión. Solicitó a sus superiores salir como misionera, pero debido a la guerra no recibió una respuesta positiva. Inmediatamente después de su profesión, Sor Rosetta fue enviada a Turín y Vercelli para preparar el bachillerato y ayudar a las colegialas.
            A los 21 años, de 1943 a 1947, fue alumna de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, en Castel Fogliani (Piacenza). De 1947 -año en que hizo su profesión perpetua- a 1957 estuvo destinada en la Casa Misionera “Madre Mazzarello” de Turín como profesora, asistente de las educandas, encargada del oratorio y de las exalumnas.
            En 1957 (a los 37 años) dejó Turín para ir a Caltagirone, en Sicilia, como directora y permaneció allí hasta 1961. Su encuentro con Monseñor Francesco Fasola, Siervo de Dios, fue fundamental y ayudó a sacar de su alma intuiciones y gracias latentes. El día en que tomó posesión de la diócesis de Caltagirone (22 de enero de 1961), intuyó la santidad del Obispo que la guiaría espiritualmente durante 23 años, hasta su muerte. Su relación con el obispo Fasola arrojó más luz sobre el misterio del sacerdocio, hasta el punto de que el 2 de agosto de 1961 sor Rosetta se ofreció por la santidad del obispo y, más tarde, por la Iglesia, por la santidad de los sacerdotes y por las almas religiosas. Mientras tanto, apoyó a muchas monjas como maestra de vida interior mediante el acompañamiento espiritual y la correspondencia. De 1961 a 1965, Sor Rosetta fue directora del Instituto Gesù Nazareno de Via Dalmazia, en Roma. Su servicio coincidió con la celebración del Concilio Vaticano II.
            De 1965 a 1971 la Madre Angela Vespa, Superiora General de las FMA, confió a Sor Rosetta la gran Provincia romana de “S. Cecilia”. De 1971 a 1973 fue directora en Lecco Olate. Después se le confió el gobierno de otra gran Provincia, la lombarda “Maria Immacolata”. En el XVI Capítulo General, el 17 de octubre de 1975, fue elegida Consejera Visitadora.
            De 1975 a 1981 visitó las Provincias de Bélgica, Sicilia, Zaire (actual República Democrática del Congo), Francia, Alemania y Piamonte. En 1981, en el centenario de la muerte de la Madre Mazzarello, que ofreció su vida por el Instituto, del 7 al 10 de octubre, la Madre Rosetta tuvo una experiencia misteriosa en la casa fundacional del Instituto en Mornese. Una voz en la parroquia del pueblo y en la habitación de la Cofundadora le dijo: “¡Acepta, acepta!”. El 24 de octubre de 1981, en el XVII Capítulo General, fue elegida por unanimidad Madre General.
            En Turín, el 24 de mayo de 1982, una fiebre alta fue el primer síntoma de la enfermedad que la consumiría: una leucemia grave. En sus cuadernos y epistolarios anota que ofrece su vida por la santidad del Instituto, de los sacerdotes y de los jóvenes. Todos se movilizaron con la oración incesante y también la voluntad de donar sangre para transfusiones. La Hermana Ancilla Modesto cuenta que las Hermanas de Portugal preguntan a la Hermana Lucía de Fátima si puede implorar la curación a Nuestra Señora. La Hermana Lucía de Fátima tiene un sobrino salesiano, el Padre Valihno, que, el 14 de enero de 1983, va a visitar a la Madre en Gemelli, llevando la estatua de Nuestra Señora de Fátima y un mensaje de la Hermana Lucía: “La ofrenda fue agradable a Dios”. En sus últimos días, confió a su vicaria, la Madre Letona María Pilar, que en aquella pequeña habitación de Mornese había intuido su elección como Madre General y su muerte por la santidad de las hermanas y de los sacerdotes. De hecho, la Madre Rosetta nació al Cielo el 8 de marzo de 1984, a la edad de 61 años.
            La figura que emerge entrelazando sus cuadernos personales (1962-1982), su epistolario (1961-1983) con el obispo Francesco Fasola (también Siervo de Dios), junto con algunas otras cartas, es la de una mujer profundamente mística, auténticamente salesiana-educadora, plenamente inserta en el contexto socio-eclesial de la Italia conciliar y postconciliar.
            Consciente de la compleja realidad de su tiempo y abierta al don de la gracia, con su experiencia de Dios, da, en cierto modo, la “confirmación” de las grandes verdades de la fe católica sobre la Eucaristía, la Virgen y la Iglesia, puestas en tela de juicio en la descristianización generalizada típica de los 20 años italianos 1958-1978 y, en particular, en la crisis de 1968 con sus prolongadas reverberaciones. Su vida se convirtió en una llamada a lo esencial e inmutable en las fluctuantes y complejas experiencias de su tiempo, de manera especial para la Iglesia, para los sacerdotes, para su Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y para los laicos de la Familia Salesiana.
            La Madre Rosetta tiene una misión específica: trazar una línea “reparadora y afirmativa” respecto a las verdades de fe empobrecidas por la cultura descristianizada y volver a presentarlas con fuerza y belleza.

            Frente al materialismo y la descristianización de la cultura, Madre Rosetta tiene una experiencia fuerte y viva de la Trinidad. Percibió los primeros recuerdos trinitarios desde los primeros años de su vida religiosa (1944 en Castelfogliani; 1951 en Turín, en la Casa Madre Mazzarello; 1959 en Caltagirone), como ella misma relata con detalle:

            “Tengo ante mí las etapas de este camino trazado por Él: los Ejercicios de los votos trienales, cuando leyendo y meditando el Evangelio de San Juan, quedé toda atrapada en los sentimientos de Jesús hacia el Padre Celestial y fue el comienzo de mi lento trabajo de apartarme de mí misma para lanzarme a la penetración del Corazón de Jesús, visto así. Luego, hacia los diez años de profesión, las palabras de Jesús a Felipe: «el que me ve a mí, ve al Padre», me abrieron al Misterio de la Trinidad y Jesús me condujo a la alegría de Su presencia en mí, pero muy imperfectamente experimentada y comprendida por mí. Luego, hace seis años, Nuestra Señora me abrió de par en par al Espíritu Santo y entonces el Misterio de la Trinidad se me hizo cada vez más familiar. El 24 de julio del 65, recitando el Gloria durante la Santa Misa en la expresión «Hijo del Padre», sentí cómo toda la ternura del Padre se derramaba sobre mi alma y, a partir de ese momento, Jesús me dio una participación más íntima en sus sentimientos por el Padre Celestial. Desde entonces, todos los días mi invocación al Espíritu Santo ha sido siempre ésta y creo poder decir que siempre he vivido con esta pasión única de identificarme con Jesús en su amor por el Padre Celestial” (Marqués Rosetta, Texto mecanografiado).

            Frente a la crisis de los sacerdotes y de los fieles sobre la fe en la Eucaristía, la Madre Rosetta vivió una intensa vida eucarística de la que sacaba fuerza y luz incluso para la compleja vida cotidiana.

            “Ahora decimos muchas cosas, pero estoy convencida de que sólo una daría un vuelco a la Congregación: poder clavar a las hermanas diez minutos cada día ante el Sagrario en oración silenciosa de contemplación y unión con Su Voluntad. Allí se resolverían todos los problemas. Empecemos por ser fieles para que todas lleguen allí” (Madre Rosetta Marchese, Carta a Sor Elvira Casapollo, Mornese 19 de agosto de 1978).
            Desde 1979 hasta su muerte vivió el fenómeno místico de la inhabitación eucarística, o la Presencia Real de Jesús, como una Presencia permanente y continua en su interior después de la Comunión. La Madre Rosetta lleva dentro de sí un horno eucarístico ardiente en el que sumerge a sus hermanas, jóvenes y laicos:

            “Me parece ahora que mi tarea consiste en tomar continuamente a todas las almas y sumergirlas en el fuego de amor que es el Corazón de Jesús, que llevo dentro de mí. Quisiera poder repetírselo mil veces al día, siempre… y entonces me dejo atrapar por el trabajo y las dificultades que conlleva; pero esta continua prueba de mi debilidad me hace bien y aumenta mi confianza; cuanto más pequeña y miserable soy, más fácil me resulta perderme en el Corazón de Jesús” (Madre Rosetta Marchese, Carta al obispo Fasola Francesco, Fiesta de los Arcángeles 1980).

            Frente a la crisis de una mariología amenazada por el secularismo y poco atractiva para el pueblo de Dios, Jesús da a la Madre Rosetta una viva relación filial con la Virgen María, mujer del Fiat y del Magnificat, y le da una experiencia viva de la mirada de la Virgen. Con esta intensidad propone a los jóvenes y a los laicos de la Familia Salesiana su amor a María Auxiliadora. De hecho, ella escribe

            “Al comienzo de los ejercicios espirituales, casi de repente, me sentí como penetrada por una mirada interior de Nuestra Señora y como subyugada y tomada por esta mirada […] Vislumbré cómo mi presencia en María, permaneciendo en Ella, abandonada a Ella, como Jesús después de la Encarnación, sería el camino más seguro para dejar actuar libremente al Espíritu en Jesús (no sé si me expreso bien)” (Madre Rosetta Marchese, Carta al P. Giuseppe Groppo, Roma 4 de mayo de 1963).

            Mientras se agravaba la crisis de las instituciones (Iglesia y sociedad), Madre Rosetta vivió toda la experiencia conciliar y postconciliar cum Ecclesiae e invocó la presencia constante del Espíritu sobre ella. El día de la apertura del Concilio, siguiendo el acontecimiento por televisión, escribió al Padre Fasola describiéndolo como un nuevo Pentecostés:

            “Sentí tan viva y palpitante la grandeza y la santidad de la Iglesia de Dios; me parecía experimentar casi sensiblemente la presencia de María y del Espíritu Santo en aquel inmenso cenáculo santo” (Madre Rosetta, Carta al obispo Francesco Fasola, Roma, 13 de octubre de 1962).

            Frente a un activismo que hace estéril el apostolado entre los jóvenes, ella señala el secreto de la gracia de la unidad: vivir el deber del momento presente en unión con Dios, enraizada en una relación esponsal con Cristo.

            “He aquí, queridos, de este modo comenzáis la contemplación y la acción: cuando tu acción se realiza sólo para Él, buscando Su gloria, haciendo lo posible con los niños para encontrar un buen momento para hablar de Él; cuando te acercas a los padres con el único pensamiento de decirles una palabra para ayudarles a educar mejor a sus hijos; cuando, después de la escuela, asistes a esos niños con la intención de hacerles sentir la bondad, el afecto, el cuidado del Señor que te envía para sustituir a sus padres que no pueden seguirles; cuando intentas ser buena y paciente con tus hermanas a pesar del trabajo y el cansancio; ¡todo esto es buscar a Dios y la unión con Él! Entonces podréis decir que verdaderamente el Señor reina en vuestra vida, y que hay unidad entre la acción y la contemplación”. (Carta de Sor Marchese Rosetta a Sor Boni Maria Rosa, Roma, 21 de enero de 1980).
            “La Santísima Trinidad en mí, yo en el corazón de la Santísima Trinidad, por todo el amor del Espíritu Santo; poseída por Jesús como una esposa; perdida en Él en alabanza al Padre”. (Madre Rosetta Marchese, Cuaderno de notas, 10 de noviembre de 1967).

            Frente a un estilo de gobierno a menudo formal y desapegado, típico del periodo preconciliar, eligió la “mística de gobernar”:

            “Para servir a las almas, debo moverme en la Paz de Dios; en Jesús para intuirlas, amarlas, descubrir la voluntad del Padre para ellas, en el Espíritu Santo. Permanecer inmersa en Jesús, respirar en el Espíritu Santo y permanecer con paz y amor junto a cada alma: todo lo demás es inmensamente secundario”. (Madre Rosetta Marchese, Cuaderno, 1 de diciembre de 1971).

            Su testimonio y su espiritualidad salesiana, tan fascinantes y proféticos, iluminan nuestra vida de fe, nuestra relación con el Señor Jesús, y revigorizan nuestro apostolado entre los jóvenes con una nueva belleza y profundidad. Ella anima a las hermanas:

Hacedlo todo para salvar almas y que ningún esfuerzo os parezca demasiado grande si pensáis que sirve para salvar almas, especialmente almas jóvenes”. (Informe de la visita extraordinaria de la Madre Rosetta Marchese, Munich, 20-24 de noviembre de 1978, 3/3).

            Verdaderamente la Madre Rosetta Marchese es una salesiana completa en la que el “Da mihi animas cetera tolle” de Don Bosco y de la Madre Mazzarello entre los jóvenes, especialmente las chicas, está enraizado en un profundo fuego interior, en una profunda unión con Dios.

Hermana Francesca Caggiano
Vice postuladora




Los otros invisibles Don Bosco

Los lectores del Boletín Salesiano ya conocen el viaje intercontinental que realizó hace unos años la urna de Don Bosco. Los restos mortales de nuestro santo llegaron a decenas y decenas de países de todo el mundo y permanecieron millares de ciudades y pueblos, acogidos en todas partes con admiración y simpatía. No sé qué cuerpo de santo ha viajado tan lejos y qué cuerpo de italiano ha sido recibido con tanto entusiasmo más allá de las fronteras de su propia localidad. Quizás ninguno.

Si este “viaje” es historia conocida, el viaje intercontinental de la ACSSA (Asociación de Salesianos Estudiosos de la Historia) de noviembre de 2018 a marzo de 2019 para coordinar una serie de cuatro Seminarios de Estudio promovidos por la misma Asociación en las ciudades de Bratislava (Eslovaquia), Bangkok (Tailandia), Nairobi (Kenia), Buenos Aires (Argentina) ciertamente no lo es. La quinta se celebró en Hyderabad (India) en junio de 2018.

Ahora bien: en estos viajes no he visto las casas, los colegios, las escuelas, las parroquias, las misiones, como he hecho en otras ocasiones y como puede hacer cualquiera que viaje un poco por cualquier lugar del norte al sur, del este al oeste del mundo; en cambio, me he encontrado con una historia de Don Bosco, toda por escribir.

Los otros Don Bosco

En efecto, el tema de los Seminarios de Estudio consistía en presentar figuras de Salesianos e Hijas de María Auxiliadora fallecidos que, a lo largo de un período corto o largo de su vida, se habían destacado por ser particularmente significativos y relevantes, y sobre todo habían dejado huella después de su muerte. Algunos de ellos, pues, fueron auténticos “innovadores” del carisma salesiano, capaces de inculturarlo de las formas más variadas, obviamente en absoluta fidelidad a Don Bosco y a su espíritu.

El resultado fue una galería de un centenar de hombres y mujeres del siglo XX, todos diferentes entre sí, que supieron hacerse “otro Don Bosco”: es decir, abrir los ojos a su tierra de nacimiento o de misión, tomar conciencia de las necesidades materiales, culturales y espirituales de los jóvenes que vivían allí, sobre todo de los más pobres, e “inventar” la mejor manera de satisfacerlas.

Obispos, presbíteros, religiosas, salesianos laicos, miembros de la Familia Salesiana: todas las figuras, hombres y mujeres, que sin ser santos -en nuestra investigación hemos excluido a los santos y a los que ya van camino a los altares- han realizado plenamente la misión educativa de Don Bosco en diferentes ámbitos y funciones: como educadores y presbíteros, como profesores y maestros, animadores de oratorios y centros juveniles, fundadores y directores de obras educativas, formadores de vocaciones y de nuevos institutos religiosos, como escritores y músicos, arquitectos y constructores de iglesias y colegios, artistas de la madera y de la pintura, misioneros ad gentes, testigos de la fe en la cárcel, simples salesianos y simples Hijas de María Auxiliadora. Entre ellos, no pocos han vivido a menudo una vida de duros sacrificios, superando obstáculos de todo tipo, aprendiendo lenguas muy difíciles, arriesgándose a menudo a morir por falta de condiciones sanitarias aceptables, condiciones climáticas imposibles, regímenes políticos hostiles y perseguidores, incluso atentados reales. El último de ellos ocurrió justo cuando partía hacia Nairobi: el salesiano español padre César Fernández, asesinado a sangre fría el 15 de febrero de 2018 en la frontera entre Togo y Burkina Faso. Uno de los más recientes “mártires” salesianos, podríamos llamarle, conociendo a la persona.

Una historia para conocer

La Boca, barrio de Buenos Aires, Argentina; primera misión entre los emigrantes

¿Qué podemos decir entonces? Que esto también es historia desconocida de Don Bosco, o, si queremos, de los Hijos e Hijas del santo. Si la urna del santo ha sido recibida, como decíamos, con tanto respeto y estima por las autoridades públicas y la población sencilla, incluso en países no cristianos, significa que sus Hijos e Hijas no sólo han cantado sus alabanzas -esto también se ha hecho ciertamente, ya que la imagen de Don Bosco se encuentra prácticamente en todas partes-, sino que también han realizado sus sueños: dar a conocer el amor de Dios por los jóvenes, llevar la buena nueva del Evangelio a todas partes, hasta el fin del mundo (¡en Tierra del Fuego!).

Quienes, como yo y mis colegas de ACSSA, he podido en febrero y marzo de 2018 escuchar experiencias de vida salesiana vividas en el siglo XX en unos cincuenta países de cuatro continentes, no podemos sino afirmar, como a menudo hacía Don Bosco al contemplar el impresionante desarrollo de la congregación ante sus ojos: “Aquí está el dedo de Dios”.  Si el dedo de Dios ha estado en las obras y fundaciones salesianas, también ha estado en los hombres y mujeres que han consagrado toda su existencia al ideal evangélico realizado a la manera de Don Bosco.

“¿Santos de la puerta de al lado” presentaban estos personajes? Algunos, sin duda, incluso teniendo en cuenta sus limitaciones personales, su carácter, sus caprichos y, por qué no, sus pecados (que sólo Dios conoce). Todos, sin embargo, estaban dotados de una inmensa fe, de una gran esperanza, de una fuerte caridad y generosidad, de mucho amor a Don Bosco y a las almas. Algunos entonces – (si se) piensa en los misioneros pioneros de la Patagonia- uno está tentado de llamarlos verdaderos “locos”, locos por Dios y por las almas, por supuesto.

Los resultados concretos de esta historia están a la vista de todos, pero los nombres de muchos protagonistas han permanecido casi “invisibles” hasta ahora. Podemos conocerlos leyendo “Volti di uno stesso carisma: Salesiani e Figlie di Maria Ausiliatrice nel XX secolo” (Rostros de un mismo carisma: Salesianos e Hijas de María Auxiliadora en el siglo XX), un libro multilingüe, publicado por Editrice LAS, en la serie “Associazione Cultori Storia Salesiana – Studi”. Si el mal arrastra, el bien hace lo mismo. “Bonum est diffusivum sui” (el bien se difunde por sí mimo”) escribía Santo Tomás de Aquino hace siglos. Los salesianos y salesianas presentados en nuestros Seminarios son prueba de ello; junto a ellos o siguiéndolos, otros han hecho otro tanto, hasta hoy.

Presentemos brevemente estos nuevos rostros de Don Bosco.

1 Antonio COJAZZI, presbítero 1880-1953 brillante educador Educadores en el terreno concreto EU
2 Domenico MORETTI, presbítero 1900-1989 experiencia en oratorios salesianos con los jóvenes más pobres Educadores en el terreno concreto EU
3 Samuele VOSTI, presbítero 1874-1939 creador y promotor de un oratorio festivo renovado en Valdocco Educadores en el terreno concreto EU
4 Karl ZIEGLER, presbítero 1914-1990 amante de la naturaleza y scout Educadores en el terreno concreto EU
5 Alfonsina FINCO, sor 1869-1934 dedicación a los niños abandonados Educadores en el terreno concreto EU
6 Margherita MARIANI, sor 1858-1939 Hijas de María Auxiliadora en Roma Educadores en el terreno concreto EU
7 Sisto COLOMBO, presbítero 1878-1938 hombre de cultura y alma mística Educadores en el terreno concreto EU
8 Franc WALLAND, presbítero 1887-1975 teólogo e inspector Educadores en el terreno concreto EU
9 Maria ZUCCHI, sor 1875-1949 La impronta salesiana en el Instituto Don Bosco de Mesina Educadores en el terreno concreto EU
10 Clotilde MORANO, sor 1885-1963 la enseñanza de la educación física femenina Educadores en el terreno concreto EU
11 Annetta URI, sor 1903-1989 de la cátedra a las obras: el valor de construir el futuro de la escuela Educadores en el terreno concreto EU
12 Frances PEDRICK, sor 1887-1981 la primera Hija de María Auxiliadora en graduarse en la Universidad de Oxford Educadores en el terreno concreto EU
13 Giuseppe CACCIA, hermano coadjutor 1881-1963 una vida dedicada a la publicación salesiana Educadores en el terreno concreto EU
14 Rufillo UGUCCIONI, presbítero 1891-1966 escritor para niños, evangelizador y difusor de los valores salesianos Educadores en el terreno concreto EU
15 Flora FORNARA, sor 1902-1971 una vida para el teatro educativo Educadores en el terreno concreto EU
16 Gaspar MESTRE, hermano coadjutor 1888-1962 la escuela salesiana de tallado, escultura y decoración de Sarriá (Barcelona) Educadores en el terreno concreto EU
17 Wictor GRABELSKI, presbítero 1857-1902 precursor de la obra salesiana en Polonia Educadores en el terreno concreto EU
18 Antoni HLOND, presbítero 1884-1963 músico, compositor, fundador de una escuela de organistas Iniciadores EU
19 Carlo TORELLO, presbítero 1886-1967 devoción popular y memoria cívica en latín Iniciadores EU
20 Jan KAJZER hermano coadjutor 1892-1976 ingeniero coautor del estilo «art decò» polaco y modernizador de la escuela profesional salesiana de Oświęcim Iniciadores EU
21 Antonio CAVOLI, presbítero 1888-1972 fundador de una congregación religiosa en Japón inspirada en el carisma salesiano Iniciadores EU
22 Iside MALGRATI, sor 1904-1992 salesiana innovadora en la imprenta, la escuela y la formación profesional Iniciadores EU
23 Anna JUZEK, sor 1879-1957 contribución al establecimiento de las obras de las Hijas de María Auxiliadora en Polonia Iniciadores EU
24 Mária ČERNÁ, sor 1928-2011 fundación del renacimiento de las Hijas de María Auxiliadora en Eslovaquia Iniciadores EU
25 Antonio SALA, presbítero 1836-1895 ecónomo de Valdocco y ecónomo general de la primera hora salesiana Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
26 Francesco SCALONI, presbítero 1861-1926 una extraordinaria figura de superior salesiano Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
27 Luigi TERRONE, presbítero 1875-1968 maestro de novicios y director Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
28 Marcelino OLAECHEA, Monseñor 1889-1972 promotor de viviendas para trabajadores Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
29 Stefano TROCHTA, Cardenal 1905-1974 mártir del nazismo y del comunismo Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
30 Alba DEAMBROSIS, sor 1887-1964 constructora de la obra femenina salesiana en la zona de lengua alemana Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
31 Virginia FERRARO ORTÍ, sor 1894-1963 de sindicalista a directora salesiana Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
32 Raffaele PIPERNI, presbítero 1842-1930 párroco ‘mediador’ de la integración de los inmigrantes italianos en la popular San Francisco Pioneros en una misión AM, AS, AF
33 Remigio RIZZARDI, presbítero 1863-1912 el padre de la apicultura en Colombia Pioneros en una misión AM, AS, AF
34 Carlos PANE, presbítero 1856-1923 pionero de la presencia salesiana en España y Perú Pioneros en una misión AM, AS, AF
35 Florencio José MARTÍNEZ EMBODAS, presbítero 1894-1971 una manera salesiana de construir Pioneros en una misión AM, AS, AF
36 Martina PETRINI PRADO, sor 1874-1965 Hijas de María Auxiliadora; orígenes en un Uruguay en camino de modernización Pioneros en una misión AM, AS, AF
37 Anna María COPPA, sor 1891-1973 fundadora y rostro de la primera escuela católica de Ecuador Pioneros en una misión AM, AS, AF
38 Rose MOORE, sor 1911-1996 pionera en la rehabilitación de jóvenes tailandeses ciegos Pioneros en una misión AM, AS, AF
39 Mirta MONDIN, sor 1922-1977 los orígenes de la primera escuela católica femenina de Gwangju (Corea) Pioneros en una misión AM, AS, AF
40 Terezija MEDVEŠEK, sor 1906-2001 valiente misionera en el noreste de la India Pioneros en una misión AM, AS, AF
41 Nancy PEREIRA, sor 1923-2010 incansable dedicación a los pobres Pioneros en una misión AM, AS, AF
42 Jeanne VINCENT, sor 1915-1997 uno de los primeros misioneros en Port-Gentil, Gabón Pioneros en una misión AM, AS, AF
43 Maria Gertrudes DA ROCHA, sor 1933-2017 misionero y ecónomo en Mozambique Pioneros en una misión AM, AS, AF
44 Pietro GIACOMINI, Monseñor 1904-1982 florecimiento de una obediencia Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
45 José Luis CARREÑO ECHANDIA, presbítero 1905-1986 un misionero polifacético con una opción preferencial por los pobres Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
46 Catherine MANIA, sor 1903-1983 primera inspectora del noreste de la India Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
47 William Richard AINSWORTH, presbítero 1908-2005 un ensayo sobre el liderazgo salesiano moderno Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
48 Blandine ROCHE, sor 1906-1999 la presencia salesiana en los años difíciles del Túnez posterior a la independencia Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF