¿Has pensado en tu vocación? San Francisco de Sales podría ayudarte (1/10)

“No es por la grandeza de nuestras acciones por lo que agradaremos a Dios, sino por el amor con que las hacemos”, San Francisco de Sales.
Un itinerario en diez episodios en el que San Francisco de Sales podría acompañar también a los jóvenes de hoy que se plantean preguntas sobre el sentido de su vida
.

1. Si partiéramos del ABC de la vida cristiana

Queridos jóvenes,
Sé que escribo a aquellos que ya llevan en su corazón un pequeño deseo de bien, una búsqueda de luz. Ya han caminado en amistad con el Señor, pero permítanme que les resuma aquí el ABC de la vida del creyente, es decir, una vida interior y espiritual rica y profunda. Con esta base estarán equipados para tomar decisiones fructíferas en su existencia. Este trabajo no es nuevo para mí: cuando era obispo, visitaba todas las parroquias de mi diócesis, y muchas estaban situadas en las montañas. Para llegar a ellas no había carreteras y tenía que recorrer largas distancias a pie, incluso en invierno, pero me alegraba de encontrarme con esas gentes sencillas, de animarlas a vivir como Dios quiere.
Para caminar con fruto, es decisiva la labor del guía espiritual que se da cuenta de lo que pasa en el corazón, los anima, los sigue, les hace propuestas claras, graduales y estimulantes. Escribía en la Filotea: “¿Quieres emprender con confianza los caminos del Espíritu? Encuentra a alguien capaz, que sea tu guía y te acompañe; es la recomendación de las recomendaciones”. Hace cuatro siglos, como hoy: éste es el punto crucial, decisivo.
La meta a alcanzar es la santidad, que consiste en una vida cristiana consciente, es decir, una profunda amistad con Dios, una vida espiritual ferviente, marcada por el amor a Dios y al prójimo. Es un camino sencillo, sabiendo que las grandes oportunidades de servir a Dios rara vez se presentan, mientras que las pequeñas siempre las tenemos. Esto nos estimula a una caridad pronta, activa y diligente.
Si, al pensar en tal meta, son tentado por el desánimo, le repito lo que escribí hace siglos: “No debemos esperar que todo el mundo empiece con perfección: poco importa cómo empecemos. Sólo hay que estar decidido a continuar y terminar bien”.
Para empezar con buen pie, los invito a la purificación del corazón mediante la confesión. El pecado es una falta de amor, un robo a tu humanidad, un estar a oscuras y en frío: en la confesión entregas a Jesús todo lo que puede agobiarte y oscurecer tu camino. Es volver a tener la alegría del corazón.
Siguiendo adelante, las herramientas para caminar son tan antiguas y preciosas como la Iglesia, y han sostenido a generaciones de cristianos de todas las edades, ¡durante 20 siglos! También ustedes ciertamente lo han experimentado.
La oración, es decir, el diálogo con un Padre enamorado de ti y de tu vida. No olvides que a rezar se aprende rezando: por tanto, tengan fidelidad y perseverancia.

La Palabra de Dios, es decir, la “carta de Dios” dirigida precisamente a ti en forma particular. Es como una especie de brújula que orienta tu caminar, ¡sobre todo cuando hay niebla, oscuridad y se corre el riesgo de perder la orientación! No olvides que al leerla tienes el Tesoro en tus manos.
El sacramento de la Eucaristía es el termómetro de tu vida creyente: si tu corazón no ha madurado un vivo deseo de recibir el Pan de Vida, tu encuentro con Él tendrá resultados modestos. Escribía a mis contemporáneos: “Si el mundo les pregunta por qué comulgan tan a menudo, respondan que es para aprender a amar a Dios, para purificarnos de las imperfecciones, para liberaros de las miserias, para encontrar fuerza en las debilidades y consuelo en las aflicciones. Dos clases de personas deben comunicarse con frecuencia: los perfectos, porque estando bien dispuestos harían mal en no acercarse a la fuente y manantial de la perfección; y los imperfectos para esforzarse por alcanzar la perfección. Los fuertes para no debilitarse y los débiles para fortalecerse. Los enfermos para curarse y los sanos para no enfermar”. Asiste a la Santa Misa con gran frecuencia: ¡tanto como sea posible!
Luego insisto en las virtudes, porque si el encuentro con Dios es verdadero y profundo, cambia también las relaciones con las personas, el trabajo, las cosas. Ellas permiten tener un carácter humanamente rico, capaz de amistades verdaderas y profundas, de comprometerse alegremente a hacer bien su deber (trabajo-estudio), paciente y cordial en el trato, bueno.
Todo esto no sucede en tu corazón solitario, para mejorar y complacerse. La vida con los demás es un estímulo para caminar mejor (¡cuántos son mejores que nosotros!), para ayudar más (¡cuántos nos necesitan!), para ser ayudados (¡cuánto tenemos que aprender!), para recordarnos a nosotros mismos que no somos autosuficientes (¡no somos auto-creados y auto-educados!). Sin una dimensión comunitaria, pronto nos perdemos a nosotros mismos.
Espero que ya hayas saboreado los frutos de una guía estable, de confesiones bien hechas, de una oración fiel y firme, de la riqueza de la Palabra, de la Eucaristía vivida con fecundidad, de las virtudes practicadas en la alegría de la vida cotidiana, de amistades enriquecedoras, de lo indispensable del servicio. En este humus se florece: sólo en este ecosistema se puede percibir el verdadero rostro del Dios cristiano, a cuya mano es hermoso y da alegría confiar la propia vida.

Oficina de Animación Vocacional

(continuación)




Don Bosco. Un Ave María al final de la Santa Misa

La devoción de San Juan Bosco a Nuestra Señora es bien conocida. Las gracias recibidas de María Auxiliadora, incluso las extraordinarias, milagrosas, son quizás también conocidas en parte. Probablemente menos conocida es la promesa hecha a la Virgen, de llevar al Paraíso, a aquellos que durante toda su vida hayan combinado un Ave María con la Santa Misa.

Que el santo tenía una puerta abierta en el Cielo a sus oraciones es bien sabido. Incluso como seminarista en el seminario, sus plegarias eran escuchadas, y para disimular esta intervención del Cielo empleó durante un tiempo el truco de las píldoras de pan en lugar de las medicinas milagrosas, hasta que fue descubierto por un verdadero farmacéutico. Las numerosas peticiones de intercesión y los muchos milagros que se produjeron en su vida, relatados abundantemente por sus biógrafos, confirman esta poderosa intercesión.

La promesa de tener consigo en el paraíso a varios miles de jóvenes, que recibió de la Santísima Virgen, lo confirman dos seminaristas que le oyeron contar en un intercambio de Ejercicios Espirituales para los seminaristas del Seminario Episcopal de Bérgamo. Uno de ellos era Angelo Cattaneo, futuro vicario apostólico de Honan del Sur en China, y dio testimonio en un documento dirigido a Don Miguel Rua, y otro, Stefano Scaini, que más tarde se hizo jesuita; también él dejó testimonio en un documento dirigido a los salesianos. He aquí el primer testimonio.

D. Bosco habló de las insidias que el diablo tendía a los jóvenes para distraerlos de la Confesión y les dijo que le hubiera gustado revelar a las personas que se lo pedían el estado espiritual de sus almas.
[…]
Cuando, después de un sermón a los seminaristas [de Bérgamo], uno de ellos [Angelo Cattaneo] se presentó a Don Bosco con una lista de pecados en la mano, el Santo la arrojó al fuego y luego enumeró todos esos pecados como si los estuviera leyendo. Luego dijo a sus atentos oyentes que había obtenido la promesa de Nuestra Señora de tener consigo, en el paraíso, con varios miles de jóvenes, con la condición de que rezaran un Ave María todos los días durante la misa a lo largo de su vida terrenal. (Pilla Eugenio, I sogni di Don Bosco, p. 207)

Y también la segunda.

Muy Reverendo Señor,

Muy complacido de poder aportar mi pequeño tributo de estima y afecto agradecido a la santa memoria de Don Bosco, le cuento algo que quizá no sea inútil para quienes tengan la fortuna de escribir su vida.
En el año 1861, fue el muy venerado Don Bosco a dictar los Ejercicios Espirituales a los seminaristas del Seminario Episcopal de Bérgamo, entre los que también me encontraba.
Ahora bien, en uno de sus sermones nos dijo algo así: “En cierta ocasión pude pedir a María Santísima la gracia de tener conmigo en el Paraíso a varios miles de jóvenes (creo que también dijo el número de miles, pero no lo recuerdo), y Nuestra Señora Santísima me lo prometió. Si el resto de ustedes también desea pertenecer a ese número, estaré encantado de inscribirles, con la condición de que recen un Ave María todos los días mientras vivan, y que, si es posible en el momento de oír la Santa Misa, o mejor dicho en el momento de la Consagración”.

No sé qué opinaron los demás de esta propuesta, pero por mi parte la acogí con alegría, dada la alta estima en que me tenía Don Bosco en aquellos días, y no falté ni un solo día que recuerde recitando el Ave María según esta intención. Pero con el paso de los años me asaltó una duda, que hice resolver al propio Don Bosco; y he aquí cómo.
La tarde del 3 de enero de 1882, encontrándome en Turín camino de Chieri para ingresar en el Noviciado de la Compañía de Jesús, pedí y obtuve permiso para hablar con Don Bosco. Me recibió con gran amabilidad, y habiéndole dicho que estaba a punto de entrar en el Noviciado de la Compañía, me dijo: – ¡Oh! ¡cómo lo disfruto! Cuando oigo que alguien entra en la Compañía de Jesús, siento tanto placer como si entrara entre mis salesianos.
Así que le dije: – Si me lo permite, me gustaría pedirle que me aclarara algo que me toca muy de cerca. Dígame, ¿recuerda cuando vino al seminario de Bérgamo para darnos los Ejercicios Espirituales? – Sí, me acuerdo. – ¿Recuerda que nos habló de una gracia pedida a la Virgen, etc.? – y le recordé sus palabras, el pacto, etc. – Sí, lo recuerdo – bueno, siempre he recitado ese Ave María; siempre la recitaré… pero… Su Señoría nos ha hablado de miles de jóvenes; yo ya estoy fuera de esta categoría… y por eso temo no pertenecer al número afortunado…

Y Don Bosco con gran confianza: – Siga rezando ese Ave María y estaremos juntos en el Paraíso. – Así que, habiendo recibido la Santa Bendición y besado su mano con afecto, me marché lleno de consuelo y de la dulce esperanza de encontrarme un día en el Paraíso con él.
Si Su Señoría cree que esto puede ser de alguna gloria para Dios y de algún honor para la santa memoria de Don Bosco, sepa que estoy muy dispuesto a confirmar la sustancia de ello incluso con juramento.
Lomello, 4 de marzo de 1891.

Muy humilde y devoto servidor
V. Stefano Scaini S.I
. [MB VI,846].

Estos testimonios dejan claro hasta qué punto la salvación eterna estaba en el corazón de Don Bosco. En todas sus iniciativas educativas y sociales, muy necesarias por otra parte, no perdía de vista el objetivo último de la vida humana, el Paraíso. Quería preparar a todos para este último examen de la vida, y por eso insistía en que se acostumbrara también a los jóvenes a hacer el ejercicio de la buena muerte cada fin de mes, recordando las últimas cosas, también llamadas los novissimos: la muerte, el juicio, el Cielo y el infierno. Y para ello había pedido y obtenido esta gracia especial de María Auxiliadora.
Por supuesto, hoy nos parece extraño que esta oración se hiciera durante la Santa Misa y también en el momento mismo de la Consagración. Pero, para entenderlo, hay que recordar que en tiempos de Don Bosco la Misa se celebraba íntegramente en latín, y como la inmensa mayoría de los fieles no conocía esta lengua, era fácil distraerse en lugar de rezar. Para poner remedio a esta inclinación humana solía recomendar diversas oraciones durante la celebración.

¿Podemos hoy recitar este Ave María al final de la celebración? El propio Don Bosco nos lo hace entender: “posiblemente durante el tiempo que escucháis la Santa Misa…”. Es más, las normas litúrgicas actuales no recomiendan insertar otras oraciones fuera de las del Misal.
¿Podemos esperar que este Ave María también nos añada al número de beneficiarios de la promesa? Viviendo en gracia de Dios, haciéndolo toda la vida, y por la respuesta de Don Bosco a Stefano Scaini: “Sigue recitando ese Ave María y estaremos juntos en el Paraíso”, podemos responder afirmativamente.




Carta del Rector Mayor tras su nombramiento como cardenal

A la atención de mis hermanos salesianos (sdb) A la atención de la Familia Salesiana

Mis queridos hermanos y hermanas: recibid mi saludo fraterno lleno de afecto sincero y sentido.
Después de la inesperada noticia (ante todo para mí), en la que el Santo Padre, Papa Francisco, anunciaba también mi nombre entre las 21 personas que había elegido para ser breados’ Cardenales de la Iglesia en el próximo Consistorio del 30 de septiembre, se habrán sucedido en miles de personas la pregunta: ¿Y ahora qué sucede? ¿Y cómo queda la Congregación en un futuro próximo? Podéis comprender que esas mismas preguntas me las he hecho yo, al mismo tiempo que presentaba al Señor, en la Fe, este don que nos ha hecho el Papa Francisco como Congregación Salesiana y como Familia de don Bosco. No debe cabernos ninguna duda de cuánto nos quiere el Papa; de igual modo el Papa Francisco sabe cuánto lo queremos todos nosotros y cómo lo sostenemos, en lo posible, a través de nuestra oración y afecto.
A la media hora del anuncio que dio en el Ángelus del pasado domingo, 9 de julio, el Santo Padre me hizo llegar en mano una carta en la que me pedía que fuera a hablar con él en cuanto me fuera posible, a fin de acordar los tiempos necesarios en mi servicio como Rector Mayor para el bien, ante todo, de la Congregación. Él mismo me hablaba en dicha carta de la preparación del próximo Capítulo General.
En la tarde de ayer fui recibido por el Papa Francisco con un diálogo fraterno y de mutuo afecto y, ahora, me encuentro en la disposición de poder compartir con toda la Congregación Salesiana y nuestra Familia en el mundo, las disposiciones concretas según la voluntad del Santo Padre.

Tales disposiciones son las siguientes:
– podremos adelantar un año el Capítulo General 29; es decir, que en el mes de febrero del año 2025 tendría lugar el mismo;
– el Papa ha visto con buenos ojos, por el bien de nuestra Congregación, que después del Consistorio del día 30 de septiembre yo pueda seguir como Rector Mayor hasta el 31 de julio del 2024, es decir, hasta la conclusión de la sesión plenaria del Consejo General del tiempo estival europeo;
– después de esa fecha yo presentaré mi renuncia como Rector Mayor por haber sido llamado por el Santo Padre para el servicio que él me encomendará. Así me lo ha comunicado;
– a tenor del artículo 143 de nuestras Constituciones, por el motivo de “cese en el cargo de Rector Mayor”, al ser llamado por el Papa Francisco para otro servicio, el Vicario, don Stefano Martoglio, asumirá el gobierno de la Congregación hasta la celebración del CG29;
– el Capítulo General 29 será convocado por mí, al menos un año antes de su celebración, tal como establecen nuestras Constituciones y Reglamentos (Regí. 111), y será el Vicario, don Stefano, quien lo presidirá;
– en todo este tiempo seguiremos adelante con el programa establecido en la animación y gobierno de la Congregación, pero añadiendo el esfuerzo de todos los miembros del Consejo General y de algún visitador extraordinario nombrado por el Rector Mayor, a fin de realizar todas las visitas extraordinarias (incluidas las que corresponderían al año 2025). De este modo se podrá llegar al CG29 con una visión completa del momento presente de toda la Congregación;
– de todos los demás elementos relacionados con el Capítulo General haré llegar la información detallada cuando se haga efectiva la convocatoria oficial del mismo.

Me resta decir, por último, lo que quizá muchos se pregunten ¿Qué me va a encomendar el Santo Padre? Todavía no me lo ha dicho, y entiendo que con tanto tiempo por delante eso es lo mejor. Sí pido a todos mis hermanos salesianos y a nuestra querida Familia Salesiana que sigamos intensificando nuestra oración. Ante todo, por el Papa Francisco. Esta fue su petición en el momento del saludo final. Nos pidió que rezáramos por él. Y también os pido la oración por lo que viviremos en este año como Congregación y como Familia Salesiana.
Ciertamente también os pido que recéis por mí ante la perspectiva del nuevo servicio en la Iglesia que, como hijo de Don Bosco, acepto en obediencia, sin haberlo buscado ni deseado. Nuestro Amado Padre Don Bosco es testigo de esto ante el Señor Jesús.
Y desde aquí, desde la Basílica de María Auxiliadora, Ella, la Madre, nos seguirá acompañando. Creo, como Don Bosco en el sueño de los nueve años -del cual se cumplirá el próximo año el segundo centenario-, que “a su tiempo lo comprenderemos todo”. En nuestro Padre Don Bosco esto aconteció al final de su vida, ante el altar de María Auxiliadora en la Basílica del ‘Sagrado Corazón de Jesús’ que se había consagrado el día anterior, en aquel 16 de mayo de 1887. Lo ponemos todo en las manos del Señor y de su Madre.
Un saludo con inmenso afecto,

Prot. 23/0319
Turín, 12 de julio de 2023




Segundo Congreso de Coadjutores de África

El Segundo Congreso Regional de Coadjutores Salesianos de la Región África-Madagascar se celebró del 24 al 29 de mayo de 2023 en Yaundé, Camerún, en la Visitaduría “Nuestra Señora de África” del África Ecuatorial Tropical (ATE). El lema del Congreso: “Caminando con Rafael y Tobías, pedaleando con Artémides”, guió las jornadas de profundización en el carisma, con el objetivo de promover la identidad vocacional del salesiano coadjutor y ofrecer una visión que ayude en la formación permanente. Presentamos la ponencia del Consejero Regional, don Alphonse Owoudou.

Introducción
El Capítulo General 28 nos planteó un reto de identidad en forma de pregunta: “¿Qué clase de Salesianos para los jóvenes de hoy?” Esta pregunta puede volver a nosotros durante este Congreso de los Hermanos Salesianos: ¿Qué Hermanos Salesianos para los jóvenes de África y Madagascar de hoy? Las diversas reflexiones que han alimentado estas jornadas nos dan motivos para redibujar constantemente el retrato de cada uno de nuestros hermanos laicos consagrados, y a ello vamos a contribuir contemplando un libro de la Biblia, el libro de Tobías, una historia extremadamente profética, pedagógica y pastoral. Veremos, a través de una perspectiva analógica y en parte hermenéutica, cómo y en qué medida, como Don Bosco y particularmente como San Artémides Zatti, el Coadjutor está llamado a convertirse en un padre espiritual y un compañero competente para los jóvenes, por no decir un verdadero “sacramento de la presencia salesiana”.

1. Caminando con Rafael y el joven Tobías
La historia de Rafael y Tobías es un fascinante relato bíblico sobre un joven llamado Tobías y su ángel de la guarda, Rafael. Me gustaría resumir la vida de Tobías dándole la palabra: “Yo, Tobías, caminé en la verdad e hice lo correcto. Daba limosna a mi familia y a los cautivos asirios en Nínive y visitaba a menudo Jerusalén para las fiestas, llevando ofrendas y diezmos. Cuando crecí, me casé y tuve un hijo llamado Tobías. Deportada por Senaquerib, me abstuve de comer su comida y Dios me concedió misericordia ante él. A través de mi sobrino Ahikar, conseguí regresar a Nínive, donde ayudé a los huérfanos, a las viudas y a los extranjeros según la ley de Moisés”.

Acusado por uno de los ciudadanos, Tobit es tristemente arruinado, e incluso cegado por los excrementos de un pájaro que caen sobre su rostro. Y recordamos la disputa con su mujer (cap. 2), que había traído una oveja, y el marido ciego pensó que la había robado, lo que enfureció a su mujer e insultó a su marido ciego. Tobit tenía un hijo, al que había dado su propio nombre. El arcángel Rafael se le apareció a este joven en forma humana y le ofreció su ayuda. Rafael acompaña a Tobías en una difícil misión, un peligroso viaje para recoger dinero para su familia (capítulo 4). Durante el viaje, Rafael ayuda a Tobías a derrotar a un demonio que ha matado a los maridos de su futura esposa y cura la ceguera de Tobías. Al final del viaje, Tobías se casa con Sara, la hija de un pariente lejano, y Rafael revela su verdadera identidad como ángel de Dios.

El laico salesiano Artémides Zatti fue un religioso y un hombre cercano a sus hermanos y hermanas, especialmente a los que sufrían. Dedicó su vida a ayudar a los enfermos y a los pobres de Argentina. Zatti era un joven de familia pobre que empezó a trabajar a los cuatro años para ayudar a su familia. Más tarde emigró a Argentina con su familia en busca de una vida mejor. Aquejado de tuberculosis, se recuperó e ingresó en la orden salesiana.
Zatti trabajó como farmacéutico y también dirigió un hospital, donde se le describía como muy entregado a los enfermos y los pobres. También participó en actividades religiosas y fue considerado un candidato potencial a la canonización. Zatti era conocido por su compasión y dedicación a los pacientes, sus conocimientos médicos, su trabajo para ampliar el hospital y su legado duradero. Su bicicleta se convirtió en un símbolo de su vida dedicada a los demás, que utilizaba para recorrer la ciudad visitando a los enfermos pobres. Zatti rechazó los regalos para sí mismo, prefiriendo seguir utilizando su bicicleta, que consideraba un medio de transporte suficiente para cumplir su misión de cuidar a los enfermos y servir a los demás.

2. Los dos tweets del Papa Francisco y una bicicleta
1. El hermano salesiano Artémides Zatti, lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso dar las “gracias” asumiendo las heridas de los demás: curado de tuberculosis, dedicó toda su vida a cuidar los enfermos con amor y ternura.
2. La fe cristiana nos pide siempre caminar junto a los demás, salir de nosotros mismos hacia Dios y nuestros hermanos. Y saber dar gracias, superando la insatisfacción y la indiferencia que afean nuestro corazón.

El Papa Francisco, hablando de Zatti, insiste en “caminar juntos”, es decir, compartir y unirse por amor para ayudar a los que sufren. Zatti dedicó toda su vida a servir a los más desfavorecidos, utilizando su bicicleta como medio de transporte para ir a los barrios pobres de la ciudad y ayudar a los enfermos. Su bicicleta se convirtió así en un poderoso símbolo de los valores que compartía: humildad, generosidad y sencillez.
De hecho, Zatti no mostró especial interés en poseer un auto o incluso un ciclomotor cuando sus amigos quisieron regalárselo. La bicicleta era todo lo que necesitaba para lograr su noble objetivo: ayudar a las personas más necesitadas de ayuda. Su elección del medio de transporte también reflejaba otra característica intrínseca de su personalidad: el amor incondicional que repartía sin restricciones ni condiciones a aquellos que no tenían la suerte de recibir tanto simplemente porque sus circunstancias sociales o económicas no se lo permitían.
Cada gesto de Zatti resonaba profundamente en todos, invitando a todos a seguir su ejemplo. Caminar juntos significa estar disponible psicológica y físicamente para que cada persona pueda sentirse sostenida por quienes la rodean, pero sobre todo servir a los demás con amabilidad y compasión como él mismo cuidó de ellos durante tantos años. Estas acciones son un reflejo concreto del mensaje esbozado por el Papa Francisco sobre “caminar juntos”: tender la mano a los que sufren para prever colectivamente una mejora general del bienestar de la comunidad mediante una actitud general de mayor solidaridad y calidez hacia los demás en nuestra vida cotidiana.

3. ¿Nuestra misión de acompañamiento y sinodalidad?

Esta historia del Libro de Tobías es un excelente ejemplo de la importancia y el papel crucial que desempeñan el acompañamiento, la sinodalidad y la solidaridad en nuestra misión común de servicio a los demás.
Rafael acompañó a Tobías durante todo su viaje, incluidos los incidentes, adaptándose a cada situación y tomándose el tiempo necesario para responder a sus preguntas, asistir a sus compañeros y ayudar a los que sufrían. Su papel era animar, incitar y empujar a Tobías a superar los retos a los que se enfrentaba para que pudiera llegar a su destino. Pero hizo más que eso: también le prestó ayuda práctica en situaciones en las que se veía impotente ante las fuerzas invisibles que le controlaban.

Es más, Rafael no trabajó solo durante el viaje; trabajó mano a mano con Tobías para encontrar soluciones adaptadas a las circunstancias. Comprendió que, para ser eficaz, tenía que escuchar las peticiones del joven, respetar su estilo de liderazgo personal y crear un sistema de cooperación entre ambos para alcanzar el objetivo final que compartían: derrotar a Asmodeo y curar a su padre.
Rafael y Tobías nos enseñan que para ofrecer un ‘coaching’ real, útil, rentable y satisfactorio, debemos estar atentos a las necesidades de los demás, salir de nuestra zona de confort si es necesario, escuchar activamente lo que tienen que decir, mostrar empatía, pero sobre todo trabajar juntos para que cada uno pueda contribuir, según sus capacidades específicas, a alcanzar los objetivos comunes que todos compartimos. Este aprendizaje es más actual que nunca, porque sin colaboración entre las personas con objetivos comunes, su misión se verá comprometida.

4. Una vocación “médica” y pastoral
Rafael, que significa “Dios cura”, es conocido como uno de los arcángeles de la Biblia, a menudo asociado con la curación y la protección. Del mismo modo, Zatti era considerado un sanador y protector de los enfermos y pobres de su comunidad. Pero esta terapia tenía lugar a varios niveles. El amor de Zatti por la pobreza, su desapego por las cosas materiales y su disposición a aceptar e incluso mendigar lo que consideraba necesario para el bienestar de sus pacientes, son algunos de los rasgos que le asemejan a Jesús, que en realidad era un rabino laico y sanador. Siempre estaba disponible a cualquier hora del día y de la noche y con cualquier clima, y viajaba en los viejos carros de madera de los campesinos si lo encontraban camino a casa de un paciente. También era humilde y tenía una baja opinión de sí mismo, a pesar de los esfuerzos de sus benefactores por elevarle a sus propios ojos y a los del mundo. La fuerte vida interior del santo Coadjutor, llena de amor a Dios y de total confianza en la bondad de la divina providencia, su confesión regular y su amor por el Santísimo Sacramento le asemejaban a Don Bosco. A menudo leía a los enfermos pasajes de la vida de los santos y, al final del día, les daba una notita para la noche. El buen humor de Zatti también se basaba en los sólidos cimientos de su vida espiritual y consagrada, y siempre mostraba alegría y buena voluntad en el cumplimiento de sus deberes para con los enfermos y los desafortunados. También fue un pacificador, ayudando a resolver los conflictos entre los miembros de su personal y los médicos de Viedma y de la Patagonia. Estas características de nuestro santo Coadjutor se destacan aquí porque son también un poderoso antídoto contra los enemigos de nuestros tres votos, contra la indiferencia y la pereza pastoral, contra el actual distanciamiento entre los destinatarios y nosotros mismos, y el camino real que nos aleja del arribismo que se disfraza de clericalismo en el mundo religioso.
En la escuela del ángel Rafael y Zatti, descubrimos que para nosotros, Salesianos de Don Bosco, también somos portadores de la Buena Noticia, que a menudo consiste, como anunció Jesús en la sinagoga (Lucas 4), en curar y restablecer. Esta función “médica” es una parte importante de nuestra misión al servicio de los jóvenes y de los pobres. Y si la “enfermedad”, como la pobreza, puede adoptar diferentes rostros, los salesianos en general, y los salesianos coadjutores en particular, somos conocidos por nuestras diversas luchas contra los males y las diversas formas de precariedad, de ahí nuestra inmensa labor en escuelas, orfanatos, hospitales, oratorios y en los talleres y laboratorios de nuestros centros de formación profesional y escuelas técnicas superiores. Y en nuestra Región, al igual que en la Congregación, varias Inspectorías, obras y miembros de la Familia Salesiana están implicados en actividades directamente relacionadas con la salud, incluyendo hospitales, clínicas y centros de atención para ancianos. La salud se considera un aspecto importante del bienestar de los jóvenes y de los pobres, e intentamos, con Don Variara, con Zatti y otros, responder a sus exigencias integral y holísticamente.
Hoy necesitamos una generación de salesianos suficientemente arraigados en el cielo, como Rafael, y profundamente apegados a los retos de la tierra, como Azarías (el sobrenombre del ángel Rafael), que se preocupen por conciliar el bien temporal con el de la eternidad, luchando contra todas las formas de enfermedad y en defensa de la salud, especialmente aquellas que afectan a los más vulnerables de nuestra sociedad. Necesitamos ángeles y compañeros que puedan aliviar nuestras enfermedades físicas, mentales y emocionales, así como los problemas de salud relacionados con la pobreza, como la desnutrición y el acceso limitado a la asistencia sanitaria. Seguimos trabajando para satisfacer estas necesidades de forma eficaz y holística, proporcionando asistencia sanitaria de calidad y trabajando para mejorar la vida de los más vulnerables.

5. Metáfora de la relación educativa y pastoral
Azarías ilustra la perfecta relación educativa entre el coadjutor salesiano y los Tobías o jóvenes de hoy. Sobre todo, si sabemos que el nombre Azarías significa en realidad ayudante, auxiliar, coadjutor. Así, del mismo modo que un ángel acompañaba a un joven hacia la madurez, el coadjutor puede y debe animar a los jóvenes a crecer y madurar en sus relaciones con sus iguales, en lo que se conoce como relaciones de igualdad, pero también en sus relaciones y deberes para con su familia y sus padres, y el mundo adulto en general, en lo que se conoce como relaciones asimétricas. Nos anima a releer esta maravillosa historia del Libro de Tobías, y a hacer nuestros los sabios consejos del anciano Tobit a su hijo, y la lección de vida y religión que Azarías da a la familia reconciliada, antes de volver a Dios, es decir, al que lo envió. Este es un detalle importante: ir y volver a Dios, el que nos envió, como esas idas y venidas en la escalera de Jacob, donde los ángeles van y vienen entre el cielo y la tierra, como para enseñar a los ángeles de hoy la unión con Dios y la predilección por los pobres de la tierra.
San Artémides Zatti nos muestra cómo podemos asimilar perfectamente este papel en nuestra vida cotidiana: dedicando su vida a ayudar a los más jóvenes y a los más pobres, hizo mucho más que limitarse a impartir enseñanzas morales. Guió a los jóvenes hacia el crecimiento personal, reconociendo sus capacidades interiores y mostrándoles cómo expresarlas. También dio ejemplo mostrando compasión por los enfermos y los pobres; demostrando con sus acciones que es posible cambiar el mundo que nos rodea a través del amor, la entrega y el sacrificio.
El Hermano Salesiano puede ser una minoría estadísticamente (en África el 9% en las provincias más ricas). Y, sin embargo, se encuentran en una posición privilegiada para captar este admirable modelo volando a las afueras de la misión con y como el ángel de la guarda, recorriendo los caminos de las dimensiones terrenales y seculares de la vida, y “pedaleando” con Zatti hasta la cabecera de los necesitados, con toda humildad y sin la arrogancia de los grandes medios y el arsenal de algunos pastores actuales. De este modo, podrán imitar al Guía celestial proporcionado por Dios en la historia de Tobías: motivar la obediencia suave hacia su anciano y ciego padre, iniciarle ante las adversidades del camino, así como tomar con valentía una decisión importante para su futuro, confiar en Dios en los momentos decisivos, en una palabra, un coraje impresionante y una profunda empatía que permitirán al muchacho un crecimiento armonioso que le conducirá hacia una autonomía reflexiva, a pesar de que sus padres, anticipando en su ansia la parábola del hijo pródigo, le esperaban cada día con preocupación. Pero el texto dice que el joven Tobías conocía el corazón de su padre y la preocupada ternura de su madre.

Conclusión
“Soy Rafael, uno de los siete ángeles presentes ante la gloria del Señor. No temáis. La paz sea contigo y bendito sea Dios por siempre. No temáis por lo que habéis visto, pues sólo era una apariencia. Bendecid al Señor, celebradlo y escribid lo que os ha sucedido”.

Al final del relato, Rafael se define como un sacramento de la presencia de Dios con Tobías. Exactamente lo que hizo y fue Jesús, lo que ilustró nuestro fundador Don Bosco y lo que nos recomienda el Rector Mayor en la tercera prioridad de este sexenio. Ser signo de otra parte, “como si nosotros también pudiéramos ver al Invisible”. Lo invisible en ambientes que sin embargo son muy visibles, en las escuelas, en la catequesis, en los talleres o, como decía Don Rinaldi, en la agricultura, donde algunos Hermanos saben cultivar y hacer fructificar la tierra y la creación. El coadjutor salesiano es una de las dos formas de la vocación consagrada salesiana, la otra es el sacerdote salesiano. Según la CG21, no son sólo individuos los que difunden el mensaje de Don Bosco, sino sus comunidades formadas por sacerdotes y laicos, fraternal y profundamente unidos entre sí, llamados a “vivir y trabajar juntos” (C 49).

La presencia significativa y complementaria de clérigos y laicos salesianos en la comunidad es un elemento esencial de su fisonomía y de su plenitud apostólica. Estamos bien situados este año, a la luz del Aguinaldo del Rector Mayor, para reiterar que el coadjutor salesiano no es un laico como los demás fieles laicos de la Iglesia. Es un religioso consagrado. Por supuesto, su vocación conserva afortunadamente una conexión real con el concepto de laicidad y sólo lo exalta en sus expresiones más bellas. En este sentido, este segundo Congreso Regional puede considerar legítimamente a cada uno de nuestros Hermanos Salesianos como ese ángel, ese arcángel descrito en el libro Tobit, que está sin cesar ante el rostro de Dios, y que recorre los caminos del mundo, volando en ayuda de los necesitados o en camino, y conduciéndolos a la alabanza y a la acción de gracias. Cada Hermano es invitado así a contemplar a Rafael que, en una kénosis admirable, renuncia a su rango angélico y desciende a recorrer los caminos polvorientos para acompañar a Tobías en el camino de la iniciación a la edad adulta. Esta metáfora invita al Hermano Salesiano a acompañar a los jóvenes de hoy hacia la plena ciudadanía como ciudadanos y creyentes, como quería nuestro fundador: amor a los padres (Rafael insta a Tobías a obedecer a su padre), compromiso social (Rafael ayuda a Tobías y supervisa operaciones milagrosas para los enfermos, castidad y amor para casarse con Sara, y lealtad para convertirse en heredero tanto de su padre como de su suegro Ragüel) y servicio divino (Rafael se proclama enviado directamente por Dios y da consejos para honrar y alabar a Dios, y amar al prójimo).
Al igual que los mensajeros bíblicos (ángeles) y los apóstoles en la historia de la Iglesia, los Hermanos Salesianos están llamados a estar disponibles, a servir a la unidad e identidad salesiana y a la plenitud apostólica participando activamente en la vida y el gobierno de la Congregación. Junto a sus hermanos diáconos y sacerdotes, acompañan a los jóvenes – y a otros hermanos – en su consagración y en sus compromisos educativos, integrando y celebrando la diversidad en el seno de la comunidad salesiana. Los Hermanos, bien dotados, formados e identificados, son pilares para los jóvenes en sus trayectorias vitales, a menudo complicadas y difíciles, del mismo modo que el Arcángel Rafael, alias Azarías, fue un pilar, una referencia social y espiritual para Tobías, que pudo así cumplir su misión de hijo y futuro padre. El largo camino de iniciación de nuestros jóvenes desde África hasta la edad adulta ya es fructífero y lo será aún más si están acompañados por figuras significativas y personas de confianza como Azarías, verdaderos ángeles de la guarda, compañeros de Emaús, capaces -como en nuestras casas de formación y en nuestras instituciones- de educar, formar y acompañar. Además de servir a la unidad, a la identidad salesiana y a la plenitud apostólica dentro de la congregación salesiana con todos sus talentos, los Hermanos Salesianos desempeñan un papel muy importante como guías y mentores de los jóvenes que aún están buscando su lugar en el mundo – una figura similar a la de Zatti o Rafael que puede ser vista como un padre espiritual.




Hacia una visión misionera renovada

Las misiones salesianas en el extranjero, una de las características de la Congregación fundada por San Juan Bosco, iniciadas durante su vida, continúan, aunque los conceptos de misión y de misioneros han cambiado debido a las necesidades de los tiempos.

Hoy nos encontramos en un contexto diferente al de los proyectos misioneros que extendieron la Congregación por América (1875), Asia (1906) y África (1980). Nuevas perspectivas e interrogantes han traído nuevas reflexiones misionológicas. Urge una visión renovada de las misiones salesianas.

En muchos países, incluso en los de antigua tradición cristiana, existen núcleos urbanos, o barrios, donde viven personas que no conocen a Jesús, otras que, después de conocerlo, lo han abandonado, u otras que viven su fe como una tradición cultural. Por tanto, hoy “las misiones” no pueden entenderse sólo en términos geográficos, de movimiento hacia “tierras de misión” como en el pasado, sino también en términos sociológicos, culturales e incluso digitales. Hoy las “misiones” se encuentran allí donde existe la necesidad de proclamar el Evangelio. Y los misioneros proceden y son enviados a los cinco continentes.

Los misioneros salesianos colaboran con la Iglesia en el cumplimiento de su misión de evangelizar (Mt 28,19-20). Anunciar el Evangelio, especialmente a los jóvenes, es la principal tarea misionera de todo salesiano. Las iniciativas salesianas para la promoción humana, motivadas por una fe profunda, son un Primer Anuncio de Jesucristo. Como educadores-pastores, cada salesiano aprecia los “rayos de la Verdad” en las culturas y otras religiones. En contextos donde el nombre de Jesús ni siquiera puede ser mencionado, lo proclamamos con el testimonio de vida salesiano personal y comunitario. Es la intencionalidad en la promoción del Primer Anuncio lo que puede ayudarnos a superar el peligro de ser vistos como proveedores de servicios sociales o trabajadores sociales en lugar de testigos de la primacía de Dios y proclamadores del Evangelio.

Los jóvenes misioneros salesianos de hoy aportan un nuevo paradigma de las misiones y un modelo renovado de misioneros: el misionero salesiano no es sólo el que da, el que lleva proyectos y quizás recauda dinero, sino sobre todo el que vive con su gente, el que da gran importancia a las relaciones interpersonales; no sólo enseña, sino sobre todo aprende de la gente a la que sirve, que no es sólo receptora pasiva de sus esfuerzos. De hecho, no es el hacer lo que cuenta, sino el ser, que se convierte en un anuncio autorizado de Jesucristo.

¿Sigue habiendo misioneros salesianos que ofrecen su vida por el testimonio de Jesús? Sí, y ya no vienen de Europa como antes, sino que vienen de todo el mundo y van por todo el mundo. Presentamos a algunos jóvenes misioneros que han respondido a la llamada divina.

Hablamos del malgache François Tonga, de 28 años, que fue como misionero a Albania para dar testimonio de su identidad religiosa cristiana y salesiana. Su tarea como aprendiz en la casa salesiana de la capital, Tirana, consiste en coordinar las clases escolares de más de 800 niños. No es un reto menor aprender la lengua y comprender la cultura albanesa, dar testimonio en un contexto mayoritariamente musulmán, aunque – gracias a Dios – no se vive en una situación de choque entre religiones, sino de respeto mutuo. Es un testimonio hecho de presencia y asistencia entre los niños pobres y marginados, y de oración por los jóvenes que encuentran cada día. Y la respuesta no se hace esperar: jóvenes, padres y colaboradores ayudan y ofrecen una buena acogida.

Este es también el caso de otro joven de 28 años, Joël Komlan Attisso, togolés de origen, que aceptó ser enviado como misionero en prácticas a la Escuela Secundaria Técnica Don Bosco de Kokopo, en la provincia de Nueva Bretaña Oriental, en Papúa Nueva Guinea. La misión, con la gracia de Dios, de ser llamado y enviado para servir a todos – y especialmente a los jóvenes – ya da sus frutos: se intercambia acogida, apertura, ayuda y amor, aunque se pertenezca a realidades culturales diferentes. Esto me trae a la memoria el sueño de Don Bosco sobre Oceanía, cuando vio una multitud de jóvenes que decían: “¡Venid en nuestra ayuda! ¿Por qué no hacéis la obra que empezaron vuestros padres?”. […] Me parece que todo esto junto indicaba que la divina Providencia estaba ofreciendo una porción del campo evangélico a los Salesianos, pero en un tiempo futuro. Sus trabajos darán fruto, porque la mano del Señor estará constantemente con ellos, si no demeritan su favor”.

Hablamos también del vietnamita Joseph Thuan Thien Truc Tran, de 30 años, coadjutor salesiano, licenciado en informática, enviado a Juba, en Sudán del Sur, donde no faltan compromisos: tres escuelas primarias, una secundaria, una escuela técnica, una parroquia, un campo de desplazados y un prenoviciado, en total, un complejo de unos 5000 alumnos. Atraído por el testimonio de un salesiano que trabajó como médico en Sudán, el P. John Lee Tae Seok decidió dar su “sí” de total disponibilidad para ser enviado a la misión indicada por sus superiores, confiando exclusivamente en la fe y en la gracia de Dios, tan necesarias en uno de los países considerados entre los más peligrosos del mundo.

Otro joven salesiano en formación que ha dado su disponibilidad para las misiones es Rolphe Paterne Mouanga, de la República del Congo (Congo-Brazzaville o antiguo Congo francés). Destinado a la casa salesiana “Don Bosco Central”di Santa Cruz, Bolivia, en un trabajo que incluye oratorio, escuela primaria, secundaria y parroquia, es uno de los dos primeros misioneros de África en este país, junto con su compatriota David Eyenga. Sus orígenes africanos le ayudan a familiarizarse con los jóvenes, que se muestran intrigados e interesados por conocerle, y esta relación se refuerza a través del deporte, al que es muy aficionado. La diversidad cultural de Bolivia es un verdadero reto, porque no se trata sólo de integrarse en la cultura local, sino también de ser flexible para adaptarse a cada situación. Sin embargo, la apertura, la aceptación, la cooperación y el compartir de los jóvenes y compañeros de trabajo le ayudan en este empeño. Quiere mostrarse abierto y dispuesto a integrarse con lo que ahora considera “su gente”.

El otro compatriota de Rolphe, David Eyenga, también fue enviado a Bolivia, pero a la casa salesiana de Kami, en Cochabamba: una presencia salesiana compleja que incluye una escuela técnica agrícola, una parroquia, una obra de asistencia y promoción social, un internado e incluso una emisora de radio. Las diferencias culturales también se dejan sentir con fuerza en esta zona, en la forma de relacionarse con los demás, especialmente en lo que se refiere a la hospitalidad, las comidas, las danzas y otras tradiciones locales. Esto requiere mucha paciencia para poder relacionarse con la mentalidad local. Se espera y se reza para que la presencia de los misioneros sea también un estímulo para las vocaciones locales.

Emmanuel Jeremia Mganda, un joven de 30 años de Zanzibar, Tanzania, es otro joven que ha escuchado la invitación de Dios a la misión. Fue enviado a la Amazonia brasileña, entre los yanomami, una tribu indígena que vive en comunidades de Maturacá. Sus tareas educativas en el oratorio y la actividad religiosa le enriquecieron pastoral y espiritualmente. La acogida que recibió, que se manifiesta también en el nombre que le dieron, «YanomamiInshiInshi» (Yanomami negro), le hizo sentirse como uno de ellos, le ayudó mucho a integrarse, a comprender y a compartir el amor por la Creación y la protección de este bien de Dios.

¿Hay esperanza de que las misiones iniciadas por Don Bosco, hace casi 150 años, continúen? ¿Que el sueño de Don Bosco – o mejor dicho – que los sueños de Don Bosco se hagan realidad? Sólo hay una respuesta: la voluntad divina no puede fallar, basta con que los salesianos renuncien a sus comodidades y confort y estén dispuestos a escuchar la llamada divina.




La cigüeña y sus deberes

La cigüeña blanca (Ciconia ciconia) es un ave de gran tamaño, inconfundible por su afilado pico rojo, su largo cuello, sus larguísimas patas y su plumaje predominantemente blanco, con plumas negras en las alas. Es migratoria por naturaleza, y su llegada en primavera a muchos países de Europa se considera un buen augurio.
Nada más llegar, estas aves comienzan a hacer o reconstruir sus nidos, en lugares altos, muchas veces en el mismo sitio.

En el pasado, cuando no había postes de soporte de la red eléctrica, los lugares más altos eran las chimeneas cubiertas de las casas, y los más cálidos eran los preferidos por las cigüeñas. Y las casas que estaban calefaccionadas aún en primavera eran aquellas en las que un recién nacido necesitaba un entorno propicio. De ahí la leyenda de la cigüeña portadora de bebés, una leyenda que se ha convertido en un símbolo. De hecho, aún hoy, en las tarjetas de felicitación a las nuevas madres aparece una cigüeña en vuelo, con un niño envuelto en su pico.

El Creador dotó a las cigüeñas de instintos superiores, lo que las convierte en aves nobles. Y son tan fieles a la tarea que les asignó la naturaleza que merecen figurar entre las primeras en el “libro de la creación”.

Lo primero que llama la atención es que suelen ser monógamas: una vez que se forma una pareja, permanecen juntas de por vida. Claro que habrá riñas en su existencia, pero éstas nunca conducen a la separación.
Casi siempre vuelven al mismo nido, reconstruyéndolo y enriqueciéndolo. Nunca se cansan de repararlo cada año y mejorarlo, aunque ello requiera esfuerzo y trabajo. Y el nido siempre está en lo alto, en chimeneas, postes eléctricos o campanarios, porque quieren proteger a sus crías de los animales salvajes.
Aunque nadie les ha enseñado, consiguen construir maravillosos nidos que pueden superar los dos metros de diámetro con ramitas y también con otros materiales que encuentran en su radio de vuelo, incluso con textiles y plásticos; no destruyen la naturaleza, sino que reciclan.
La hembra pone de tres a seis huevos, sin preocuparse de cómo mantendrá a sus crías. Una vez puestos los huevos, nunca descuida su deber de criarlos, aunque tenga que enfrentarse a malos tiempos. Si los nidos están cerca de carreteras, el ruido constante de los coches, las vibraciones causadas por los vehículos pesados o sus deslumbrantes luces por la noche no hacen que se marchen. Cuando el sol calienta de forma abrasadora, la cigüeña abre un poco las alas o se mueve de vez en cuando para refrescarse, pero no intenta ponerse a la sombra. Cuando hace frío, sobre todo por la noche, hace todo lo posible para no dejar sus huevos demasiado tiempo a la intemperie. Cuando sopla un viento fuerte, no se deja llevar y hace todo lo posible por mantenerse quieta. Cuando llueve, no se pone a cubierto para protegerse del agua. Y cuando llega incluso una granizada, resiste estoicamente a riesgo de perder la vida, pero no deja de cumplir con su deber.
Y es maravilloso este comportamiento si recordamos los instintos básicos que el Creador ha legado a todo ser vivo. Incluso en los organismos más básicos, los unicelulares, encontramos cuatro instintos básicos: nutrición, excreción, preservación del individuo (autodefensa) y preservación de la especie (reproducción). Y cuando un organismo tiene que elegir si da prioridad a uno de estos instintos, siempre prevalece el de la preservación del individuo, el de la autodefensa.
En el caso de la cigüeña, el hecho de que se quede quieta para proteger sus huevos incluso en las tormentas, incluso cuando hay una granizada que pone en peligro su vida, demuestra que el instinto de conservación de la especie es más fuerte que el de conservación del individuo. Es como si esta ave fuera consciente de que el líquido de esos huevos no es un producto generado del que pueda separarse, sino que dentro del huevo hay una vida que debe proteger a toda costa.

La cría la lleva alternándose con el macho, que no desdeña dar una muda a su consorte para permitirle que se alimente y haga algo de ejercicio. Y esto durante todo el tiempo, algo más de un mes, hasta que los huevos eclosionan y las nuevas criaturas salen a la luz. Tras este período, los padres siguen turnándose para proporcionar un lugar cálido a las crías, alimentarlas durante otros dos meses hasta que empiezan a abandonar el nido. Y hasta las tres semanas las alimentan con comida regurgitada porque sus crías son incapaces de alimentarse por sí mismas de otro modo. Se contentan con lo que encuentran: insectos, ranas, peces, roedores, lagartos, serpientes, crustáceos, gusanos, etc.; no exigen comida. Y al satisfacer esta necesidad de alimentarse, participan en el equilibrio natural, reduciendo plagas agrícolas como los saltamontes.
Aseguran la supervivencia de sus polluelos defendiéndolos de los gorriones depredadores, como los halcones y las águilas, porque saben que son incapaces de reconocer a los agresores o incluso de defenderse.
Las crías, una vez que les han crecido las alas, aprenden a volar y a buscar comida, y poco a poco abandonan el nido, como si fueran conscientes de que ni siquiera hay espacio físico para ellas, ya que el nido es de tamaño limitado. No viven a costa de sus padres, sino que se ocupan. Son aves no posesivas; no marcan su territorio, sino que coexisten pacíficamente con otras.

De este modo, las cigüeñas jóvenes empiezan a vivir como adultas, aunque aún no lo sean. De hecho, para empezar a reproducirse deben esperar su momento, hasta los 4 años, cuando se unen en parejas con otra ave del mismo temperamento, pero del sexo opuesto, y comienzan la aventura de sus vidas. Para ello tendrán que aprender que para sobrevivir deben migrar incluso distancias muy largas, luchando, buscando sus oportunidades de vivir en un lugar durante el verano y en otro durante el invierno. Y para hacerlo con seguridad, tendrán que asociarse con otras cigüeñas, que tienen su misma naturaleza e interés.

Los instintos de estas criaturas no han escapado a la observación humana. Desde la antigüedad, la cigüeña ha sido el símbolo del amor entre padres e hijos. Y es el ave que mejor representa el antiguo vínculo entre el hombre y la naturaleza.
La cigüeña blanca tiene un carácter apacible y por ello es querida por el hombre y es bien vista en todas partes; la abadía de Chiaravalle incluso la quiso en su escudo de armas junto al báculo pastoral y la mitra.
Hoy en día es difícil verla en la naturaleza. No es frecuente ver un nido de cigüeña y menos aún de cerca. Pero a alguien se le ocurrió la idea de utilizar la tecnología para mostrar la vida de estas aves colocando una cámara de vídeo en directo junto a un nido en una carretera. Observar para aprender. El “libro de la naturaleza” tiene mucho que enseñarnos….


cicogna




In memoriam. Don Sergio DALL’ANTONIA, sdb

El P. Sergio Dall’Antonia, misionero salesiano y fundador de la presencia salesiana en Rumanía, terminó su peregrinación terrena en Bacau, Rumanía, el 21.02.2023, a la edad de 83 años.

Sergio Dall’Antonia nació en Pieve di Soligo (Treviso, Italia), el 11 de abril de 1939. Sus padres eran Sonia y Angelo Lombardi. En la familia había un hermano mayor, Francesco, y una hermana pequeña, Mariella, que murió al año de edad. Fue bautizado el 14 de abril, recibiendo los nombres de Sergio y Livio. A los siete años, quedó huérfano de madre.

Asistió a la escuela primaria en el pueblo y a la secundaria en la escuela salesiana Astori, en Mogliano Véneto, adonde se había trasladado la familia. Gracias al contacto con los salesianos, comprendió la llamada divina y al final del quinto curso de bachillerato pidió ser salesiano. Terminó el noviciado el 15 de agosto de 1954, bajo la dirección de Don Vigilio Uguccioni, en Albarè di Costermano, convirtiéndose en salesiano de pleno derecho.

Después del bachillerato y los estudios filosóficos en Nave (1955-1958) y en Foglizzo (1958-1959), volvió a la inspectoría para su formación práctica, realizada en Tolmezzo (1959-1961) y luego en Pordenone (1961-1962), emitiendo la profesión perpetua el 13 de agosto de 1961.

Tras sus estudios teológicos en Monteortone (1962-1966), concluidos con su ordenación sacerdotal (02.04.1966) en el Santuario Mariano de Monteortone, sus superiores le señalaron como posible futuro profesor en el estudiantado, por lo que fue enviado a Roma, a la Universidad Pontificia Salesiana, para estudiar moral (1966-1970). Debido a problemas de salud, tras sus estudios de moral, regresó a la casa de Pordenone (1970-1973) como catequista y profesor. Comenzó así a mostrar buenas dotes organizativas, artísticas y de animación, que le harían famoso.

La casa salesiana de San Luigi en Gorizia lo tuvo durante unos quince años (1973-1986): aquí se convirtió en el alma de la Asociación Juvenil Salesiana de Turismo de Isontino. Organizó fiestas para jóvenes y padres, exposiciones de arte, pero sobre todo se convirtió en el promotor de las famosas “Marcha por la Amistad”, en primavera, y “Ciclismo en Amistad», en otoño. Permanecerán en la memoria local como los únicos eventos que en los años de la Cortina de hierro permitían cruzar la frontera con Yugoslavia mostrando sólo la tarjeta de inscripción al evento. Estos actos terminaban con un plato caliente de pastasciutta ofrecido a todos los participantes, italianos y yugoslavos, por las cocinas de campaña del Ejército alojadas en los patios de San Luigi.

Durante otra década volvió a Pordenone (1986-1996), trabajando siempre en el campo de la educación, hasta que el Señor -a través de sus superiores- le pidió que fuera a Rumanía para abrir una presencia salesiana. No fue fácil, a los 57 años, trasladarse a un país desconocido, ex comunista y de mayoría ortodoxa, y aprender una lengua que no le serviría para otra cosa que para comunicar el amor de Dios a los jóvenes. Sin embargo, gracias a su voluntad (que le caracterizó durante toda su vida) partió y se convirtió en fundador de dos casas salesianas: primero en Constanța (1996-2001) y luego en Bacău, donde permanecería hasta el final de su peregrinación terrenal.

Los recuerdos de quienes le conocieron lo describen como una persona que hablaba poco, pero hacía mucho, siendo un gran e incansable trabajador. Siempre en medio de los niños, los entretenía con inteligente imaginación y creatividad. En la proclamación del mensaje cristiano, también se adentró en el mundo del Internet con espíritu juvenil, animando nada menos que cuatro blogs, sacando de su repertorio para los jóvenes “cosas viejas y cosas nuevas”.

Hombre de oración fiel, rezaba la Liturgia de las Horas íntegramente ante el sagrario y le encantaba meditar el rosario con sus hermanos todas las noches después de cenar. Era un gran devoto no sólo de la Sagrada Eucaristía, sino también de Nuestra Señora. Daba pruebas de su fe en las visitas a los santuarios marianos cercanos y no faltaba a las fiestas de la Santísima Virgen. Era fiel en su confesión quincenal y disponible como confesor, apreciado por sus hermanos, los religiosos de la zona y los fieles.
Deja un recuerdo como patriarca, como el “Don Bosco de Rumanía”.

Su fe inquebrantable se refleja también en su testamento espiritual, que reproducimos a continuación.

¡Jesús mío, perdóname! ¡Que te ame por siempre!
En caso de mi muerte, consiento en tomar de mi cuerpo algunos órganos útiles para la vida de otra persona, con el consentimiento de mi Superior directo de la casa salesiana a la que pertenezco. Los entrego voluntariamente como humilde signo de la Caridad de Cristo que se hizo todo para todos para conducirlos al Padre.

Pido perdón a mis seres queridos, a mis hermanos y a los jóvenes por el mal hecho, los malos ejemplos dados y el bien no hecho o descuidado. Que la Iglesia me acoja en su perdón y en su oración de sufragio. Si alguien siente que me ha ofendido de alguna manera, que sepa que le perdono de todo corazón y para siempre.
Que Jesús y María sean mis dulces amigos para siempre. Que me acompañen de la mano al Padre en el Espíritu Santo, obteniendo misericordia y perdón para mí. Desde el Cielo, adonde espero llegar por la Infinita Misericordia de Dios, os amaré siempre, rezaré por vosotros y pediré para vosotros todas las bendiciones del Cielo.
P. Sergio Dall’Antonia

Concédele, Señor, el descanso eterno y que brille para él la luz perpetua. ¡Descansa en paz!

A continuación le informamos de su último vídeo publicado.






¿Quién no reza?

Un granjero, en un día de mercado, se detuvo a comer en un restaurante abarrotado de gente donde solía cenar incluso la flor y nata de la ciudad. El granjero encontró sitio en una mesa donde ya estaban sentados otros clientes e hizo su pedido al camarero. Cuando lo hubo hecho, juntó las manos y recitó una oración. Sus vecinos le observaban con curiosidad llena de ironía, un joven le preguntó:
– ¿Hace siempre esto en casa? ¿Rezan realmente todos?
El granjero, que se había puesto a comer tranquilamente, respondió:
– No, incluso en casa hay algunos que no rezan.
El joven sonrió:
– Ah, ¿sí? ¿Quién no reza?
– Bueno, continuó el granjero, por ejemplo, mis vacas, mi burro y mis cerdos….

Recuerdo que una vez, después de caminar toda la noche, nos quedamos dormidos al amanecer cerca de una arboleda. Un monje que era nuestro compañero de viaje lanzó un grito y se adentró en el desierto sin descansar un solo instante.
Cuando se hizo de día le pregunté
– ¿Qué te ha pasado?
Me contestó:
– Vi ruiseñores piando en los árboles, vi perdices en las montañas, ranas en el agua y animales en los bosques. Pensé entonces que no estaba bien que todos estuvieran concentrados en alabar al Señor y que sólo yo durmiera sin pensar en él.
(Suda – Enciclopedia bizantina)




Conectarse a la mentalidad de los Milenials y la Generación Z

La comunicación involucra a distintas partes a las cuales que debemos considerar seriamente: en primer lugar, el emisor que codifica el mensaje eligiendo el medio a través del cual se transmite el mensaje del emisor al receptor. El receptor, por su parte, analiza el mensaje en su contexto y lo interpreta según la intención del emisor o de forma diferente. Por último, la feedback (retroalimentación) indica el grado de recepción del mensaje. Cualquier intento de comunicar a Cristo hoy en día comienza con la comprensión de la mentalidad de la generación joven de hoy. Este breve artículo se centrará en esta cuestión.


Una generación es un grupo que puede identificarse por el año de nacimiento y por los acontecimientos significativos que moldearon su personalidad, sus valores, sus expectativas, sus cualidades de comportamiento y sus capacidades de motivación. Los sociólogos llaman a la generación de los nacidos entre 1943 y 1960 ‘Baby Boomers’. La Generación X comprende a los nacidos entre 1961 y 1979. Los Milenials (también llamados Generación Y) son los nacidos entre 1980 y 2000. La Generación Z incluye a los nacidos después del año 2000.

Los emisores son los pastores-educadores salesianos y animadores juveniles. Los receptores son los jóvenes y adultos jóvenes de hoy que son principalmente milenials y de la Generación Z. Por eso, esta presentación se centrará en tratar de entender su mentalidad para descubrir formas de comunicarles nuestro mensaje, Jesucristo. No podemos cerrar nuestros ojos a la realidad de la ‘brecha digital’, que refleja la enorme y creciente desigualdad social entre quienes tienen fácil acceso a Internet y quienes no lo tienen, especialmente muchos jóvenes. Entonces, una respuesta importante a este artículo es la comparación de lo que se presenta aquí con el contexto específico del lector.

LOS MILENIALS
Los milenials actuales tienen cerca entre 20 y 41 años. Aprendieron a utilizar la tecnología y se hicieron dependientes de ella a una edad más temprana que las generaciones anteriores. Los milenials más jóvenes no podrían ni siquiera imaginar la vida sin los smartphones e Internet. Pertenecen a una generación muy conectada a través de los medios sociales. Viven en una época en la que un mensaje puede llegar a innumerables personas y traspasar las barreras lingüísticas, culturales y geográficas. Esto ha creado en ellos el deseo de tener toda la información que desean y proporcionar respuestas y comentarios instantáneos.

Los milenials quieren ser tenidos en cuenta teniendo la oportunidad de compartir sus pensamientos, ya que les gusta compartir ideas y elegir la mejor. Quieren formar parte de la conversación escuchando y hablando. Cuando se escuchan sus opiniones, se sienten valorados y se disponen a participar en algo de lo que se sienten parte. Los milenials quieren que su fe se integre de forma holística en sus vidas, incluso en el ámbito de la tecnología.

Los milenials son la generación de las apps. Las aplicaciones se han convertido en una herramienta para comunicarse, procesar información, comprar productos o incluso leer las escrituras y rezar. Los milenials son expertos en tecnología y utilizan aplicaciones en un promedio de dos horas al día. Quieren ser descubiertos. Son optimistas y quieren compartir, prefiriendo comunicarse con textos. Se centran en el «ahora» pero tienden a ser idealistas.

LA GENERACIÓN Z
En la actualidad, los integrantes de la Generación Z son aquellos que tienen 21 años o menos. Son los primeros en tener Internet al alcance de la mano. Son nativos digitales porque han estado expuestos a Internet, las redes sociales y los teléfonos móviles desde una edad temprana. Utilizan Internet para socializar sin distinguir entre los amigos que conocen en línea y los del mundo físico. Para ellos el mundo virtual es tan real como el mundo presencial. Siempre están conectados; el offline ya no existe para ellos. Son vigorosos contribuyentes y consumidores de contenidos en línea. Prefieren los sitios web para comunicarse e interactuar con la gente, especialmente mediante imágenes. Prefieren participar y estar conectados a través de la tecnología al alcance de su mano.

Son creativos, realistas y se centran en el futuro. Son conscientes de temas y acontecimientos que son importantes para la humanidad y tienen un gran deseo de buscar la verdad. Quieren elegir y descubrir la verdad por sí mismos. De hecho, la búsqueda de la verdad está en el centro de sus comportamientos y patrones de consumo típicos.

Los jóvenes de la Generación Z utilizan redes sociales como Facebook, WhatsApp, Twitter, Instagram, Tiktok, Tumblr, entre otros, para informarse sobre temas sociales, salud y nutrición, espiritualidad, etc., pero también son grandes usuarios de plataformas sociales anónimas como Snapchat, Secret, Whisper, donde cualquier imagen comprometedora desaparece casi al instante. Con una gran cantidad de información a su disposición, son más pragmáticos y menos idealistas que los milenials. Su constante dependencia de la red podría llevarlos a correr el riesgo de compartir en exceso su información personal en el mundo virtual y convertirse en adictos a Internet. Su carácter está formado por lo que publican sobre sí mismos en Internet y por lo que otros publican y comentan sobre ellos. Entre ellos, una gran mayoría en todos los continentes se declaran religiosos, pero no se identifican necesariamente con una religión: creen sin pertenecer, otros pertenecen sin creer. Los que dicen no pertenecer a ninguna religión concreta suelen proceder de familias sin fe religiosa o de cristianos tibios. La Generación Z es mucho menos religiosa que los milenials.

LOS MEDIOS SOCIALES
Es cierto que los medios sociales podrían obstaculizar de algún modo las auténticas relaciones interpersonales. También podría utilizarse como plataforma para la distribución y el acceso a materiales que podrían causar daños morales, sociales y espirituales. La verdad es que cualquier medio de comunicación tiene el potencial de ser utilizado para el mal. Es cierto que los medios sociales han sido utilizados, por ejemplo, para globalizar el populismo y desencadenar revoluciones como la primavera árabe y las protestas de los chalecos amarillos en Francia.

Todavía, los medios sociales también han permitido a la gente estar conectada a nivel mundial. Nos permiten a cada uno de nosotros ponernos al día de lo que ocurre en nuestras vidas, compartir ideas poderosas e invitar a la gente a conocer a Jesucristo. Los medios sociales se han convertido en nuestro patio virtual. Por eso es importante que pasemos de demonizar los medios, a educar a los jóvenes en su uso adecuado y a desarrollar su potencial para evangelizar.

COMUNICAR A CRISTO
El testimonio creíble es una condición importante para comunicar a Cristo. En el mundo virtual el testimonio implica visibilidad (manifestamos visiblemente nuestra identidad católica), verdad (nos aseguramos de ser portadores de la verdad y no de noticias falsas) y credibilidad (las imágenes que presentamos refuerzan el mensaje que queremos comunicar). Del mismo modo, la fe debe presentarse a los milenials y a la Generación Z de formas nuevas y atractivas. Esto, a su vez, les abrirá oportunidades para compartir su fe con sus compañeros. Debemos resistir la tentación de bombardear las redes sociales con mensajes e imágenes religiosas. De hecho, esto alejará a un gran número de jóvenes.
En el Primer Anuncio no se trata de las doctrinas cristianas que se deben enseñar. El adjetivo “primero “no debe entenderse en un sentido estrictamente lineal o cronológico, como el primer momento del anuncio, porque en realidad empobrece su riqueza. Es más bien “primero” en el sentido en que el término arché era entendido por los antiguos filósofos griegos como el principio o el elemento fundamental del que todo tiene su origen, o aquello de lo que todas las cosas están formadas. Es el fundamento de una nueva evangelización y de todo el proceso de evangelización.
Se trata de favorecer una experiencia sobrecogedora y emocionante capaz de suscitar un interés por la persona de Jesús. Esto eventualmente lleve a una primera adhesión a Él, o a la revitalización de la fe en Él. El primer anuncio es esa chispa que lleva a la conversión. Esta opción por Cristo es el feedback al mensaje. De aquí sigue el proceso de evangelización mediante el catecumenado y la catequesis sistemática. Sin el primer anuncio que lleva a una opción personal por Cristo, cualquier esfuerzo de evangelización será estéril. Entonces, el desafío para cada pastor-educador salesiano, para cada animador juvenil, para cada discípulo misionero no es hacer contenidos para los medios sociales. Esta es una tentación a la que hay que resistir con fuerza. Su tarea es formar y acompañar a los propios milenials y a la Generación Z para que puedan crear para sí mismos y para sus compañeros contenidos basados en la fe en los medios sociales que puedan despertar el interés por conocer a la persona de Jesucristo. En realidad, hoy los medios sociales son una plataforma privilegiada para comunicar a Cristo a los jóvenes. ¡Depende de cada uno de nosotros utilizarlos con creatividad misionera!

LOS AMBIENTES VIRTUALES JUVENILES DE HOY
Nuevas intuiciones para una perspectiva misionera
Encuesta realizada por Juan Carlos Montenegro y el P. Alejandro Rodríguez sdb, Provincia de San Francisco (SUO), EE.UU.

El mandamiento de Jesús «Id y haced discípulos» (Mt 28,19) sigue resonando en nosotros hoy. Nuestro amor por Cristo nos desafía a ir más allá de nuestras fronteras y llegar a todas las personas, especialmente a los jóvenes de la sociedad actual. Para hacer esto, necesitamos ver la realidad desde su punto de vista, comprender cómo procesan las informaciones y cómo estas afectan a su comportamiento. Sin embargo, nuestra principal misión como educadores-evangelizadores salesianos es la de acercarlos a Cristo y acercarles a Cristo a ellos.
Las diferencias generacionales pueden ser un desafío que no nos ayuda a ponernos en camino para estar «plenamente» presentes en este nuevo patio donde los jóvenes han construido su propio lenguaje, han desarrollado sus propias reglas y han creado nuevas expresiones y diferentes tipos de relaciones significativas. Este nuevo patio es un mundo virtual donde los jóvenes de hoy viven, interactúan, sueñan, se comprometen y sufren. El amor y el sello misionero de Don Bosco nos insta a abrazar esta nueva realidad con esperanza, fe y caridad pastoral.
Si no conocemos la nueva realidad a la que se enfrentan los jóvenes en el mundo virtual, nuestra propuesta y nuestro acompañamiento como educadores-evangelizadores será insignificante e irrelevante. El Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana (2015) nos llama a estar presentes en el «nuevo patio» Ahora más que nunca debemos innovar y adaptar nuestro estilo salesiano de presencia entre los jóvenes.
Para entender lo que está sucediendo en este nuevo patio virtual, el Sector Misiones realizó una encuesta en línea a nivel congregacional tratando de entender a nuestros jóvenes, qué piensan, qué hacen, qué esperan en cuanto a los contenidos, las posibilidades y el uso de redes sociales. La encuesta en línea en 6 idiomas involucró a 1.731 jóvenes de nuestras comunidades educativo-pastorales salesianas de entre 13 y 18 años de 37 países y 6 continentes diferentes. Es importante tener esto en cuenta porque las respuestas de los jóvenes que no provienen de origen salesiano pueden ser diferentes.

Puntos relevantes:
• Es sabido que el aumento del uso de Internet se asocia en los jóvenes a una disminución de la comunicación con los miembros de la familia, a una disminución de la participación en la vida social y a un aumento de la depresión y de la soledad. Estos son temas importantes a tener en cuenta sobre el acompañamiento en nuestra planificación pastoral.
• El 91% de nuestros jóvenes utiliza teléfonos móviles para acceder a las redes sociales. Estos dispositivos están asociados a problemas de comportamiento y también a posibles problemas de salud. El 75% de los encuestados está conectado a Internet durante más de 6 horas a la semana, pero puede superar las 20 horas en algunos casos. Estar conectado tiene muchas implicaciones, como el cambio del desarrollo de habilidades sociales, de las relaciones, del conocimiento, etc.

• Los jóvenes encuestados creen que las mayores amenazas en el uso de las redes sociales son el acoso en línea, la pedofilia, las noticias falsas, los acosadores y los piratas informáticos. Mientras que el 26% de nuestros jóvenes dice haber sido acosados.
• Por falta de supervisión y/o formación y acompañamiento, los jóvenes están expuestos a contenidos para adultos; la presencia educativa más urgente de los adultos comienza con los niños de 11 a 13 años porque es el momento en que, según la encuesta, son más vulnerables a contenidos de este tipo en las páginas web.
• En cuanto a nuestra presencia con contenido religioso, el 73% de los jóvenes que hicieron esta encuesta tuvo algún tipo de contacto con contenido religioso. El 48% cree que Internet ayuda a desarrollar su relación con Dios.
• Nuestros jóvenes visitan sitios web relacionados con vídeos y música, juegos, tutoriales, etc. El 88% de los encuestados prefiere el vídeo como tipo de contenido.
• Los jóvenes prefieren WhatsApp (64%), Instragram (61%), Youtube (41%), Tik Tok o Facebook (37%) y Messenger (33%). Esta información nos ayuda a mejorar nuestras formas de comunicación con ellos porque los adultos pueden esforzarse mucho por estar presentes en plataformas donde los jóvenes no están. Quizás los mejores canales de comunicación podrían ser Facebook para los padres e Instagram para nuestros jóvenes.

Esta encuesta es una poderosa llamada que nos desafía a los educadores y evangelizadores de jóvenes a estar presentes entre nuestros jóvenes de una manera relevante y significativa en las redes sociales.