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San Giovanni Bosco relata en una «buena noche» el fruto de una larga súplica a la Madonna Auxiliadora: comprender la causa principal de la condenación eterna. La respuesta, recibida en sueños repetidos, es impactante en su sencillez: la falta de una firme y concreta resolución al terminar la Confesión. Sin una decisión sincera de cambiar de vida, incluso el sacramento se vuelve estéril y los pecados se repiten.
Solemne admonición.
– ¿Por qué tantos se condenan…?
– Porque no hacen buenos propósitos cuando se confiesan.
La noche del 31 de mayo de 1873, después de las oraciones, al dar las «buenas noches» a los alumnos, el Siervo de Dios hizo esta importante declaración, diciendo que era el «resultado de sus plegarias» y que «procedía del Señor».
Durante todo el tiempo de la novena de María Auxiliadora, mejor dicho, durante todo el mes de mayo, en la misa y en mis oraciones particulares, pedía al Señor y a la Virgen la gracia de que me hiciesen conocer cuál era la causa por la que caía más gente en el infierno.
Ahora no digo que esto venga o no del Señor; pero sí puedo afirmar que casi todas las noches soñaba con que la causa fundamental era la falta de propósito en las confesiones. Y después me parecía ver a algunos muchachos que salían de la iglesia de confesarse y que tenían dos cuernos.
– ¿Cómo es esto?, decía para mí – ¡Ah, esto procede de la ineficacia de los propósitos de la confesión! Este es el motivo por el que hay muchos que van a confesarse con frecuencia, pero no se enmiendan jamás, y confiesan siempre las mismas cosas. Son los que (y hablo de casos hipotéticos, pues no puedo servirme de nada de lo que he oído en confesión, porque es secreto), son los que al principio del año tuvieron una calificación desfavorable y continúan con la misma; los que murmuraban al comienzo del año y continúan murmurando.
He creído oportuno deciros esto, porque es el resultado de las pobres oraciones de don Bosco, y procede del Señor.
De este sueño no dijo en público más detalles, pero privadamente se sirvió de él para amonestar a los muchachos.
Para nosotros, lo poco que dijo, y la forma como lo dijo, constituye una grave advertencia, que se ha de recordar con frecuencia a los jovencitos.
(MB IT X,56 / MB ES X,61-62)