En 1935, tras la canonización de Don Bosco en 1934, los salesianos se ocuparon de recoger testimonios sobre él. Un tal Pietro Pons, que de niño había asistido al oratorio festivo de Valdocco durante unos diez años (de 1871 a 1882), y que también había cursado dos años de escuela primaria (con las aulas bajo la Basílica de María Auxiliadora) el 8 de noviembre dio un hermoso testimonio de aquellos años. Extractamos algunos pasajes del mismo, casi todos inéditos.
La figura de Don Bosco
Era el centro de atracción de todo el Oratorio. Así lo recuerda nuestro antiguo oratoriano Pietro Pons a finales de los años 70: “Ya no tenía vigor, pero siempre estaba tranquilo y sonriente. Tenía dos ojos que perforaban y penetraban la mente. Aparecía entre nosotros: era una alegría para todos. D. Rua, D. Lazzero estaban a su lado como si tuvieran al Señor en medio de ellos. D. Barberis y todos los muchachos corrían hacia él, rodeándolo, algunos caminando a los costados, otros detrás de él para tener el rostro vuelto hacia él. Era una fortuna, un codiciado privilegio poder estar cerca de él, hablar con él. Se paseaba hablando y mirando a todo el mundo con esos dos ojos que giraban a todos los lados, electrizando los corazones de alegría”.
Entre los episodios que se le han quedado grabados 60 años después, recuerda dos en particular: “Un día… apareció solo en la puerta principal del santuario. Entonces una bandada de muchachos se abalanzó sobre él como una ráfaga de viento. Pero él sostiene en la mano el paraguas, que tiene un mango y una asta tan gruesa como la de los campesinos. Lo levanta y, utilizándolo como una espada, hace malabarismos para repeler aquel afectuoso asalto, ahora a la derecha, ahora a la izquierda, para abrirse paso. Toca a uno con la punta, a otro a un lado, pero mientras tanto los otros se acercan por el otro lado. Así continúa el juego, la broma, alegrando los corazones, deseosos de ver al buen Padre regresar de su viaje. Parecía un cura de pueblo, pero de los buenos”.
Los juegos y el pequeño teatro
Un oratorio salesiano sin juegos es impensable. El anciano antiguo alumno recuerda: “el patio estaba ocupado por un edificio, la iglesia de Maria A. y al fondo un muro bajo… una especie de caseta descansaba en la esquina izquierda, donde siempre había alguien para vigilar a los que entraban… Nada más entrar a la derecha, había un columpio con un solo asiento, luego las barras paralelas y la barra fija para los niños mayores, que se divertían haciendo sus piruetas y saltos mortales, y también el trapecio, y el paso volador simple, que estaban, sin embargo, cerca de las sacristías, más allá de la capilla de San José”. Y de nuevo: “Este patio tenía una hermosa longitud y se prestaba muy bien a las carreras de velocidad que partían del lado de la iglesia y volvían allí a la vuelta. También se jugaba a los ataúdes rotos, a las carreras de sacos y a las piñatas. Estos últimos juegos se anunciaban desde el domingo anterior. También se jugaba a la cucaña, pero el árbol se plantaba con el extremo delgado en la parte inferior para que fuera más difícil subir. Había loterías y el boleto se pagaba a uno o dos céntimos. Dentro de la casita había una pequeña biblioteca guardada en un armario”.
Al juego se unía el famoso “pequeño teatro” en el que se representaban auténticos dramas como “El hijo del cruzado”, se cantaban los romances de Don Cagliero y se presentaban “musicales” como el del Zapatero personificado por el legendario Carlo Gastini [un brillante animador de los antiguos alumnos]. La obra, a la que asistían gratuitamente los padres, se celebraba en la sala situada bajo la nave de la iglesia de María A., pero el antiguo oratorio recuerda también que “una vez se representó en la casa Moretta [la actual iglesia parroquial, cerca de la plaza]. Allí vivía gente pobre en la más escuálida miseria. En los sótanos que se ven bajo el balcón había una pobre madre, que al mediodía llevaba a su Carlos, con el cuerpo rígido por una enfermedad, sobre los hombros para que tomara el sol”.
Servicios religiosos y reuniones formativas
En el oratorio festivo no faltaban los servicios religiosos de los domingos por la mañana: santa misa con comunión, oraciones del buen cristiano; seguidos por la tarde de recreo, catecismo y sermón de don Giulio Barberis. Ya anciano, “D. Bosco nunca venía a decir misa ni a predicar, sino sólo a visitar y a quedarse con los chicos durante el recreo… Los catequistas y los asistentes tenían a sus alumnos con ellos en la iglesia durante los oficios y les enseñaban el catecismo. A todos se les impartía una pequeña doctrina. Cada fiesta había que memorizar la lección y también la explicación”. Las fiestas solemnes terminaban con una procesión y una merienda para todos: “A la salida de la iglesia después de la misa había un desayuno. Un joven a la derecha de la puerta daba la hogaza de pan, otro a la izquierda le ponía dos fetas de salami con un tenedor”. Aquellos chicos se contentaban con poco, pero estaban encantados. Cuando los chicos internos se unían a los oratorianos para cantar las vísperas, ¡sus voces se oían en Via Milano y Via Corte d’appello!
Las reuniones de los grupos de formación también se celebraban en el oratorio festivo. En la casita cercana a la iglesia de San Francisco, había “una sala pequeña y baja con capacidad para unas veinte personas… En la sala había una pequeña mesa para el conferenciante, había bancos para las reuniones y conferencias de los mayores en general, y de la Compañía de San Luis, casi todos los domingos”.
¿Quiénes eran los oratorianos?
De sus casi 200 compañeros – aunque su número disminuía en invierno debido al regreso de los temporeros con sus familias – nuestro vivaracho anciano recordaba que muchos eran de Biella “casi todos ‘bic’, es decir, que llevaban el cubo de madera lleno de cal y la cesta de mimbre llena de ladrillos a los albañiles de los edificios”. Otros eran “aprendices de albañil, mecánico, hojalatero”. Pobres aprendices: trabajaban de la mañana a la noche todos los días y sólo los domingos podían permitirse un poco de recreo “en casa de Don Bosco” (como se llamaba su oratorio): “Jugábamos al burro que vuela, bajo la dirección del entonces señor Milanesio [futuro sacerdote que fue un gran misionero en la Patagonia]. El Sr. Ponzano, más tarde sacerdote, era profesor de gimnasia. Nos hacía hacer ejercicios con el peso corporal, con palos, y otros aparatos”.
Los recuerdos de Pietro Pons son mucho más amplios, tan ricos en sugerencias lejanas, como impregnados de una sombra de nostalgia; esperan ser conocidos en su totalidad. Esperamos hacerlo pronto.
Beato Alberto Marvelli: faro de fe y compromiso social en el siglo XX
En el panorama de los grandes testigos de la fe del siglo XX, el nombre de Alberto Marvelli brilla como un ejemplo luminoso de entrega cristiana y compromiso social.Nacido en Ferrara en 1918 y residente en la Rímini de la posguerra, Alberto encarnó los valores del Evangelio a través de una vida dedicada al servicio de los más débiles y necesitados.Beatificado por el Papa Juan Pablo II en 2004, su figura sigue inspirando a jóvenes y adultos en el camino de la fe y la acción social.
Una infancia de valores y espiritualidad Alberto Marvelli nació el 21 de marzo de 1918, el segundo de los siete hijos de Alfredo Marvelli y Maria Mayr. Su familia, profundamente cristiana, le inculcó desde niño valores de fe, caridad y servicio. Su madre, en particular, ejerció una gran influencia en su formación espiritual, transmitiéndole el amor a la oración y la preocupación por los necesitados. La familia Marvelli era conocida por su generosidad y hospitalidad, abriendo a menudo su casa a cualquier persona necesitada. Durante sus años de bachillerato en Rímini, Alberto se distinguió no sólo por su excelencia en los estudios, sino también por su compromiso con el deporte y las actividades sociales. Apasionado del ciclismo y el atletismo, veía en el deporte un medio para fortalecer el carácter y promover valores como la lealtad y la disciplina.
Sus años universitarios y su vocación social Matriculado en la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Bolonia, Alberto abordó sus estudios con seriedad y pasión. Pero además de su compromiso académico, dedicó tiempo y energía a la Acción Católica, un movimiento que desempeñó un papel fundamental en su crecimiento espiritual y su compromiso social. Organizaba grupos de estudio, encuentros espirituales y proyectos de voluntariado, implicando a sus compañeros de universidad en iniciativas a favor de los más desfavorecidos. Su habitación se convirtió en lugar de encuentro para debatir cuestiones sociales y religiosas. En ella, Alberto animaba a sus compañeros a reflexionar sobre el papel de los laicos en la Iglesia y en la sociedad, promoviendo la idea de que todo cristiano está llamado a ser testigo activo del Evangelio en el mundo.
La guerra: una prueba de fe y valor Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Alberto fue llamado a las armas. Incluso en el entorno militar, no dejó de dar testimonio de su fe, compartiendo momentos de oración con sus compañeros de armas y ofreciendo apoyo moral en un momento de gran incertidumbre y miedo. Después del 8 de septiembre de 1943, con el armisticio italiano, regresó a Rímini, encontrando una ciudad devastada por los bombardeos y la ocupación nazi. En este dramático contexto, Alberto se implicó activamente en la Resistencia, ayudando a los prisioneros aliados y a los judíos a escapar de las manos de los nazis. Arriesgó su vida en numerosas ocasiones, demostrando un valor extraordinario y una fe inquebrantable.
Caridad sin fronteras Una de las imágenes más emblemáticas de Alberto es la de él recorriendo en bicicleta las destruidas calles de Rímini, cargado de alimentos, ropa y medicinas para distribuir entre los necesitados. Su bicicleta se convirtió en un símbolo de esperanza para muchos ciudadanos. No hacía distinción de personas: ayudaba a italianos, extranjeros, amigos y enemigos, viendo en todos el rostro de Cristo sufriente. Abrió las puertas de su casa a los evacuados, organizó comedores para los pobres y trabajó para encontrar alojamiento a los sin techo. Su entrega fue total e incondicional. Como escribió en su diario: “Cada pobre es Jesús. Cada acto de caridad es un acto de amor hacia Él”.
Vida interior y profunda espiritualidad A pesar de sus compromisos sociales y políticos, Alberto nunca descuidó su vida espiritual. Participaba diariamente en la Eucaristía, dedicaba tiempo a la oración y la meditación, y confiaba constantemente en la Providencia divina. Su diario personal revela una profunda unión con Dios y un ardiente deseo de ajustarse a la voluntad divina en todos los aspectos de su vida. Escribió: “Dios es mi felicidad infinita. Debo ser santo, de lo contrario nada”. Este afán de santidad impregnaba cada uno de sus gestos, grandes o pequeños. La confesión regular, la adoración eucarística y la lectura de las Sagradas Escrituras fueron para él momentos esenciales de crecimiento espiritual.
El compromiso político como forma de caridad En la posguerra, Alberto participó activamente en la reconstrucción moral y material de la sociedad. Se afilió a la Democracia Cristiana, viendo en la política un medio para promover el bien común y la justicia social. Para él, la política era una forma elevada de caridad, un servicio desinteresado a la comunidad. Como concejal de Obras Públicas de Rímini, trabajó incansablemente para mejorar las condiciones de vivienda de los pobres, promovió la reconstrucción de escuelas y hospitales y apoyó iniciativas para la reactivación económica de la ciudad. Rechazó cualquier forma de corrupción o compromiso moral, poniendo siempre en el centro las necesidades de los más vulnerables.
Testimonios de una vida extraordinaria Son muchos los testimonios de quienes conocieron personalmente a Alberto. Amigos y colegas recuerdan su sonrisa, su disponibilidad y su capacidad de escucha. Solía decir: “No podemos amar a Dios si no amamos a nuestros hermanos”. Esta convicción se traducía en gestos concretos, como acoger en su casa a familias desplazadas o renunciar a su propia comida para dársela a los hambrientos. Su estilo de vida sencillo y austero, combinado con una profunda alegría interior, atrajo la admiración de muchos. Nunca buscó el reconocimiento ni la gloria personal, sino que actuó siempre con humildad y discreción.
Tragedia y beatificación El 5 de octubre de 1946, con sólo 28 años, Alberto murió trágicamente en un accidente de coche cuando se dirigía en bicicleta a un mitin electoral. Su repentina muerte fue un duro golpe para la comunidad. Sin embargo, su funeral se convirtió en una efusión de afecto y gratitud: miles de personas se reunieron para rendir homenaje a un joven que lo había dado todo por los demás. La fama de santidad que rodeaba su figura propició el inicio del proceso de beatificación en la década de 1990. El 5 de septiembre de 2004, durante una ceremonia en Loreto, el Papa Juan Pablo II lo proclamó Beato. La beatificación no fue sólo un reconocimiento personal, sino también un mensaje a los jóvenes de todo el mundo: la santidad es posible en cualquier estado de vida, incluso en el laicado y en el compromiso social y político.
Herencia y actualidad La figura de Alberto Marvelli sigue siendo un punto de referencia para quien desee conjugar fe y acción social. Su vida testimonia que es posible vivir el Evangelio en lo cotidiano, comprometiéndose con la justicia, la solidaridad y el bien común. En una época caracterizada por el individualismo y la indiferencia, el ejemplo de Alberto nos invita a redescubrir el valor del amor al prójimo y de la responsabilidad social. Hoy, varias asociaciones e iniciativas llevan su nombre, promoviendo proyectos de solidaridad, formación espiritual y compromiso cívico. Su vida se cita a menudo como ejemplo en cursos educativos y catequéticos, inspirando a las nuevas generaciones a seguir su camino.
Reflexiones finales El mensaje de Alberto Marvelli es de extraordinaria actualidad. Su capacidad de unir fe profunda y acción concreta es una respuesta a los desafíos de nuestro tiempo. Muestra que la santidad no está reservada a unos pocos elegidos, sino que es un camino accesible a cualquiera que esté abierto al amor de Dios y al servicio de los hermanos. En un pasaje de su diario, Alberto escribió: “Cada día es un don precioso para amar más”. Esta frase encierra la esencia de su espiritualidad y puede ser un faro para todos aquellos que desean vivir una vida con sentido y orientada al bien.
El beato Alberto Marvelli representa un modelo de santidad laical, un joven que supo transformar su fe en acciones concretas en beneficio de los demás. Su vida, aunque breve, fue un canto al amor, a la justicia y a la esperanza. Hoy más que nunca, su testimonio nos invita a cada uno de nosotros a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad y sobre la posibilidad de ser instrumentos de paz y de bien en el mundo.
Alberto Marvelli sigue inspirando con su vida sencilla y extraordinaria.Una invitación a todos nosotros a recorrer, como él, los caminos de la solidaridad y del amor fraterno.
Asia Meridional. Don Bosco entre los jóvenes
Veamos lo que significa vivir hoy la misión de Don Bosco entre los jóvenes, especialmente los que son pobres de recursos en el Asia Meridional.
El Señor le dijo claramente a Don Bosco que debía dirigir su misión en primer lugar a los jóvenes, especialmente a los más pobres. Esta misión entre los jóvenes, especialmente los más pobres, llegó a ser el motivo de la existencia de la Congregación Salesiana.
Como nuestro padre Don Bosco, todo salesiano dice a Dios el día de su profesión religiosa: “Me ofrezco totalmente a Ti. Me comprometo a dedicar todas mis fuerzas a aquellos a quienes Tú me envíes, especialmente a los jóvenes más pobres”. Cada colaborador salesiano está comprometido con esta misma misión.
El último Capítulo General de la Congregación renovó la petición de dar prioridad absoluta a los más pobres, abandonados e indefensos.
Cuando se me ofreció la oportunidad de escribir un artículo para el Boletín Salesiano, mis pensamientos se dirigieron inmediatamente a lo que considero una de las mayores intervenciones en favor de los jóvenes más pobres de la Región del Sur de Asia de la Congregación Salesiana, a saber, la preparación de los jóvenes pobres para el empleo a través de la formación profesional de corta duración. Tras el 28º Capítulo General, la Región de Asia Meridional tomó la decisión de ayudar a los jóvenes a eliminar la pobreza de sus familias. Pero antes de entrar en materia, permítanme presentarles la Región de Asia Meridional de la Congregación Salesiana.
La Región de Asia Meridional comprende todas las obras salesianas de la India, Sri Lanka, Bangladesh, Nepal, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. Cuenta con 11 Provincias y 1 Visitaduría. Con más de 3000 Salesianos profesos, la Región de Asia Meridional representa el 21,5% de los Salesianos del mundo; éstos trabajan en 413 Casas Religiosas Salesianas, lo que equivale al 23,8% de las Casas Salesianas de la Congregación. La edad media de los hermanos es de 45 años. Es providencial que tantos salesianos trabajen en la región que cuenta con la mayor población de muchachos y muchachas pobres del mundo.
La Familia Salesiana en la Región incluye, además de los Salesianos, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (1789), la Asociación de Cooperadores Salesianos (3652), la Confederación Mundial de los Exlumnos (34091), el Instituto Secular de Voluntarios de Don Bosco (15), las Hermanas Misioneras de María Auxiliadora (915), la Asociación de María Auxiliadora (905), las Hermanas Catequistas de María Inmaculada Auxiliadora (748), los Discípulos – Instituto Secular Don Bosco (317), las Hermanas de María Auxiliadora (102) y las Hermanas de la Visitación de Don Bosco (109).
Las obras de los Salesianos, en colaboración con otros miembros de la Familia Salesiana y otros religiosos y laicos, llegan a más de 21.170.893 beneficiarios. Una variedad de obras (educación técnica formal y no formal, obras para jóvenes en riesgo [YaR, youth at risk], escuelas, educación superior, parroquias, centros juveniles, oratorios, trabajo social, etc.) tienen como objetivo servir a los beneficiarios. Los demás miembros de la Familia Salesiana tienen obras independientes que llegan a muchos otros.
El mundo, bajo el liderazgo de las Naciones Unidas, ha fijado el objetivo de “acabar con la pobreza en todas sus formas, en todas partes” como el primero de los objetivos de desarrollo sostenible. Las obras salesianas logran estos objetivos de muchas maneras, pero una de las más destacadas es la formación profesional a corto plazo que se ofrece a los jóvenes pobres, a los que luego se ayuda a encontrar empleo y a ganarse la vida para que sean los actores clave que saquen a sus familias de la pobreza.
La Conferencia Provincial Salesiana de Asia Meridional (SPCSA) creó Don Bosco Tech (DBTech) como vehículo para coordinar los esfuerzos de todas las provincias salesianas en esta área de trabajo. Fundada en 2006, el modelo DBTech y su nombre han sido imitados en otras partes del mundo. En los últimos años, la red (DBTech India) ha formado a más de 440.000 jóvenes. La labor se lleva a cabo a través de las distintas instituciones salesianas, así como mediante una amplia red de colaboración con otras Congregaciones diocesanas y religiosas y un gran grupo de colaboradores laicos muy motivados y comprometidos con el trabajo en favor de la juventud más pobre.
Aunque los resultados obtenidos a lo largo de los años en favor de los jóvenes más pobres han sido grandes, me gustaría hacer hincapié en los resultados para 2022-2023 con el fin de valorar el trabajo de todos los Salesianos y de sus colaboradores para llevar adelante el sueño de Don Bosco de dedicarnos a los jóvenes, especialmente a los más pobres.
He elegido presentarles esta obra en particular porque ha logrado el mayor y mejor resultado para las familias más pobres.
¡Aquí tenemos una red con 26.243 estudiantes formados en un año! Muy pocas grandes instituciones del mundo pueden presumir de haber formado a tantos estudiantes (20.121) en un año. Incluso entre ellas, raramente tantos graduados procederían de los segmentos más pobres de la sociedad.
De ellos, unos 18.370 encuentran empleo al término de su formación profesional (alrededor del 70% de los formados).
A todos estos estudiantes se les ofreció formación e inserción laboral de forma totalmente gratuita. Esto se logró gracias a la generosa contribución de benefactores y socios de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). DBTech cuenta con más de 30 socios financiadores, entre empresas, fundaciones y gobiernos.
La preferencia de los salesianos por los jóvenes más pobres queda patente en el hecho de que casi todos los aprendices proceden de los “sectores económicamente más débiles” de la sociedad, el 98%.
Aún más importante es señalar es que 10.987 (el 55%) de los 20.121 alumnos que ya se han graduado (los demás están en formación, a la espera de completar sus cursos) proceden de familias con unos ingresos anuales inferiores a 100.000 rupias, es decir, unos 1111 euros al año (calculados a un tipo de cambio de 1 euro = 90 rupias). Esto supone unos ingresos familiares de menos de 100 euros al mes. Esto significa que las familias viven con menos de 3 euros al día. ¡Estamos hablando de familias y no de individuos!
Ingresos familiares anuales
Ingreso diario aproximado por familia
Total de jóvenes formados
% de los jóvenes formados
Por debajo de 1 Lakh / Por debajo de 1.111 Euro
Por debajo de 3 Euro
10.987
55%
1-3 Lakh
Debajo 3-9 Euro
8144
40%
3-5 Lakh
Debajo 9-15 Euro
469
2%
5-7 Lakh
Debajo15-21 Euro
161
1%
7 Lakh y otros
21 euro y otros
360
2%
Importe total
20.121 (+ 6.302 en clase)
Nota: 1 Euro = 90 Rupias
Después de la educación gratuita, estos jóvenes pobres ganan ahora una media de 10.000 rupias al mes, lo que ha hecho que sus ingresos anuales personales sean superiores a los ingresos anuales de sus familias.
En el contexto de la necesidad de intervenciones transformadoras basadas en los resultados, la Familia Salesiana de Asia Meridional, con el papel principal desempeñado por los jóvenes formados y empleados, está formando realmente “ciudadanos íntegros”. Los jóvenes formados y empleados contribuyen hoy a la construcción de la nación. Los ingresos anuales generados por estos estudiantes empleados tras la formación gratuita son alrededor de 2.204.400.000 rupias, lo que equivale a unos 24.493.333 euros al año.
La duración de la formación varía en función de los ámbitos de intervención. Se imparten cursos de formación en diversos sectores: agricultura y afines; confección, maquillaje y mobiliario doméstico; automóvil; banca y finanzas; belleza y bienestar; bienes de equipo; construcción; electrónica y hardware de TI; procesamiento de alimentos; muebles y accesorios; empleos verdes; artesanía y alfombras; sanidad; TI-ITES; logística; medios de comunicación y entretenimiento; gestión de oficinas; fontanería; energía; comercio minorista; turismo y hostelería y otros.
También hay que señalar que, en los países en desarrollo, donde las niñas y las mujeres son más débiles y están más indefensas, los servicios ofrecidos por los Salesianos están más al servicio de las mujeres: más del 53% de los alumnos que han terminado el curso son mujeres.
Le storie dei giovani che hanno trasformato la loro vita cogliendo le opportunità offerte dalle opere salesiane sono molto importanti nella narrazione dell’attenzione salesiana verso i più poveri.
Las historias de jóvenes que han transformado sus vidas aprovechando las oportunidades que ofrecen las obras salesianas son muy importantes en la narrativa de la atención salesiana a los más pobres.
En efecto, los Salesianos han recibido el apoyo de muchas personas generosas, fundaciones, empresas y gobiernos para lograr la transformación de tantos jóvenes desfavorecidos en ciudadanos íntegros y productivos. Estamos verdaderamente agradecidos a todos ellos. Dios también ha bendecido la región con un crecimiento de las vocaciones salesianas.
Para más información, puede visitar la página web de DBTech India, https://dbtech.in.
Este trabajo, como nos diría Don Bosco, es “¡nuestra mayor satisfacción!” Llega a los más pobres. Supone una colaboración a gran escala entre organismos religiosos y laicos. Es un gran ejemplo de colaboración entre laicos. Se dirige a todos los jóvenes: el 72% de los jóvenes beneficiarios pertenecen a la religión hindú, que es la más numerosa en la región de Asia Meridional.
En las Memorias Biográficas leemos las palabras de Don Bosco: “Procura estar siempre al lado de los pobres hijos del pueblo. No fracaséis en vuestro propósito primordial y vuestra sociedad tendrá siempre puesta la mirada: no aspiréis a cosas mayores. […] Si educas a los pobres, si sois pobre, si no hacéis alboroto, nadie tendrá envidia de vosotros, nadie os buscará, os dejarán tranquilos y haréis el bien”. (MB IX,566)
Presentamos algunos jóvenes que han cambiado de vida tras encontrarse con el carisma de Don Bosco.
Adna Javaid
Las luchas de Adna Javaid comenzaron a una edad temprana. Creció en la pobreza. Nació en Bemina, una región en el corazón de Srinagar, la capital de verano de Jammu y Cachemira, India. El padre de Adna, Javaid Ahmad Bhat, era un tendero que apenas podía mantener a su familia. Abandonó la escuela tras terminar el duodécimo curso y se quedó en casa unos años. Quería perseguir sus sueños, pero no encontraba la forma de realizarlos. A pesar de las difíciles circunstancias, empezó a escribir obras de teatro y a representarlas en pequeños locales de su zona. Sin embargo, sus primeros esfuerzos fueron infructuosos y se enfrentó a un rechazo tras otro. En 2021, Adna puso en escena su primera obra, “Sé que fui niña”, en su comunidad. La obra fue mal recibida y Adna perdió todos sus ahorros. Sin embargo, siguió teniendo fe y poco a poco construyó su futuro. Durante la movilización de Don Bosco Tech en Srinagar, cerca de su localidad, Adna vio al equipo de Don Bosco Tech y les habló de sus problemas. El equipo la convenció para que asistiera a la formación y le aseguró asistencia laboral, por lo que decidió unirse al Dominio de la Voz Doméstica de CRM.
El gran avance de Adna llegó en 2021, cuando se dio cuenta de que estaba más cerca de sus sueños tras formarse en el Centro de Formación Don Bosco Tech de Srinagar. Desde entonces, Adna se ha convertido en una de las figuras más influyentes y exitosas del sector de la subcontratación de procesos empresariales. A pesar de enfrentarse a importantes obstáculos y contratiempos, perseveró, siguió trabajando duro y creyó en sí misma y en su visión. Ahora trabaja como ejecutiva de procesos de atención al cliente en el J&K Bank, con el apoyo de DigiTech, Call System Pvt. Ltd, con un salario mensual de 12.101 rupias. Adna está ahora muy satisfecha con su vida y también está ayudando a muchas chicas a seguir una formación profesional en el Centro de Formación Técnica Don Bosco, Rajbagh, Srinagar.
Peesara Niharika
Peesara Niharika procede de una localidad rural alejada del centro Don Bosco Tech, Karunapuram. Se graduó con el apoyo de sus padres, que son jornaleros. Las dificultades y las carencias han sido las consignas de su vida desde muy pequeña. En un momento de su vida, incluso abandonó la escuela y apoyó económicamente a sus padres, trabajando en una granja con los aldeanos. Pero anhelaba cursar estudios superiores cuando veía que sus compañeras iban a la universidad mientras ella trabajaba en el arrozal. Un día, mientras buscaba una oportunidad laboral, Niharika se topó con el ala de movilización en Karunapuram organizada por el personal del Centro Tecnológico Don Bosco y tomó la firme decisión de matricularse en el programa de formación profesional. Interesada en la gestión de las relaciones con los clientes, se inscribió en el programa CRM Domestic Non-Voice del Don Bosco Tech Centre de Karunapuram. Se mostró muy activa y versátil durante el programa de formación, tratando de comunicarse eficazmente con todos los participantes de su grupo. Es polifacética, con habilidades como bailar, cantar y tocar, y contagia con entusiasmo la positividad a su alrededor. Gracias a las sesiones de habilidades para la vida, pudo deshacerse de su timidez y de su miedo escénico.
En el momento de la entrevista, fue contratada por Ratnadeep en Hyderabad para el puesto de representante del servicio de atención al cliente con un salario de 14.600 rupias al mes, seguro incluido. Ahora puede ocuparse de su familia y mantener a sus padres, que están muy agradecidos a la Sociedad Técnica Don Bosco por la enorme transformación que ha supuesto en la vida de su hija. Niharika afirma con rotundidad que su paso por el centro Don Bosco Tech Karunapuram será un recuerdo feliz para el resto de su vida.
Chanti V.
“La diferencia entre quién eres y quién quieres ser es lo que haces”. Chanti procede de una familia de bajos ingresos de Vepagunta, Vishkapattanam. Después de terminar la enseñanza media, quería cursar estudios superiores, pero no podía permitirse el gasto de las tasas. Entonces, conoció el centro de formación Don Bosco Tech de Sabbavaram a través de un amigo del barrio y de una actividad de movilización en su pueblo. Se enteró por los consejeros de que este instituto ofrecía formación gratuita con certificaciones de la National Skill Development Corporation. Tras matricularse en Don Bosco Tech, además del curso de comercio electrónico, Chanti también aprendió inglés hablado y a utilizar un ordenador. Los formadores aún recuerdan que en su primer día en Don Bosco Tech se dieron cuenta de su escasa capacidad de comunicación y de sus conocimientos informáticos por debajo del mínimo. En su pueblo no había un sistema educativo adecuado ni instalaciones que le permitieran adquirir esas habilidades. Pero su perseverancia para consolidar el aprendizaje de una nueva materia y la necesidad de un trabajo mejor convencieron a los formadores para colocarle en el sector del comercio electrónico.
Consiguió un empleo en la empresa Ecom Express como chico de los recados. Tras darse cuenta de su talento, la empresa le dio más responsabilidades y ahora gana 20.000 rupias al mes. Tanto él como sus padres están muy contentos con su logro. Está muy agradecido al Instituto por haber hecho de él lo que es hoy. Ahora se ha convertido en un ejemplo inspirador para los chicos de su pueblo que luchan por encontrar un trabajo decente. Ha informado a muchos de ellos sobre DB Tech, Sabbavaram, y muchos han expresado su deseo de matricularse en el instituto.
Klerina N Arengh
Klerina N Arengh, de Meghalaya, terminó su 10º curso en 2009 como candidata privada. Entonces oyó hablar de la Don Bosco Tech Society, que ofrece formación gratuita y prácticas fuera del estado. Le interesó mucho y decidió participar en la formación. Se inscribió en el curso Skill Meghalaya F& B Service Associate Batch-2 en el centro Don Bosco Tech de Shillong. Todos sus compañeros de clase eran más jóvenes que ella, así que la mayoría se burlaban de ella y la llamaban mamá, pero ella los ignoraba. Era muy puntual, respetuosa y aprendía muy bien. Aprendía todo más rápido que sus compañeras de grupo. A lo largo de los 2 meses de formación, demostró disciplina y obtuvo excelentes resultados. Finalmente, tras completar la formación, DB Tech le ofreció un trabajo en el JW Marriott Sahar Mumbai, como Steward con un salario mensual de 15.000 rupias. Está muy agradecida a DBTech y a MSSDS Skill Meghalaya por haberle dado la oportunidad de ganarse la vida decentemente. Ahora, con el salario podrá mantener económicamente a sus padres.
Don Biju Michael, SDB Consejero General para Asia Meridional