Don José Luis Carreño, misionero salesiano

Don José Luis Carreño (1905-1986) fue descrito por el historiador Joseph Thekkedath como “el salesiano más amado del sur de la India” en la primera mitad del siglo XX. En todos los lugares donde vivió —ya fuera en la India británica, en la colonia portuguesa de Goa, en Filipinas o en España— encontramos salesianos que guardan con cariño su memoria. Extrañamente, sin embargo, aún no disponemos de una biografía adecuada de este gran salesiano, salvo la extensa carta mortuoria redactada por don José Antonio Rico: “José Luis Carreño Etxeandía, obrero de Dios”. Esperamos que pronto se pueda llenar este vacío. Don Carreño fue uno de los artífices de la región del sur de Asia, y no podemos permitirnos olvidarlo.

José-Luis Carreño Etxeandía nació en Bilbao, España, el 23 de octubre de 1905. Quedó huérfano de madre a la tierna edad de ocho años y fue acogido en la casa salesiana de Santander. En 1917, a los doce años, ingresó en el aspirantado de Campello. Recuerda que en aquellos tiempos “no se hablaba mucho de Don Bosco… Pero para nosotros un Don Binelli era un Don Bosco, sin mencionar a Don Rinaldi, entonces Prefecto General, cuyas visitas nos dejaban una sensación sobrenatural, como cuando los mensajeros de Yahvé visitaron la tienda de Abraham”.

Después del noviciado y postnoviciado, realizó el internado como asistente de los novicios. Debía ser un clérigo brillante, porque de él escribe don Pedro Escursell al Rector Mayor: “Estoy hablando justo ahora con uno de los clérigos modelo de esta casa. Es asistente en la formación del personal de esta Inspectoría; me dice que hace tiempo pidió ser enviado a las misiones y dice que renunció a pedirlo porque no recibe respuesta. Es un joven de gran valor intelectual y moral.”

En la víspera de su ordenación sacerdotal, en 1932, el joven José-Luis escribió directamente al Rector Mayor, ofreciéndose para las misiones. La oferta fue aceptada y fue enviado a la India, donde desembarcó en Mumbai en 1933. Apenas un año después, cuando se creó la Inspectoría del sur de la India, fue nombrado maestro de novicios en Tirupattur: tenía solo 28 años. Con sus extraordinarias cualidades de mente y corazón, se convirtió rápidamente en el alma de la casa y dejó una profunda impresión en sus novicios. “Nos conquistó con su corazón paternal”, escribe uno de ellos, el arzobispo Hubert D’Rosario de Shillong.

Don Joseph Vaz, otro novicio, contaba a menudo cómo Carreño se dio cuenta de que él temblaba de frío durante una conferencia. “Espera un momento, hombre,” dijo el maestro de novicios y salió. Poco después regresó con un suéter azul que le entregó a Joe. Joe notó que el suéter estaba extrañamente caliente. Luego recordó que bajo la sotana su maestro llevaba algo azul… que ahora ya no estaba. Carreño le había dado su propio suéter.

En 1942, cuando el gobierno británico en la India internó a todos los extranjeros provenientes de países en guerra con Gran Bretaña, Carreño, siendo ciudadano de un país neutral, no fue molestado. En 1943 recibió un mensaje a través de Radio Vaticana: debía tomar el lugar de don Eligio Cinato, inspector de la inspectoría del sur de la India, también internado. En el mismo período, el arzobispo salesiano Louis Mathias de Madras-Mylapore lo invitó a ser su vicario general.

En 1945 fue oficialmente nombrado inspector, cargo que desempeñó de 1945 a 1951. Uno de sus primeros actos fue consagrar la Inspectoría al Sagrado Corazón de Jesús. Muchos salesianos estaban convencidos de que el extraordinario crecimiento de la Inspectoría del Sur se debió precisamente a este gesto. Bajo la guía de don Carreño, las obras salesianas se duplicaron. Uno de sus actos más visionarios fue el inicio de un colegio universitario en el remoto y pobre pueblo de Tirupattur. Il Sacred Heart College terminaría transformando todo el distrito.

También fue Carreño el principal artífice de la “indianización” del rostro salesiano en la India, buscando desde el principio vocaciones locales, en lugar de depender exclusivamente de misioneros extranjeros. Una elección que resultó providencial: primero, porque el flujo de misioneros extranjeros cesó durante la guerra; luego, porque la India independiente decidió no conceder más visas a nuevos misioneros extranjeros. “Si hoy los salesianos en India son más de dos mil, el mérito de este crecimiento se debe a las políticas iniciadas por don Carreño,” escribe don Thekkedath en su historia de los salesianos en India.

Don Carreño, como dijimos, no solo fue inspector, sino también vicario de monseñor Mathias. Estos dos grandes hombres, que se estimaban profundamente, eran sin embargo muy diferentes en temperamento. El arzobispo era partidario de medidas disciplinarias severas hacia los confrades en dificultades, mientras don Carreño prefería procedimientos más suaves. El visitador extraordinario, don Albino Fedrigotti, parece haber dado la razón al arzobispo, definiendo a don Carreño como “un excelente religioso, un hombre de gran corazón”, pero también “un poco demasiado poeta”.

No faltó tampoco la acusación de ser un mal administrador, pero es significativo que una figura como don Aurelio Maschio, gran procurador y arquitecto de las obras salesianas de Mumbai, rechazara con firmeza tal acusación. En realidad, don Carreño era un innovador y un visionario. Algunas de sus ideas —como la de involucrar voluntarios no salesianos para un servicio de algunos años— eran, en aquel entonces, vistas con recelo, pero hoy son ampliamente aceptadas y activamente promovidas.

En 1951, al término de su mandato oficial como inspector, a Carreño se le pidió regresar a España para ocuparse de los Salesianos Cooperadores. No era esta la verdadera razón de su partida, después de dieciocho años en la India, pero Carreño aceptó con serenidad, aunque no sin dolor.

En 1952 se le pidió ir a Goa, donde permaneció hasta 1960. “Goa fue amor a primera vista,” escribió en Urdimbre en el telar. Goa, por su parte, lo acogió en el corazón. Continuó la tradición de los salesianos que servían como directores espirituales y confesores del clero diocesano, y fue incluso patrón de la asociación de escritores en lengua konkani. Sobre todo, gobernó la comunidad de Don Bosco Panjim con amor, cuidó con extraordinaria paternidad a los muchos niños pobres y, una vez más, se dedicó activamente a la búsqueda de vocaciones a la vida salesiana. Los primeros salesianos de Goa —personas como Thomas Fernández, Elías Díaz y Rómulo Noronha— contaban con lágrimas en los ojos cómo Carreño y otros pasaban por el Goa Medical College, justo al lado de la casa salesiana, para donar sangre y así obtener algunas rupias con las que comprar alimentos y otros bienes para los niños.

En 1961 tuvieron lugar la acción militar india y la anexión de Goa. En ese momento don Carreño se encontraba en España y ya no pudo regresar a la tierra amada. En 1962 fue enviado a Filipinas como maestro de novicios. Acompañó solo a tres grupos de novicios, porque en 1965 pidió regresar a España. En el origen de su decisión había una seria divergencia de visión entre él y los misioneros salesianos provenientes de China, y especialmente con don Carlo Braga, superior de la visitaduría. Carreño se opuso firmemente a la política de enviar a los jóvenes salesianos filipinos recién profesos a Hong Kong para estudios de filosofía. Como sucedió, al final los superiores aceptaron la propuesta de retener a los jóvenes salesianos en Filipinas, pero para entonces la solicitud de Carreño de regresar a su país ya había sido aceptada.

Don Carreño pasó solo cuatro años en Filipinas, pero también allí, como en India, dejó una huella imborrable, “una contribución inconmensurable y crucial a la presencia salesiana en Filipinas”, según las palabras del historiador salesiano Nestor Impelido.

De regreso en España, colaboró con las Procuradurías Misioneras de Madrid y New Rochelle, y en la animación de las inspectorías ibéricas. Muchos en España aún recuerdan al viejo misionero que visitaba las casas salesianas, contagiando a los jóvenes con su entusiasmo misionero, sus canciones y su música.

Pero en su imaginación creativa estaba tomando forma un nuevo proyecto. Carreño se dedicó con todo el corazón al sueño de fundar un Pueblo Misionero con dos objetivos: preparar jóvenes misioneros —principalmente provenientes de Europa del Este— para América Latina; y ofrecer un refugio para misioneros “jubilados” como él, quienes también podrían servir como formadores. Tras una larga y dolorosa correspondencia con los superiores, el proyecto finalmente tomó forma en el Hogar del Misionero en Alzuza, a pocos kilómetros de Pamplona. La componente vocacional misionera nunca despegó, y fueron muy pocos los misioneros mayores que se unieron efectivamente a Carreño. Su principal apostolado en estos últimos años siguió siendo el de la pluma. Dejó más de treinta libros, entre ellos cinco dedicados a la Santa Síndone, a la que estaba particularmente devoto.

Don José-Luis Carreño murió en 1986 en Pamplona, a los 81 años. A pesar de los altibajos de su vida, este gran amante del Sagrado Corazón de Jesús pudo afirmar, en el jubileo de oro de su ordenación sacerdotal: “Si hace cincuenta años mi lema como joven sacerdote era ‘Cristo es todo’, hoy, viejo y abrumado por su amor, lo escribiría en letras de oro, porque en realidad CRISTO ES TODO”.

don Ivo COELHO, sdb




In memoriam. Cardenal Angelo Amato, sdb

La Iglesia universal y la Familia Salesiana se despidieron por última vez, el 31 de diciembre de 2024, del Cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos. Nacido en Molfetta (en la provincia de Bari, Italia) el 8 de junio de 1938, sirvió durante mucho tiempo a la Santa Sede y fue un referente en la teología, la investigación académica y la promoción de la santidad en la Iglesia. Las exequias, presididas el 2 de enero de 2025 por el Cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, se llevaron a cabo en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro. Al final, el Santo Padre Francisco presidió el rito de la «Ultima Commendatio» y de la «Valedictio», rindiendo homenaje a este ilustre hijo de san Juan Bosco.
A continuación, un perfil biográfico que recorre su vida, las etapas más significativas de su formación, las experiencias académicas y pastorales, hasta su misión como Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.

Los orígenes y la elección salesiana
Angelo Amato nació en Molfetta el 8 de junio de 1938, primero de cuatro hijos de una familia de constructores navales. Crecido en un ambiente que favoreció su espíritu de compromiso y responsabilidad, realizó sus primeros estudios en las escuelas primarias dirigidas por las hermanas alcantarinas y las hermanas salesianas de los Sagrados Corazones, en Molfetta. Posteriormente, continuó con la escuela secundaria y, vislumbrando un posible futuro en la carrera marítima, se inscribió en el Instituto Náutico de Bari, en la sección de capitanes de largo curso. Fue precisamente durante el tercer año de estudios, en octubre de 1953, que maduró la decisión de emprender el camino del sacerdocio: dejó el Instituto Náutico e ingresó en el aspirantado salesiano de Torre Annunziata. Su vocación religiosa, por lo tanto, se insertó desde el principio en la Familia Salesiana. Después de un período de prueba, realizó el noviciado en Portici Bellavista de 1955 a 1956. El 16 de agosto de 1956, día que la tradición salesiana reserva a la primera profesión de los novicios, emitió los votos religiosos convirtiéndose en salesiano de Don Bosco. Desde ese momento, su vida estaría profundamente ligada al carisma salesiano, con especial atención a los jóvenes y a la educación. Terminado el noviciado, Angelo Amato asistió al estudiantado filosófico de San Gregorio de Catania, donde obtuvo el diploma de bachillerato clásico (en 1959) y, a continuación, la licenciatura en Filosofía en el entonces Ateneo Pontificio Salesiano de Roma (hoy Universidad Pontificia Salesiana). En 1962 emitió la profesión perpetua, consolidando definitivamente su pertenencia a la Congregación salesiana. En esos mismos años realizó el tirocinio práctico en el colegio salesiano de Cisternino (Brindisi), enseñando letras en la escuela secundaria: una experiencia que lo puso desde el principio en contacto con el apostolado juvenil y la enseñanza, dos dimensiones que marcarían toda su misión.

La ordenación sacerdotal y los estudios teológicos
La etapa siguiente del camino de Angelo Amato fue el estudio de la Teología en la Facultad teológica de la Universidad Salesiana, también en Roma, donde obtuvo la licenciatura en Teología. Ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1967, decidió especializarse aún más e ingresó en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1974 obtuvo allí el doctorado en Teología, formando así parte del cuerpo docente universitario. El ámbito teológico lo fascinaba profundamente, y esto se reflejaría en la gran cantidad de publicaciones y ensayos de los que fue autor a lo largo de su carrera académica.

La experiencia en Grecia y la investigación sobre el mundo ortodoxo
Una fase determinante en la formación del padre Angelo Amato fue la estancia en Grecia, a partir de 1977, promovida por el entonces Secretariado para la Unidad de los Cristianos (hoy Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos). Inicialmente pasó cuatro meses en la residencia ateniense de los jesuitas, donde se dedicó al estudio del griego moderno, tanto escrito como hablado, con vistas a la inscripción en la Universidad de Salónica. Admitido a los cursos, obtuvo una beca del Patriarcado de Constantinopla, gracias a la cual pudo residir en el Monì Vlatadon (Monasterio Vlatadon), sede de un instituto de estudios patrísticos (Idrima ton Paterikon Meleton) y de una riquísima biblioteca especializada en teología ortodoxa, enriquecida por los microfilmes de los manuscritos del Monte Athos. En la Universidad de Salónica siguió cursos de historia de los dogmas con el profesor Jannis Kaloghirou y de dogmática sistemática con Jannis Romanidis. Paralelamente, llevó a cabo un importante estudio sobre el sacramento de la penitencia en la teología greco-ortodoxa desde el siglo XVI hasta el XX: la investigación, apoyada por el conocido patrólogo griego Konstantinos Christou, fue publicada en 1982 en la colección «Análekta Vlatádon». Este período de intercambio ecuménico y de conocimiento profundo del mundo cristiano oriental enriqueció notablemente la formación de Amato, convirtiéndolo en un experto en teología ortodoxa y en las dinámicas de diálogo entre Oriente y Occidente.

El regreso a Roma y el compromiso académico en la Universidad Pontificia Salesiana
Regresado a Roma, Angelo Amato asumió el cargo de profesor de Cristología en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Salesiana. Sus dotes de estudioso y su claridad expositiva no pasaron desapercibidas: fue nombrado Decano de la misma Facultad de Teología durante dos mandatos (1981-1987 y 1994-1999). Además, entre 1997 y 2000 ocupó el cargo de Vice-Rector de la Universidad. En esos años adquirió más experiencia en el extranjero: en 1988 fue enviado a Washington para profundizar en la teología de las religiones y para completar su manual de cristología. Paralelamente a su trabajo académico, tuvo roles de consultoría para varios organismos de la Santa Sede: fue consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de los Consejos Pontificios para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y para el Diálogo Interreligioso. También desempeñó el cargo de consejero en la Pontificia Academia Mariana Internacional, subrayando su interés por la mariología, típico de la espiritualidad salesiana centrada en María Auxiliadora.

En 1999 fue nombrado prelado secretario de la reestructurada Pontificia Academia de Teología y director de la recién nacida revista teológica «Path». Además, entre 1996 y 2000, formó parte de la comisión teológico-histórica del Gran Jubileo del Año 2000, contribuyendo así de manera significativa a la organización de las celebraciones jubilares.

Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el episcopado
El 19 de diciembre de 2002 llegó un nombramiento de gran relevancia: el Papa Juan Pablo II lo designó Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, elevándolo al mismo tiempo a la dignidad arzobispal y asignándole la sede titular de Sila, con el título personal de Arzobispo. Recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 2003, en la Basílica Vaticana, de manos del mismo Juan Pablo II (hoy San Juan Pablo II).
En este rol, Monseñor Angelo Amato colaboró con el Prefecto de la época, el Cardenal Joseph Ratzinger (futuro Benedicto XVI). La tarea del Dicasterio fue, y es, promover y proteger la doctrina católica en todo el mundo. Durante su mandato, el nuevo Arzobispo continuó teniendo un enfoque académico, combinando sus competencias especializadas en teología con el servicio eclesial dirigido a la ortodoxia de la fe.

Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y la púrpura cardenalicia
Un paso más en su carrera eclesiástica llegó el 9 de julio de 2008: el Papa Benedicto XVI lo nombró Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, en sustitución del Cardenal José Saraiva Martins. En este dicasterio, Monseñor Amato fue responsable de seguir el proceso de beatificación y canonización de los Siervos de Dios, el discernimiento sobre las virtudes heroicas, los milagros y el testimonio de aquellos que, a lo largo de la historia, se han convertido en santos y beatos de la Iglesia Católica. En el Consistorio del 20 de noviembre de 2010, Benedicto XVI lo creó Cardenal, asignándole la Diaconía de Santa María en Aquiro. El nuevo purpurado pudo así participar en el cónclave de marzo de 2013, que vio la elección del Papa Francisco. Durante el pontificado de este último, el Cardenal Amato fue confirmado “donec aliter provideatur” como Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos (19 de diciembre de 2013), continuando su actividad hasta el 31 de agosto de 2018, cuando presentó su dimisión por haber alcanzado el límite de edad, dejando una huella duradera gracias al número de beatificaciones y canonizaciones examinadas en esos años.

El compromiso por la Iglesia local: el ejemplo de don Tonino Bello
Un testimonio particular del vínculo del Cardenal Amato con su tierra natal se dio en noviembre de 2013, cuando se trasladó a la Catedral de Molfetta para el cierre de la fase diocesana del proceso de beatificación y canonización de don Tonino Bello (1935-1993). Este último, Obispo de Molfetta de 1982 a 1986, fue una figura muy querida por su compromiso a favor de la paz y de los pobres. En esa ocasión, el Cardenal Amato destacó cómo la santidad no es patrimonio de unos pocos elegidos, sino una vocación universal: todos los creyentes, inspirados por la persona y el mensaje de Cristo, están llamados a vivir profundamente la fe, la esperanza y la caridad.

Últimos años y la muerte
Después de dejar la dirección de la Congregación de las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato continuó ofreciendo su servicio a la Iglesia, participando en eventos, ceremonias y poniendo a disposición su profundo conocimiento teológico. Su compromiso siempre estuvo marcado por un rasgo humano de gran fineza, por un evidente respeto hacia el interlocutor y por una humildad que a menudo impresionaba a quienes lo encontraban.
El 3 de mayo de 2021, su diaconía de Santa María en Aquiro fue elevada pro hac vice a título presbiterial, honrando aún más su larga y fiel dedicación al ministerio eclesial.
La muerte del purpurado, ocurrida el 31 de diciembre de 2024 a los 86 años, ha dejado un vacío en la Familia Salesiana y en el Colegio Cardenalicio, ahora constituido por 252 cardenales, de los cuales 139 electores y 113 no electores. El anuncio de su fallecimiento suscitó reacciones de condolencia y agradecimiento en todo el mundo eclesial: la Universidad Pontificia Salesiana, en particular, recordó sus largos años de enseñanza como docente de Cristología, su doble mandato como Decano de la Facultad de Teología, así como el período en que ocupó el cargo de Vice-Rector de la universidad.

Una herencia de fidelidad y búsqueda de la santidad
Al mirar la figura del Cardenal Angelo Amato, no se pueden pasar por alto algunos rasgos que han caracterizado su ministerio y testimonio. En primer lugar, su perfil de religioso salesiano: la fidelidad a los votos, el profundo vínculo con el carisma de san Juan Bosco, la atención a los jóvenes, a la formación intelectual y espiritual, representan una línea guía constante en su vida. En segundo lugar, la vasta producción teológica, en particular en el ámbito cristológico y mariológico, y su contribución al diálogo con el mundo ortodoxo, del cual fue un estudioso apasionado.
Sin duda, el servicio a la Santa Sede como Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y cardenal, subraya la importancia de su papel en la promoción y protección de la doctrina católica, así como en la valorización de los testigos de santidad. El Cardenal Amato fue un testigo privilegiado de la riqueza espiritual que la Iglesia universal ha expresado a lo largo de los siglos, y fue parte activa en el reconocimiento de figuras que representan un faro para el pueblo de Dios.
Además, la participación en un cónclave (el de 2013), su cercanía a grandes Papas como Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, y su colaboración con numerosos dicasterios testimonian un servicio a trescientos sesenta grados, en el que se fusionan la dimensión académica y el ejercicio pastoral de gobierno en la Iglesia.
La muerte del Cardenal Angelo Amato deja una herencia de doctrina, de sensibilidad ecuménica y de amor por la Iglesia. La diócesis de Molfetta, que ya había podido experimentar su participación en el proceso de beatificación de don Tonino Bello, lo recuerda como un hombre de fe y pastor incansable, capaz de unir las exigencias de la disciplina teológica a las de la caridad pastoral. La Familia Salesiana, en particular, percibe en él el fruto de un carisma bien vivido, impregnado de esa “caridad educativa” que desde Don Bosco en adelante acompaña el camino de tantos consagrados y sacerdotes en el mundo, siempre al servicio de los más jóvenes y de los más necesitados.
Hoy, la Iglesia lo confía a la misericordia del Señor, con la certeza de que, como ha afirmado el mismo Pontífice, el Cardenal Amato, “siervo bueno y vigilante”, pueda contemplar el rostro de Dios en la gloria de los santos que él mismo ha contribuido a reconocer. Su testimonio, hecho concreto por una vida entregada y por una profunda preparación teológica, permanece como signo y aliento para todos aquellos que desean servir a la Iglesia con fidelidad, mansedumbre y dedicación, hasta el final de su peregrinaje terrenal.
De este modo, el mensaje de esperanza y de santidad que ha animado cada una de sus acciones encuentra cumplimiento: quien siembra en el surco de la obediencia, de la verdad y de la caridad, recoge un fruto que se convierte en bien común, inspiración y luz para las generaciones futuras. Y esta es, en definitiva, la herencia más bella que el Cardenal Angelo Amato deja a su familia religiosa, a la diócesis de Molfetta y a toda la Iglesia.

Y no podemos pasar por alto la herencia escritural que el Cardenal Angelo Amato nos ha dejado. Presentamos a continuación una lista, seguramente no completa, de sus publicaciones.


























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Año



Título



Info



1



1974



I
pronunciamenti tridentini sulla necessità della confessione
sacramentale nei canoni 6-9 della sessione XIV (25 novembre 1551)



Ensayo
de hermenéutica conciliar



2



1975



Problemi
attuali di cristologia



Conferencias
de la facultad teológica Salesiana 1974-1975



3



1976



La
Chiesa locale: prospettive teologiche e pastorali



Conferencias
de la Facultad teológica salesiana 1975-1976



4



1977



Cristologia
metaecclesiale?



Consideraciones
sobre la cristología “metadogmática” de
E. Schillebeeckx



5



1977



Il
Gesù storico



Problemas
e interpretaciones



6



1977



Temi
teologico-pastorali







7



1978



Annuncio
cristiano e cultura contemporanea







8



1978



Studi
di cristologia patristica attuale



A
propósito de dos recientes publicaciones de Alois
Grillmeier



9



1979



Il
sacramento della penitenza nelle “Risposte” del
patriarca Geremia II ai teologi luterani di Tübingen
(1576,1579,1581)







10



1980



Annunciare
Cristo ai giovani



(coautor)



11



1980



Il
Cristo biblico-ecclesiale



Propuesta
de una síntesis criteriológica sobre los contenidos
esenciales del anuncio cristológico contemporáneo



12



1980



Il
Cristo biblico-ecclesiale latinoamericano



El
módulo cristológico “religioso-popular”
de Puebla



13



1980



La
figura di Gesù Cristo nella cultura contemporanea



El
Cristo en el conflicto de las interpretaciones



14



1980



Selezione
orientativa sulle pubblicazioni cristologiche in Italia







15



1980



L’enciclica
del dialogo rivisitata



A
propósito del Coloquio internacional de estudio sobre la
“Ecclesiam suam” de Pablo VI (Roma, 24-26 de octubre
de 1980)



16



1981



Il
Salvatore e la Vergine-Madre: la maternità salvifica di
Maria e le cristologie contemporanee



Actas
del 3º Simposio mariológico internacional (Roma,
octubre de 1980)



17



1981



La
risurrezione di Gesù nella teologia contemporanea







18



1981



Mariologia
in contesto



Un
ejemplo de teología inculturada: “El rostro mestizo
de María de Guadalupe” (Puebla n.446)



19



1982



Il
sacramento della penitenza nella teologia greco-ortodossa



Estudios
histórico-dogmáticos, sec. XVI-XX



20



1983



Inculturazione-Contestualizzazione:
teologia in contesto



Elementos
de bibliografía seleccionada



21



1983



La
dimension “thérapeutique” du sacrement de la
pénitence dans la théologie et la praxis de l’Église
gréco-orthodoxe







22



1984



Come
conoscere oggi Maria







23



1984



Inculturazione
e formazione salesiana



Dossier
del encuentro de Roma, 12-17 de septiembre de 1983 (coautor)



24



1984



Maria
e lo Spirito Santo



Actas
del 4º Simposio Mariológico Internacional (Roma,
octubre, 1982)



25



1985



Come
collaborare al progetto di Dio con Maria



Principios
y propuestas



26



1987



La
Madre della misericordia







27



1988



Gesù
il Signore



Ensayo
de cristología



28



1989



Essere
donna



Estudios
sobre la carta apostólica “Mulieris dignitatem”
de Juan Pablo II (coautor)



29



1990



Cristologia
e religioni non cristiane



Problemática
y actualidad: consideraciones introductorias



30



1991



Come
pregare con Maria







31



1991



Studio
dei Padri e teologia dogmatica



Reflexiones
a partir de la Instrucción de la Congregación para
la educación católica del 10 de noviembre de 1989
(=IPC)



32



1991



Verbi
revelati ‘accommodata praedicatio’ lex omnis
evangelizationis”

(GS n.44)



Reflexiones
histórico-teológicas sobre la inculturación



33



1992



Angeli
e demoni Il dramma
della storia tra il bene e il male







34



1992



Dio
Padre – Dio Madre



Reflexiones
preliminares



35



1992



Il
mistero di Maria e la morale cristiana







36



1992



Il
posto di Maria nella “Nuova evangelizzazione”







37



1993



Cristologia
della Secunda
Clementis







38



1993



Lettera
cristologica dei primi concili ecumenici







39



1994



Trinità
in contesto







40



1996



Maria
presso la Croce, volto misericordioso di Dio per il nostro tempo



Congreso
mariano de las Siervas de María Reparadoras, Rovigo, 12-15
de septiembre de 1995



41



1996



Tertio
millennio adveniente
:
Lettera apostolica di Giovanni Paolo II



Texto
y comentario teológico pastoral



42



1996



Vita
consecrata
. Una
prima lettura teologica







43



1997



Alla
ricerca del volto di Cristo: … ma voi chi dite che io sia?



Actas
de la XXVII Semana teológica diocesana, Figline Valdarno,
2-5 de septiembre de 1997



44



1997



Gesù
Cristo verità di Dio e ricerca dell’uomo



Cristología



45



1997



La
catechesi al traguardo. Studi sul Catechismo della Chiesa
cattolica



(coautor)



46



1997



Super
fundamentum Apostolorum



Estudios
en honor de S. Em. el cardenal A.M. Javierre Ortas (coautor)



47



1998



El
Evangelio del Padre







48



1998



Gesù
Cristo morto e risorto per noi consegna lo Spirito



Meditaciones
teológicas sobre el misterio pascual (coautor)



49



1998



Il
Vangelo del Padre







50



1998



Una
lettura cristologica della “Secunda
Clementis



¿Existencia
de influencias paulinas?



51



1999



Evangelización,
catequesis, catequistas



Una
nueva etapa para la Iglesia del tercer milenio



52



1999



La
Vergine Maria dal Rinascimento a oggi







53



1999



Missione
della Chiesa e Chiesa in missione]. Gesù Cristo, Verbo del
Padre



Ámbito
II



54



1999



La
Chiesa santa, madre di figli peccatori



Enfoque
eclesiológico e implicaciones pastorales



55



2000



Dominus
Iesus
: l’unicità
e l’universalità salvifica di Gesù Cristo e
della Chiesa



Declaración



56



2000



Gesù
Cristo e l’unicità della mediazione



(coautor)



57



2000



Gesù
Cristo, speranza del mondo



Miscelánea
en honor de Marcello Bordoni



58



2000



La
Vierge dans la catéchèse, hier et aujourd’hui



Comunicaciones
presentadas en la 55ª Sesión de la Sociedad francesa
de estudios marianos, Santuario Nuestra Señora de la
Salette, 1999 (coautor)



59



2000



Maria
e la Trinità



Espiritualidad
mariana y existencia cristiana



60



2000



Maria
nella catechesi ieri e oggi



Una
mirada histórica sintética



61



2001



Crescere
nella grazia e nella conoscenza di Gesù







62



2002



Dichiarazione
Dominus
Iesus
” (6
agosto 2000)



Estudios
(coautor)



63



2003



Maria
Madre della speranza



Por
una inculturación de la esperanza y de la misericordia.
[Parte componente de monografía]



64



2005



La
Madre del Dio vivo a servizio della vita



Actas
del 12º Coloquio internacional de mariología,
Santuario del Colle, Lenola (Latina), 30 de mayo – 1 de junio de
2002 (coautor)



65



2005



Lo
sguardo di Maria sul mondo contemporaneo



Actas
del XVII Coloquio internacional de mariología, Rovigo,
10-12 de septiembre de 2004



66



2005



Maria,
sintesi di valori



Historia
cultural de la mariología (coautor)



67



2007



Sui
sentieri di Clotilde Micheli fondatrice delle Suore degli Angeli
adoratrici della SS. Trinità



Espiritualidad
y promoción humana (coautor)



68



2007



San
Francesco Antonio Fasani apostolo francescano e culture
dell’Immacolata







69



2007



Il
vescovo maestro della fede



Desafíos
contemporáneos al magisterio de la verdad



70



2008



Gesù,
identità del cristianesimo Conoscenza
ed esperienza







71



2008



La
Dominus Iesus
e le religioni







72



2009



Catholicism
and secularism in contemporary Europe







73



2009



Futuro
presente Contributi
sull’enciclica “Spe salvi” di Benedetto XVI



(coautor)



74



2009



La
santità dei papi e di Benedetto XIII







75



2009



Maria
di Nazaret. Discepola e testimone della parola







76



2009



Reflexiones
sobre la cristología contemporánea







77



2010



I
santi nella Chiesa







78



2010



Il
celibato di Cristo nelle trattazioni cristologiche contemporanee



Reseña
crítico-sistemática



79



2010



Il
celibato di Gesù







80



2010



Il
santo di Dio. Cristologia e santità







81



2011



Dialogo
interreligioso Significato
e valore







82



2011



I
santi si specchiano in Cristo







83



2011



Istruzione
Sanctorum
mater



Presentación



84



2011



Le
cause dei santi



Subsidio
para el “Studium”



85



2011



Maria
la Theotokos.
Conoscenza ed esperienza







86



2012



I
santi testimoni della fede







87



2012



Santa
Ildegarda di Bingen







88



2012



Santi
e beati. Come
procede la Chiesa







89



2012



Testi
mariani del secondo millennio



(coautor)



90



2013



I
santi evangelizzano



Contribución
en el Sínodo de los Obispos de octubre de 2012, que
documenta la naturaleza evangelizadora indispensable de los
Santos, que gracias a su ejemplar conducta cristiana, nutrida de
fe, esperanza y caridad, se convierten así en puntos de
referencia para la Iglesia Católica y para los fieles de
todo el mundo y todas las culturas, orientándolos hacia una
vida de santidad. El volumen se divide en dos partes: en la
primera se encuentran las reflexiones doctrinales sobre el
concepto de Santidad y sobre las causas de los Santos, la segunda
parte recoge en cambio homilías, cartas y relaciones,
realizadas a lo largo de 2012, que describen la vida y la obra de
Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios.



91



2013



Il
Paradiso: di che si tratta?







92



2014



Accanto
a Giovanni Paolo II



Los
amigos y colaboradores cuentan (coautor)



93



2014



I
santi profeti di speranza







94



2014



La
Santissima Eucaristia nella fede e nel diritto della Chiesa



(coautor)



95



2014



San
Pietro Favre







96



2014



Sant’Angela
da Foligno







97



2015



I
santi: apostoli di Cristo risorto







98



2015



Gregorio
di Narek. Dottore della Chiesa







99



2015



Beato
Oscar Romero







100



2015



Santa
Maria dell’incarnazione







101



2015



San
Joseph Vaz







102



2015



I
Santi apostoli di Cristo risorto







103



2016



I
santi: messaggeri di misericordia







104



2016



Misericordiosi
come il Padre



Experiencias
de misericordia en el vivido de santidad



105



2017



I
santi, ministri della carità



Contiene
consideraciones sobre la caridad y una galería de hombres y
mujeres (santos, beatos, venerables y siervos de Dios) ejemplares
por el ejercicio heroico de esta energía divina que es la
caridad



106



2017



Il
messaggio di Fatima tra carisma e profezia



Actas
del Foro Internacional de Mariología (Roma 7-9 de mayo de
2015)



107



2018



I
santi e la Madre di Dio







108



2019



Perseguitati
per la fede



Las
víctimas del nacionalsocialismo en Europa centro-oriental



109



2019



Sufficit
gratia mea



Miscelánea
de estudios ofrecidos a Su Em. el Card. Angelo Amato con ocasión
de su 80º cumpleaños



110



2019



Un’inedita
Sicilia. Eventi e personaggi da riscoprire







111



2020



Il
segreto di Tiffany Grant







112



2021



Iesus
Christus heri et hodie, ipse et in saecula



Recopilación
de contribuciones promovida por la Pontificia Universidad
Salesiana para el Card. Angelo Amato, con ocasión de sus
80º cumpleaños



113



2021



Dici
l’anticu… La cultura popolare nel paese del Gattopardo.
Proverbi di Palma di Montechiaro







114



2023



Una
Sicilia ancora da scoprire. Eventi e personaggi inediti











El Cardenal Angelo Amato S.D.B.: un gran teólogo entre occidente y oriente

El cardenal Tarcisio Bertone, SDB, tuvo la oportunidad de conocer muy bien al recordado cardenal Angelo Amato, SDB. Ambos, de hecho, compartían la vocación salesiana y habían colaborado como docentes en la Pontificia Universidad Salesiana. Posteriormente, don Angelo Amato sucedió a mons. Bertone como Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cargo que ocupó desde 2002 hasta 2008.
Su Eminencia el cardenal Bertone desea ofrecer su testimonio personal sobre el cardenal Amato, que presentamos a continuación.

El Card. Angelo Amato fue uno de los Salesianos más inteligentes y versados en las ciencias humanas y eclesiásticas. Su capacidad para recibir y conectar Filosofía y Teología se manifestó especialmente en los años de su aprendizaje en el Ateneo Salesiano, formando parte de un grupo de estudiantes excepcionales que dieron prestigio a la Universidad Salesiana y que luego se destacaron no solo en la enseñanza, sino también en el servicio a la Santa Sede en los Dicasterios de la Curia Romana.
Recuerdo en particular su excepcional valentía en el estudio de la Cristología y de la Mariología; sus escritos eran muy refinados y era buscado como predicador de  Ejercicios espirituales, especialmente para las personas consagradas, sin olvidar la agudeza de sus opiniones en la promoción del Diálogo Ecuménico e Interreligioso. De hecho, fue particularmente apreciado por el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, (quien luego se convirtió en Papa Benedicto XVI) y por el Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos. Por esta razón, fue enviado a Grecia a estudiar la Teología de los Padres Orientales, aprendió griego antiguo y griego moderno y publicó incluso un estudio muy estimado en la Universidad griega de Salónica sobre la concepción y la práctica del sacramento de la Penitencia entre los Padres Orientales. En ese período aprendió el arte y la espiritualidad de la “escritura” de íconos, que continuó practicando hasta el final de su vida. En Roma, se dedicó principalmente a la enseñanza en la Universidad Pontificia Salesiana, convirtiéndose en Decano de la Facultad de Teología y, en calidad de experto en Cristología y Mariología, fue nombrado Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y posteriormente también Secretario de la misma.
Es interesante el aporte que Don Angelo Amato dio en colaboración con el Cardenal Joseph Ratzinger a la Congregación para la Doctrina de la Fe para la redacción de la famosa declaración dogmática “Dominus Jesus” del 1 de septiembre de 2000, una declaración solicitada por el Papa Juan Pablo II y redactada por el Cardenal Ratzinger con la colaboración fina e inteligente de Don Angelo Amato. El Cardenal Ratzinger lo valoró posteriormente por los documentos y reflexiones elaborados por ese Dicasterio doctrinal de la Curia Romana. Luego, cuando el Secretario Mons. Tarcisio Bertone fue nombrado Arzobispo de Génova, se buscó un sucesor. Recuerdo muy bien las consultas del Cardenal Ratzinger y los diálogos con Su Santidad Juan Pablo II. Entre los candidatos a la sucesión destacaba el nombre de Don Angelo Amato, pero en una conversación del Cardenal Ratzinger y del que suscribe con el Papa Juan Pablo II, hice presente una peculiaridad que me parecía crear alguna dificultad, es decir, el hecho de que un salesiano sucediera en este importante cargo a otro salesiano. El Papa Juan Pablo II, dirigiéndose al Cardenal Ratzinger, preguntó: «¿Pero esto es un problema para el Cardenal Ratzinger? ¿Le gusta al Cardenal Ratzinger nombrar a otro Salesiano en el cargo de Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe?» El Cardenal Ratzinger respondió: «Preferiría a Don Angelo Amato porque me he sentido muy bien trabajando con él aquí en el Dicasterio y estamos en perfecta sintonía». Juan Pablo II respondió: «Entonces nombramos a Don Angelo Amato nuevo Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe» y así ocurrió el 19 de diciembre de 2002.
Desarrolló mucha actividad en la redacción de los documentos que caracterizaron el magisterio de este dicasterio de la curia romana presidido por el Cardenal Ratzinger y, posteriormente, el Papa Juan Pablo II decidió crearlo Cardenal y nombrarlo Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. En tal cargo, llevó a cabo una intensa actividad de promoción de la santidad en la Iglesia, de la santidad en la Vida Consagrada, Laical, Sacerdotal, y publicó entre sus volúmenes una serie de biografías de Beatos y Santos que dieron a conocer y multiplicaron la atracción de la santidad en la variedad de carismas, culturas y personas que enriquecieron la Iglesia, con muchos ejemplos beneficiosos e iniciativas provechosas. Permaneció durante 10 años, hasta 2018, como Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y continuó su actividad de magisterio para la Iglesia al servicio de los Papas. El Papa Francisco envió un hermoso telegrama al Vicario General de la Congregación Salesiana, donde exalta precisamente la “salesianidad” del Cardenal Amato y su obra como Prefecto de las Causas de los Santos. Lo reproducimos en su totalidad:

REVERENDO DON STEFANO MARTOGLIO SDB VICARIO DEL RECTOR MAYOR SOCIEDAD SAN FRANCISCO DE SALES (SALECIANOS) ROMA

Al enterarme de la noticia del fallecimiento del querido Cardenal Angelo Amato, expreso mi cercanía a usted y a los Hermanos de este Instituto Religioso, así como a los familiares del recordado Purpurado. Agradezco a Dios por el edificante testimonio de este hijo espiritual de San Juan Bosco que durante tantos años se dedicó con fineza humana y generosidad al Evangelio y a la Iglesia. Pienso en su alma sacerdotal y en la preparación teológica con la que sirvió a la Santa Sede, especialmente en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y en el de las Causas de los Santos. Aseguro mi oración por el alma de este buen y vigilante siervo que, fiel a su lema ‘Sufficit gratia mea’, incluso en los últimos tiempos marcados por el sufrimiento, se entregó a la bondad del Padre celestial. Confío en que, acompañado por María Auxiliadora y por los Santos y Beatos que llevó a la gloria de los altares, sea acogido en el banquete eterno del Cielo y envío mi Bendición a quienes comparten el dolor por su desaparición.

Francisco

Entre los Cardenales Salesianos, especialmente dotados de gran carisma teológico, destaca el Cardenal Angelo Amato, quien deja a disposición no solo de la Universidad Pontificia Salesiana, sino también de los diversos Centros institucionales de estudio y espiritualidad, un gran patrimonio de doctrina y sabiduría con la esperanza de que continúe incidiendo en la vida de la Iglesia y de las Comunidades formativas.

✠ Tarcisio Card. Bertone




John Lee Tae Seok (1962-2010), un salesiano del que se volverá a hablar

John Lee Tae Seok, también conocido como «el p. Jolly», (don Alegre) fue un salesiano coreano que dedicó su vida a atender a los más pobres y sufrientes, especialmente en Sudán del Sur.Aunque su vida fue desgraciadamente corta, dejó una huella indeleble en los corazones de las personas que conoció gracias a su compromiso como médico, educador y hombre de fe.Su legado sigue inspirando a miles de personas en todo el mundo.

Infancia y raíces de su vocación
Yohan Lee Tae Seok (John Lee) nació el 19 de septiembre de 1962 en Busan, una ciudad del sur de Corea del Sur. Era el noveno de diez hermanos, cuatro varones y seis mujeres, en una familia profundamente católica (un hermano, Tae-Young Lee, se hizo fraile franciscano y una hermana, Cristina, se consagró en el Movimiento de los Focolares).
Ya de joven dio muestras de un extraordinario liderazgo y una inclinación hacia el servicio a los demás. Asistía diariamente a misa y estaba dotado para la música. A los diez años perdió a su padre, y su madre se convirtió en su punto de referencia, apoyándole en su camino de fe y en sus estudios.
A pesar de su deseo de hacerse sacerdote a los quince años, su madre le convenció para que siguiera estudiando medicina.
En 1987, tras licenciarse con matrícula de honor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Inje, John empezó a trabajar como médico militar durante su servicio militar obligatorio. Fue durante este tiempo cuando conoció a los salesianos a través de un capellán militar, un encuentro que cambiaría su vida para siempre. Decidido a seguir la vocación salesiana, John intentó durante meses comunicar su decisión a su madre, sin éxito.
Él mismo lo cuenta:

Fue María Auxiliadora quien tomó cartas en el asunto.Había decidido embarcarme en la vida salesiana con gran alegría, pero estaba ansioso por comunicar mi decisión a mi madre.Como mi padre había fallecido cuando yo tenía diez años, mi madre había tenido que esforzarse mucho para que yo estudiara medicina.Y gracias a sus muchos sacrificios, había podido convertirme en médico.Debería haber empezado a ayudar a mi madre para recompensarla por los sacrificios que había hecho sin echarme nada en cara.Por eso me resultaba tan difícil comunicarle mi decisión.Me resultaba casi imposible decírselo.
Lo había intentado muchas veces, pero nunca lo había conseguido porque, mirándola, me faltaba valor.Incluso intenté decírselo a una de mis hermanas con la que hablaba de todo sin problemas y a la que le confiaba todo.Pero no podía.Así que pasaron meses sin que pudiera decir nada.
Pero llegó un hermoso día.Fui a ver a mi hermana para intentarlo de nuevo, pero me quedé sin palabras: mi hermana ya lo sabía todo sobre mi decisión.Un sueño la noche anterior se lo había explicado todo.Me gustaría contarte el contenido del sueño, pero no puedo sin el permiso del obispo.De todos modos, mi hermana le contó a mi madre su sueño y todas mis dificultades se desvanecieron en un instante.
No había pensado en la ayuda directa de María Auxiliadora hasta que escuché, por primera vez, del maestro de novicios que todas las vocaciones salesianas están ligadas a María Auxiliadora.
No había pedido ayuda a María.María se había dado cuenta de mi dificultad y me ayudó de forma silenciosa y discreta.Esta fue la primera experiencia de María que pude tener.Para mí, esta experiencia tuvo un valor inestimable porque me permitió comprender la realidad de “María Auxiliadora” y aprender la actitud que debemos tener cuando ayudamos a los demás: es decir, estar atentos a las necesidades de los demás y dispuestos a prestarles la ayuda que necesitan.A partir de entonces pude hablar a los chicos con certeza de la presencia de María Auxiliadora».

La vocación salesiana y el servicio a los pobres
Comenzó el noviciado el 24 de enero de 1993 e hizo su primera profesión el 30 de enero de 1994.
Después de dos años de filosofía en la Universidad Católica de Gwangju, hace las prácticas en la Casa Salesiana de Dae Rim Dong, en Seúl. Allí se ocupó de unos 80 chicos en situación de riesgo, con mucha creatividad en el aula y en el patio. Enseñó a esta clase de chicos difíciles, que aprendieron -a los 18 años- a escribir el alfabeto coreano. Con sus dotes musicales, hizo que estos chicos cantaran todos los domingos por la noche un Tantum Ergo en latín, con un ritmo pop compuesto por él.

Continua sus estudios de teología.
Enviado a Roma para estudiar en la Pontificia Universidad Salesiana en 1997, conoció a un misionero, el Hermano Comino, que había servido durante 20 años en Corea del Sur y luego fue enviado a Sudán en 1991, momento en el que se encontraba de vacaciones. Al contarle su experiencia misionera, fortaleció el deseo de John Lee de convertirse en misionero.
Ver la película “Molokai”, un filme biográfico sobre el padre Damian, un misionero belga que trabajó en el asentamiento de leprosos de Kalaupapa, en la isla hawaiana de Molokai, le motivó aún más a comprometerse a vivir como el padre Damián.
Durante las vacaciones de 1999 hizo una experiencia misionera en Kenia y conoció al padre James Pulickal, salesiano de origen indio que trabajaba en Tonj, Sudán del Sur. Visitó Tonj cuando aún duraba la guerra, quedó profundamente impresionado y decidió dedicar su vida a los niños pobres de Tonj. Este pequeño pueblo de Sudán del Sur, destruido por la guerra civil, donde conoció a leprosos y pobres, cambió su vida para siempre.
Tras ordenarse sacerdote en 2001, John Lee regresó a Tonj, decidido a servir a la población local como médico, sacerdote y salesiano, y a tratar a los enfermos como si fueran Jesús. Se unió a la comunidad salesiana de Tonj, formada por hermanos de distintas nacionalidades, con el objetivo de reconstruir -después de la guerra- la comunidad cristiana, el oratorio, las escuelas y los puestos de misión en los pueblos de los alrededores.

La misión en Sudán del Sur: Tonj, un pequeño milagro
Las condiciones tras la guerra eran muy malas. Esto impulsó al P. John Lee Tae Seok a trabajar para mejorar la vida de los aldeanos. En primer lugar, abrió una pequeña clínica, que rápidamente se convirtió en el único centro médico disponible en una extensa zona. Trataba todo tipo de enfermedades, a menudo con medios limitados, pero con inmensa dedicación. Además de proporcionar atención médica inmediata, se comprometió a largo plazo a educar a la población local sobre la prevención de enfermedades y la higiene, temas que los lugareños desconocían en gran medida debido a su falta de educación.

Además de médico, Lee Tae Seok fue un educador incansable. Fundó una escuela para los niños de la aldea, donde no sólo enseñaba materias escolares, sino también valores de coexistencia pacífica y respeto mutuo, esenciales en un contexto posconflicto como el de Sudán del Sur. Gracias a su pasión por la música, también enseñó a los niños a tocar instrumentos musicales, creando una banda que se hizo famosa en la región. La banda no sólo ofrecía a los jóvenes una forma de expresarse, sino que también contribuía a crear un sentimiento de comunidad y esperanza en el futuro.

Un médico con corazón de sacerdote
La labor de John Lee Tae Seok no se limitó a la medicina y la educación. Como sacerdote, su principal objetivo era llevar esperanza espiritual a una población que había experimentado años de sufrimiento. Celebraba misa con regularidad, administraba los sacramentos y ofrecía consuelo espiritual a quienes lo habían perdido todo a causa de la guerra. Su profunda fe era evidente en todos los aspectos de su trabajo, y su presencia aportaba una sensación de paz y esperanza incluso en los momentos más difíciles.
Uno de los aspectos más admirables de su misión era su capacidad para ver la dignidad en cada persona, independientemente de su condición social o estado de salud. Trataba a los enfermos con inmenso respeto y dedicaba su tiempo a cualquiera que necesitara ayuda, incluso cuando estaba agotado por las largas horas en la clínica o la falta de recursos. Esta profunda compasión no pasó desapercibida: la gente del pueblo lo consideraba no sólo un médico y un sacerdote, sino un verdadero amigo y hermano.

La lucha contra la enfermedad y su legado
A pesar de su incansable labor y del amor que brindaba a los demás, el propio John Lee Tae Seok se vio afectado por una grave enfermedad. Durante su estancia en Sudán del Sur, empezó a mostrar signos de una enfermedad avanzada, que más tarde resultó ser cáncer de colon. Cuando se le diagnosticó la enfermedad, ya estaba en una fase avanzada, pero Lee Tae Seok continuó con su trabajo todo el tiempo que pudo, negándose a abandonar a la gente que dependía de él.

El 14 de enero de 2010, con sólo 47 años, John Lee Tae Seok falleció en Seúl, Corea del Sur, tras trece meses de lucha contra el cáncer. La noticia de su muerte dejó un profundo vacío en la comunidad Tonj y entre todos los que le habían conocido. Su funeral fue un acontecimiento conmovedor, al que asistieron miles de personas para honrar a un hombre que había dedicado su vida al servicio de los demás.
A pesar de su prematura muerte, el legado de John Lee Tae Seok sigue vivo. Sus últimas palabras fueron una invitación a perseguir sus sueños para Tonj: “No podré realizar mis sueños para Tonj, pero por favor, perseguidlos”. La clínica que fundó en Tonj prosigue sus actividades, y muchas de las personas a las que formó, tanto en el campo médico como en el educativo, continúan su labor. La banda que creó sigue tocando y alegrando la vida de la gente.

Testimonios
El padre Václav KLEMENT, salesiano, que fue su superior (misionero en Corea del Sur de 1986 a 2002), nos cuenta:

“Durante los últimos 22 años, desde que la obediencia me ha llevado a tantos países de Asia Oriental-Oceanía y de todo el mundo salesiano, he visto tantos pequeños «milagros» que don John Lee ha realizado a través de la película («No llores por mí, Sudán» y otras), sus escritos («Los rayos del sol en África siguen siendo tristes» y «¿Quieres ser mi amigo?») o las diversas publicaciones que cuentan la historia de su vida.

Un joven estudiante de secundaria en Japón dio el paso hacia el catecumenado después de ver la película «No llores por mí, Sudán», un catecúmeno tailandés -en camino hacia el bautismo- fue «confirmado» en su fe gracias al testimonio de la vida alegremente sacrificada del P. John Lee. Un joven salesiano vietnamita, que disfrutaba de toda la felicidad en su «zona de confort», fue despertado y motivado para la vida misionera por la misma película «No llores por mí, Sudán». Sí, hay muchos cristianos y no cristianos que han sido despertados, confirmados en la fe o inspirados para un camino vocacional gracias a don John Lee.
Los Salesianos de la Inspectoría de Corea han comenzado una nueva presencia salesiana en Busan, la ciudad natal del P. John Lee. En 2020 abrieron una nueva comunidad con sede en el “Fr John Lee Memorial Hall» de Busan, justo en el barrio donde John nació en 1962. El edificio de cuatro plantas, construido por el gobierno local de Busan-Seogu, ha sido confiado a los Salesianos de Don Bosco. Así, la historia del P. John Lee es contada por sus cohermanos salesianos inmersos en la vida del barrio que acogen a muchos jóvenes y fieles para acercarlos al testimonio radiante de la vida misionera”.

Impacto internacional y legado espiritual
La espiritualidad de don. John Lee estaba profundamente vinculada a María Auxiliadora. Interpretó muchos acontecimientos de su vida como signos de la presencia maternal de María. Esta devoción también influyó en su enfoque del servicio: ayudar a los demás en silencio y discretamente, estar atento a las necesidades de los demás y dispuesto a ofrecer apoyo.
El P. John Lee Tae Seok encarnó plenamente el espíritu salesiano, dedicando su vida a los jóvenes y a los pobres, siguiendo el ejemplo de Don Bosco. Su capacidad para combinar medicina, educación y espiritualidad le convirtió en una figura única, capaz de dejar una huella duradera en una tierra marcada por el sufrimiento.
Su obra continúa en la “John Lee Foundation”, que sigue apoyando las obras salesianas en Sudán.

Su memoria ha sido inmortalizada en numerosos premios y documentales internacionales. En 2011, tras su muerte, el Ministerio de Administración Pública y Seguridad de Corea del Sur -por recomendación del público- le concedió un premio, junto a otras personas que contribuyeron a la sociedad con su trabajo voluntario, donaciones y buenas acciones contra viento y marea. El galardón es el más elevado, el de la Orden Mugunghwa.
El 9 de septiembre de 2010, la cadena de televisión coreana KBS rodó una película sobre su labor en Tonj, titulada «Don’t Cry For Me Sudan». El documental llegó al corazón de cientos de miles de personas y ayudó a dar a conocer a don John Lee y su misión en todo el mundo.
En 2018, el ministro de Educación de Sudán del Sur, Deng Deng Hoc Yai, introdujo el estudio de la vida de don John Lee en los libros de texto de estudios sociales para las escuelas primarias y en dos páginas del libro de texto de ciudadanía para las escuelas medias. Es la primera vez que los libros de texto de Sudán del Sur incluyen la historia de un extranjero por su servicio voluntario en el país.
El éxito del documental “No llores por mí, Sudán” animó a los productores a continuar. El 9 de septiembre de 2020, el director Soo-Hwan Goo presentó un nuevo documental titulado «Resurrección», que sigue la historia de los alumnos de Lee una década después de su muerte y presenta a unos setenta de ellos, tanto en la República de Sudán del Sur como en Etiopía.

John Lee Tae Seok fue un ejemplo vivo de amor y solidaridad cristianos. Su vida nos enseña que incluso en las circunstancias más difíciles, con fe y dedicación, podemos marcar la diferencia en el mundo. Los sueños de John para Tonj siguen vivos gracias a quienes, inspirados en su figura, trabajan para construir un futuro mejor para los más pobres y necesitados.

Un salesiano del que se volverá a hablar.




Un gran colaborador de Don Bosco: Don Antonio Sala

Una figura importante pero prácticamente desconocida en la historia de los primeros años de la Congregación Salesiana. Dedicó toda su vida salesiana al ámbito económico. Dinámico y emprendedor, fue un gran administrador en el sentido moderno. A su «visión» previsora y clarividente debemos muchas obras que son un orgullo actual de la Congregación. Pero sobre todo su amor por Don Bosco fue intenso.

Infancia y juventud
Nació el 29 de enero de 1836 en Brianza de Lecco, en Monticello di Olgiate Molgora, diócesis de Milán. Su padre Pedro y su hermano, administradores de una hilandería, se habían casado con dos hermanas. Eran dos familias muy religiosas con un hijo sacerdote (el salesiano Antonio y su primo Federico, teólogo y futuro obispo auxiliar de Milán) y un hijo religioso: Ambrosio, hermano de Antonio, salesiano durante algunos años, y sor María Serafina, hermana de Federico, religiosa de clausura en Bérgamo. Antonio, una vez terminados sus estudios primarios, adolescente fuerte y robusto, se puso inmediatamente a trabajar en el ámbito familiar. Como animador del oratorio parroquial, demostró aptitudes para la vida sacerdotal, con su habilidad para atraer a los chicos, organizar los entretenimientos y llevarlos a los oficios religiosos. De regreso del servicio militar en el ejército austrohúngaro, asumió la responsabilidad de dirigir el negocio familiar, donde reveló excelentes dotes administrativas y un gran sentido práctico. Cuando murió su madre, el joven Antonio maduró el deseo de hacerse sacerdote. El párroco P. Nava lo interpretó y escribió a Don Bosco a principios de 1863, alabando los dones de naturaleza y gracia del joven y pidiéndole que le acogiera en Valdocco. A la respuesta inmediatamente positiva de Don Bosco, Don Nava le dio las gracias y le aseguró que el muy agradecido Antonio, de 26 años, llegaría a Valdocco lo antes posible. El párroco, muy generoso, se comprometió a pagar por adelantado durante cinco años no sólo la pensión “demasiado modesta” solicitada por Don Bosco, sino que en caso de fallecimiento entregaría como garantía muebles, cubiertos de plata y objetos de valor en su posesión.

Estudiante-trabajador y sacerdote-educador
Al llegar a Turín el 5 de marzo de 1863, Sala comenzó sus estudios de gramática. En Valdocco se encontraba a gusto, y como “hijo de María” no sólo compensó los años escolares que había perdido, sino que, desenvuelto y práctico en los asuntos de negocios, en su tiempo libre ayudaba al ecónomo enfermizo P. Alasonatti, daba una mano a los proveedores de las casas, iba él mismo al mercado y asistía en los primeros trabajos de las obras de construcción de la iglesia de María Auxiliadora. La experiencia le serviría para las diversas iglesias y edificios salesianos que supervisaría personalmente en las décadas siguientes.
El 22 de mayo de 1869 el P. Sala era ordenado sacerdote, tras haber estado cuatro años en la casa de Lanzo.

Ecónomo en Valdocco (1869-1880)
Incluso antes de que terminara el curso escolar, el 3 de julio de 1869 Don Bosco le preguntó confidencialmente si estaría dispuesto a trasladarse a Valdocco durante algún tiempo porque había una necesidad absoluta de un ecónomo de la casa, ya que el ecónomo general P. Savio estaba sobrecargado de trabajo. El P. Sala aceptó y fue a Valdocco. Allí permanecería 26 años, hasta su muerte.
Allí pudo profundizar sus apresurados estudios teológicos asistiendo durante tres años a las lecciones de moral en el Convitto: le serían muy útiles en el ministerio pastoral que desempeñaría durante muchos años como confesor ordinario en la iglesia de María Auxiliadora, capellán del Instituto del Buen Pastor, confesor extraordinario del colegio Artigianelli, y sucesivamente también asistente espiritual de los talleres femeninos de San José en el refugio de Barolo.
En la reunión del Consejo Superior del 11 de diciembre de 1869, el padre Savio fue confirmado como ecónomo general, pero el padre Sala también recibió muchos votos y fue elegido ecónomo formalmente en el Capítulo del Oratorio del mes de enero siguiente. Tuvo que llevar a cabo una formidable actividad económico-administrativa dentro de la mega obra de Valdocco, con varios centenares de jóvenes, divididos entre estudiantes, artesanos, oratorianos, clérigos, con muchas aulas, patios, talleres, refectorios, dormitorios, salones, la iglesia de María Auxiliadora, capillas; a esto hay que añadir loterías, edificios, mantenimiento general, problemas de impuestos, actas notariales… No estuvo exento de momentos difíciles, tanto que el 27 de enero de 1870 Don Bosco desde Florencia invitó a Don Rua para darle ánimos.
En enero de 1873, habiendo puesto en marcha una pequeña lotería cuyo primer premio era una preciosa copia de la Madonna di Foligno de Rafael, Don Bosco le confió la venta de los bonos, prevista sobre todo en Lombardía. Don Sala viajó especialmente por las provincias de Milán, Como y Varese, donde pudo ofrecer tarjetas benéficas a las familias más conspicuas, a las que sentía cercanas de alguna manera y que quizás ya estaban en contacto con Don Bosco. Envió muchos bonos, pero muchos otros le fueron devueltos, por lo que fue en busca de otros benefactores hasta Roma. Salesiano de la primera hora, el P. Sala realizó muchos otros humildes servicios, entre ellos la clásica asistencia en el patio y en los talleres y alguna enseñanza a jóvenes coadjutores. En 1876, en Roma, se ocupó de alojar tanto a los salesianos destinados a las nuevas fundaciones de Albano, Ariccia y Magliano como a los misioneros que habían venido a recibir un mandato del Papa. El 17 de diciembre de 1876 asistió por primera vez a las reuniones del Consejo Superior: lo haría durante casi 20 años. En 1878 hizo inspecciones en Mornese y Chieri para prever la necesaria adaptación de las casas de las FMA. En octubre hizo lo mismo con los salesianos de Randazzo en Sicilia y después por el Este y Mogliano Veneto. Hizo lo mismo durante más de quince años. Don Bosco confió en él y él le correspondió la confianza hasta su lecho de muerte, incluso aún después, como veremos.

El Capítulo General de 1880 eligió al P. Sala Ecónomo General, pero también siguió siendo Ecónomo de Valdocco durante otros tres años. Inmediatamente se puso manos a la obra.
En abril de 1881 hizo reanudar las obras de la iglesia del Sagrado Corazón y de la residencia de los Salesianos en Roma. Después se interesó por el nuevo edificio de Mogliano Veneto y examinó el proyecto de una amplia renovación de la casa de La Navarra (Francia). A principios de abril del año siguiente estuvo de nuevo en Mestre para negociar con la benefactora Astori y hacer una inspección de la colonia agrícola que se estaba construyendo en Mogliano; en noviembre acompañó allí a los cuatro primeros salesianos. El 8 de julio de 1883 firmó el pliego de condiciones para las obras de construcción del Hospicio de San Juan Evangelista en Turín y en otoño hizo ordenar los espacios de la imprenta de Valdocco, incluido el despacho del director, que decoró con cortinas en las ventanas, “mereciendo” una benévola reprimenda de Don Bosco por tales “refinamientos extras”. A mediados de enero de 1884, con motivo de la Exposición Nacional de Ciencia y Tecnología de Turín, se decidió instalar la compleja máquina (adquirida para la fábrica de papel salesiana de Mathi), que a partir de trapos producía libros encuadernados. Fue una ardua tarea para el padre Sala conseguir alumnos salesianos debidamente formados para manejarla. Fue un rotundo éxito de público y Don Bosco se tomó la libertad de rechazar otro premio que no fuera el primero. Poco después, el P. Sala viajó a Roma para acelerar los trabajos en Sacro Cuore, de modo que a principios de mayo Don Bosco pudiera colocar la primera piedra del Hospicio, junto con el Conde Colle (que habría traido consigo una ofrenda de 50.000 liras).
Obviamente, el P. Sala asistió a las reuniones del Consejo General para dar su esclarecida opinión sobre todo en asuntos de su interés: aceptación de obras, fundación de una casa en París, pliego de condiciones para la de Lucca, sustitución de un viejo horno por uno nuevo de Viena a un precio favorable, adopción de una “casa de huéspedes” para el personal femenino en Valdocco, estimaciones de los gastos de iluminación para las casas de Viena, Niza Marítima y Milán. El 12 de septiembre presentó el proyecto del escudo oficial de la Congregación Salesiana que, discutido y corregido, fue aprobado por el Consejo. En la misma reunión se le encargó que resolviera la disputa sobre el terreno de Chieri y la franja de terreno municipal de Turín destinada a la iglesia de María Auxiliadora, pero ya compensada mediante una permuta. Siguieron numerosas reuniones en septiembre y octubre con la presencia ocasional del P. Sala. El 9 de diciembre se ocupó de los problemas económicos de varias casas, entre ellas las de Sampierdarena, Nápoles y Schio.

Los tres años 1885-1887
Durante todo el año siguiente (1885) se interesó por la casa de Faenza por lo que “mereció” otra paternal reprimenda de Don Bosco por los excesivos gastos en los cimientos. En abril asistió a una encuesta realizada en el Colegio de Lanzo por orden del Tribunal Civil de Turín. El 22 de junio presentó e hizo aprobar el plan para elevar un piso de la casa de las FMA en Niza. Para erigir la casa en Trento se aseguró de la disponibilidad de recursos económicos locales adecuados, confiado en la colaboración del Municipio, pero puesto en alerta por Don Bosco que, siempre vigilante, le recordaba que a menudo “los Municipios prometen y no tiene cuidado”. El 20 de septiembre de 1885, don Sala informó al Consejo sobre el terreno para el cementerio salesiano que podía adquirirse por 14.000 liras. Se le autorizó a intentar bajar el precio y realizar el proyecto presentado.
Siguieron dos años más de reuniones del Consejo General, de viajes para ayudar a las casas en dificultades por problemas edilicios, administrativos y económicos. Mientras tanto, había sido reelegido ecónomo general (septiembre de 1886; volvería a serlo seis años más tarde) y preparaba todo para la consagración solemne de la iglesia del Sagrado Corazón en Roma (14 de mayo). Allí, unos meses más tarde, por invitación expresa del Papa, fueron nombrados un nuevo Procurador y un nuevo Párroco en sustitución del P. F. Dalmazzo, y el P. Sala tuvo mil quebraderos de cabeza para desenredar la enmarañada madeja de una situación económico-financiera insostenible.

Al lado de Don Bosco moribundo (enero de 1888)
Llamado urgentemente desde Roma el 30 de diciembre, ya estaba junto a la cama de Don Bosco en la mañana de Año Nuevo. Durante todo el mes se alternó con el joven secretario Viglietti en la asistencia al enfermo.
Cuando Don Bosco falleció el 31 de enero, esa misma noche el Consejo General “promete al Señor que, si Nuestra Señora nos concedía la gracia de poder enterrar a Don Bosco bajo la iglesia de María Auxiliadora o al menos en nuestra casa de Valsalice, habría empezado a trabajar en la decoración de su iglesia este año o al menos lo antes posible”. La petición formal realizada por el padre Sala a las autoridades municipales fue rechazada. Entonces apeló a Roma y el Presidente del Consejo F. Crispi, consciente de la ayuda que le había prestado Don Bosco cuando estaba exiliado en Turín, le concedió la sepultura fuera de la ciudad, en el colegio salesiano de Valsalice. Mientras tanto, el cuerpo de Don Bosco se encuentra cerca de la habitación de Don Sala. En la tarde del 4 de febrero fue trasladado a Valsalice. En la pequeña procesión colina arriba, don Sala llora: ha perdido a la persona más querida que aún tenía en la tierra. Durante otros seis años, sin embargo, seguiría desempeñando con gran competencia el arduo campo de trabajo que Don Bosco le había confiado en un principio. El 21 de mayo de 1895 se reuniría con él en el cielo, abatido por un infarto cardíaco.




P. José Luis Carreño Etxeandía. Un Salesiano con el Corazón de Jesús

            El P. José Luis Carreño ha sido descrito por el historiador Joseph Thekkedath como “el salesiano más querido en el sur de la India” a principios del siglo XX. En todos los lugares donde vivió -ya sea la India, Filipinas o España- encontramos salesianos que guardan un grato recuerdo de él. Sin embargo, por extraño que parezca, aún no disponemos de una buena biografía de este gran salesiano. Esperamos remediarlo pronto. El P. Carreño fue uno de los arquitectos de la región del Sur de Asia y no podemos permitirnos olvidarlo.
            José Luis Carreño Etxeandía nació en Bilbao, España, el 23 de octubre de 1905. En vísperas de su ordenación en 1932, se ofreció voluntario para las misiones extranjeras y fue enviado a la India, desembarcando en Bombay en 1933. Sólo un año después, cuando se creó la Provincia de la India Meridional, fue nombrado maestro de novicios en Tirupattur: sólo tenía 28 años. Con sus extraordinarias cualidades de mente y corazón, se convirtió rápidamente en el alma de la casa y dejó una profunda impresión en sus novicios. “Nos conquistó su corazón paternal”, escribió uno de sus novicios, el arzobispo Hubert D’Rosario. El padre Joseph Vaz, otro novicio, contaba a menudo cómo Carreño se daba cuenta de que estaba temblando durante una conferencia. “Espere un momento, hombre”, dijo el maestro de novicios y salió. Al poco rato volvió con un jersey azul, que le entregó a Joe. Joe notó que el jersey estaba extrañamente caliente. Entonces recordó que el maestro de novicios había llevado algo azul bajo la sotana, que ahora había desaparecido. Carreño le había dado su jersey.

            En 1942, cuando el gobierno británico internó en la India a todos los extranjeros que pertenecían a países en guerra con Gran Bretaña, Carreño, que pertenecía a un país neutral, no fue molestado. En 1943, recibió un mensaje de Radio Vaticano en el que se le comunicaba que ocuparía el lugar de Eligio Cinato, provincial de la provincia del Sur, que también fue internado. Al mismo tiempo, el obispo Louis Mathias de Madrás le invitó a convertirse en su vicario general. En 1945, fue nombrado oficialmente provincial, cargo que ocupó de 1945 a 1951. Uno de sus primeros actos fue consagrar la provincia al Sagrado Corazón de Jesús. Muchos salesianos estaban convencidos de que el extraordinario crecimiento de la Inspectoría del Sur se debía a este acto. Los centros salesianos duplicaron su tamaño bajo la dirección del P. Carreño. Uno de sus actos de mayor alcance fue fundar un colegio universitario en la remota y pobre aldea de Tirupattur. El Colegio del Sagrado Corazón transformó todo el distrito.
            Carreño también fue el principal responsable de “ndianizar” el rostro de los Salesianos en la India, buscando inmediatamente vocaciones locales en lugar de confiar únicamente en los misioneros. Fue una política maravillosamente providencial: cuando la India independiente decidió no conceder visados a nuevos misioneros extranjeros, a los Salesianos no les pilló desprevenidos. “Si hoy hay más de dos mil Salesianos en la India, el mérito de este crecimiento se debe a las políticas iniciadas por el P. Carreño”, dice el P. Thekkedath en su historia de los Salesianos en la India.
            El P. Carreño, como hemos dicho, no sólo fue provincial, sino también vicario del obispo Mathias. Estos dos grandes hombres que se admiraban mutuamente tenían también caracteres muy diferentes. El arzobispo era partidario de fuertes medidas disciplinarias contra los hermanos descarriados, mientras que el P. Carreño abogaba por procedimientos más suaves. El visitador extraordinario, P. Fedrigotti, parece haberse puesto de parte del arzobispo, calificando al P. Carreño de “excelente religioso, hombre de gran corazón”, pero “un poco demasiado poeta”. Algunos otros también afirmaron que don Carreño era un mal administrador, pero es interesante que un hombre como don Aurelio Maschio negara rotundamente esta afirmación. El hecho es que don Carreño fue un innovador y un visionario. Algunas de sus ideas -como traer voluntarios no salesianos para que sirvieran durante unos años, por ejemplo- estaban mal vistas en aquella época, pero hoy se promueven activamente.
            En 1952, tras terminar su mandato como provincial, el P. Carreño fue destinado a Goa, donde permaneció hasta 1960. “Goa fue amor a primera vista”, escribió en La urdimbre en el telar. Goa, a su vez, le acogió en su corazón. En aquella época, los salesianos ejercían de directores espirituales y confesores del seminario diocesano y del clero, y el P. Carreño fue incluso patrón de la asociación local de escritores konkani. Los primeros salesianos de Goa, como Thomas Fernandes, Elías Díaz y el difunto Rómulo Noronha, contaban con lágrimas en los ojos cómo el P. Carreño y otros iban al hospital del Colegio Médico de Goa, situado cerca, para donar sangre y comprar comida y otras cosas para los chicos.
            En 1962, el P. Carreño fue trasladado de nuevo, esta vez a Filipinas, como Rector y Director de Novicios en Canlubang. En 1967 -debido a las diferencias entre los misioneros de China y los de la India- fue enviado de nuevo a España. Pero tanto en Filipinas como en la India, sus novicios no pueden evitar recordar a este hombre extraordinario y la impresión que dejó en ellos. En España fundó una “Casa Misionera” y continuó su apostolado de la pluma. Dejó más de 30 libros, así como himnos como el hermoso “Cor Iesu sacratissimum” y canciones más populares como “Kotagiri en la montaña”.
            El padre José Luis Carreño murió en 1986 en Pamplona, España, a la edad de 81 años. A pesar de los avatares de su vida, este gran enamorado del Sagrado Corazón de Jesús pudo decir en las bodas de oro de su ordenación sacerdotal: “Si hace cincuenta años mi lema de joven sacerdote era ‘Cristo lo es todo’, hoy, viejo y abrumado por su amor, lo escribiría en oro macizo, porque en realidad CRISTO LO ES TODO”.

don Ivo Coelho, sdb
Consejero para la Formación




In memoriam. Don Sergio DALL’ANTONIA, sdb

El P. Sergio Dall’Antonia, misionero salesiano y fundador de la presencia salesiana en Rumanía, terminó su peregrinación terrena en Bacau, Rumanía, el 21.02.2023, a la edad de 83 años.

Sergio Dall’Antonia nació en Pieve di Soligo (Treviso, Italia), el 11 de abril de 1939. Sus padres eran Sonia y Angelo Lombardi. En la familia había un hermano mayor, Francesco, y una hermana pequeña, Mariella, que murió al año de edad. Fue bautizado el 14 de abril, recibiendo los nombres de Sergio y Livio. A los siete años, quedó huérfano de madre.

Asistió a la escuela primaria en el pueblo y a la secundaria en la escuela salesiana Astori, en Mogliano Véneto, adonde se había trasladado la familia. Gracias al contacto con los salesianos, comprendió la llamada divina y al final del quinto curso de bachillerato pidió ser salesiano. Terminó el noviciado el 15 de agosto de 1954, bajo la dirección de Don Vigilio Uguccioni, en Albarè di Costermano, convirtiéndose en salesiano de pleno derecho.

Después del bachillerato y los estudios filosóficos en Nave (1955-1958) y en Foglizzo (1958-1959), volvió a la inspectoría para su formación práctica, realizada en Tolmezzo (1959-1961) y luego en Pordenone (1961-1962), emitiendo la profesión perpetua el 13 de agosto de 1961.

Tras sus estudios teológicos en Monteortone (1962-1966), concluidos con su ordenación sacerdotal (02.04.1966) en el Santuario Mariano de Monteortone, sus superiores le señalaron como posible futuro profesor en el estudiantado, por lo que fue enviado a Roma, a la Universidad Pontificia Salesiana, para estudiar moral (1966-1970). Debido a problemas de salud, tras sus estudios de moral, regresó a la casa de Pordenone (1970-1973) como catequista y profesor. Comenzó así a mostrar buenas dotes organizativas, artísticas y de animación, que le harían famoso.

La casa salesiana de San Luigi en Gorizia lo tuvo durante unos quince años (1973-1986): aquí se convirtió en el alma de la Asociación Juvenil Salesiana de Turismo de Isontino. Organizó fiestas para jóvenes y padres, exposiciones de arte, pero sobre todo se convirtió en el promotor de las famosas “Marcha por la Amistad”, en primavera, y “Ciclismo en Amistad», en otoño. Permanecerán en la memoria local como los únicos eventos que en los años de la Cortina de hierro permitían cruzar la frontera con Yugoslavia mostrando sólo la tarjeta de inscripción al evento. Estos actos terminaban con un plato caliente de pastasciutta ofrecido a todos los participantes, italianos y yugoslavos, por las cocinas de campaña del Ejército alojadas en los patios de San Luigi.

Durante otra década volvió a Pordenone (1986-1996), trabajando siempre en el campo de la educación, hasta que el Señor -a través de sus superiores- le pidió que fuera a Rumanía para abrir una presencia salesiana. No fue fácil, a los 57 años, trasladarse a un país desconocido, ex comunista y de mayoría ortodoxa, y aprender una lengua que no le serviría para otra cosa que para comunicar el amor de Dios a los jóvenes. Sin embargo, gracias a su voluntad (que le caracterizó durante toda su vida) partió y se convirtió en fundador de dos casas salesianas: primero en Constanța (1996-2001) y luego en Bacău, donde permanecería hasta el final de su peregrinación terrenal.

Los recuerdos de quienes le conocieron lo describen como una persona que hablaba poco, pero hacía mucho, siendo un gran e incansable trabajador. Siempre en medio de los niños, los entretenía con inteligente imaginación y creatividad. En la proclamación del mensaje cristiano, también se adentró en el mundo del Internet con espíritu juvenil, animando nada menos que cuatro blogs, sacando de su repertorio para los jóvenes “cosas viejas y cosas nuevas”.

Hombre de oración fiel, rezaba la Liturgia de las Horas íntegramente ante el sagrario y le encantaba meditar el rosario con sus hermanos todas las noches después de cenar. Era un gran devoto no sólo de la Sagrada Eucaristía, sino también de Nuestra Señora. Daba pruebas de su fe en las visitas a los santuarios marianos cercanos y no faltaba a las fiestas de la Santísima Virgen. Era fiel en su confesión quincenal y disponible como confesor, apreciado por sus hermanos, los religiosos de la zona y los fieles.
Deja un recuerdo como patriarca, como el “Don Bosco de Rumanía”.

Su fe inquebrantable se refleja también en su testamento espiritual, que reproducimos a continuación.

¡Jesús mío, perdóname! ¡Que te ame por siempre!
En caso de mi muerte, consiento en tomar de mi cuerpo algunos órganos útiles para la vida de otra persona, con el consentimiento de mi Superior directo de la casa salesiana a la que pertenezco. Los entrego voluntariamente como humilde signo de la Caridad de Cristo que se hizo todo para todos para conducirlos al Padre.

Pido perdón a mis seres queridos, a mis hermanos y a los jóvenes por el mal hecho, los malos ejemplos dados y el bien no hecho o descuidado. Que la Iglesia me acoja en su perdón y en su oración de sufragio. Si alguien siente que me ha ofendido de alguna manera, que sepa que le perdono de todo corazón y para siempre.
Que Jesús y María sean mis dulces amigos para siempre. Que me acompañen de la mano al Padre en el Espíritu Santo, obteniendo misericordia y perdón para mí. Desde el Cielo, adonde espero llegar por la Infinita Misericordia de Dios, os amaré siempre, rezaré por vosotros y pediré para vosotros todas las bendiciones del Cielo.
P. Sergio Dall’Antonia

Concédele, Señor, el descanso eterno y que brille para él la luz perpetua. ¡Descansa en paz!

A continuación le informamos de su último vídeo publicado.






In memoriam. Padre David FACCHINELLO, sdb

Una vida dedicada a los demás. Padre David FACCHINELLO, sdb

Nacido en la milenaria ciudad de Treviso el 21 de mayo de 1974, fue bautizado en la parroquia de Loria (Treviso), de donde provenía su familia. En la misma ciudad realizó la escuela primaria y secundaria, y continuó su formación estando dos años como interno en la escuela de artes gráficas del Instituto San Giorgio de Venecia, donde conoció a los salesianos. Tras iniciar una experiencia en la Comunidad Salesiana de Mogliano Veneto, continuó sus estudios de diseño gráfico en Noventa Padovana donde se graduó. Esta experiencia lo llevó a conocer y participar de las actividades del oratorio parroquial de Mogliano, las propuestas juveniles del verano, y los grupos formativos. Estos se convertirían en su modo de responder a la llamada divina. Entró en el noviciado en 1993. Su primer destino pastoral fue en la casa Mogliano Veneto Astori con el servicio de catequista en la escuela secundaria, que ofreció hasta el 2011. Luego recibió un nuevo destino en la casa de Este con las tareas de vicario en la comunidad y animador pastoral entre los alumnos del Centro de Formación Profesional. En su corazón nació el deseo de hacer una experiencia pastoral en tierras de misión, por lo que se puso a disposición de la Congregación Salesiana. Al conocer que su destino misionero era Perú, inmediatamente comenzó a estudiar el idioma español, y lo siguió profundizando en la realidad de la misión al mismo tiempo que se sumergía en la cultura local.

Desde su llegada a Perú en 2017, tras un periodo de adaptación, fue enviado a la región de Cusco. En la comunidad misionera de Monte Salvado sirvió como vicario de la Parroquia María Auxiliadora de Quebrada Honda, en el Valle de Yanatile, correspondiente a la selva alta, donde los salesianos acompañan las misiones andinas. Casi dos años después, fue nombrado párroco el 12 de abril de 2019.

Recién llegado se dedicó a conocer al pueblo y a ponerse a su servicio pastoral, colaborando en la comunidad local y siendo fiel a las instrucciones de la Arquidiócesis de Cusco. Al ser una parroquia misionera, decidió visitar periódicamente las setenta y tres comunidades, viajó a las aldeas más remotas, llegando a los hogares más humildes y apartados de aquella vasta región. Deseoso de acercarse aún más a las almas que servía, estudió la lengua quechua.

Ha puesto en marcha proyectos comunitarios de asistencia y promoción, como el comedor parroquial y un amplio programa de asistencia psicológica, y, como buen salesiano, impulsó numerosos oratorios festivos en distintos pueblos. Impulsó intensamente el desarrollo de la renovación catequística, en línea con la Iniciación a la Vida Cristiana, y en profunda sintonía con el Proyecto Educativo-Pastoral de la Provincia. Su compromiso con la Iglesia local fue tan grande que el arzobispo de Cuzco lo nombró decano de la región. Entre los testimonios de la gente destaca el especial cuidado que tuvo por los más pobres entre los pobres, a las que David acompañó y ayudó a promoverse en modo particular y muy discreto.

Los testimonios de quienes lo conocieron confirman que era una persona amable y atenta con los hermanos de la comunidad, un religioso ejemplar, y un apóstol trabajador y comprometido. Desde el primer momento, conquistó el corazón de todos con su amabilidad y su serena alegría; supo ganarse la estima y la confianza de la gente: compañeros, colaboradores, feligreses y jóvenes, gracias a su optimismo, su buen sentido común, su prudencia y disponibilidad.

Además de todo este trabajo apostólico, David era un hermano muy querido: le encantaba estar en la comunidad salesiana, los hermanos apreciaban su buen humor y su capacidad para crear vínculos estrechos.

Los jóvenes de Monte Salvado (la escuela para jóvenes de la selva que son asistidos por la comunidad misionera salesiana) le tenían un gran cariño, apreciaban el hecho de que disfrutara de pasar tiempo con ellos durante el recreo, y estaban impactados por su entusiasmo cuando enseñaba la catequesis: su vida era un verdadero sacramento de la presencia.

Su viaje terrenal terminó justamente después de compartir con la comunidad parroquial la fiesta de la Madre Auxiliadora, el 24 de mayo de 2022. Partió hacia el cielo en el viaje de regreso tras padecer un accidente automovilístico, alrededor de la medianoche. Después de su última celebración a la Virgen, le auguramos que Ella lo acompañe en el.

Dos rasgos fundamentales que Don Bosco vio en San Francisco de Sales son los que más encarnó: la caridad apostólica y la bondad amorosa -amorevolezza-. Fue casi un reflejo de lo que decía el padre Antonio Cojazzi, uno de sus compatriotas: «rostro alegre, corazón en la mano, ahí va el salesiano».

Esperamos que desde el Cielo nos obtenga muchas y santas vocaciones para acompañar a los jóvenes en su camino terrenal. Mientras tanto, recemos por él.

Concédele el descanso eterno, Señor, y que brille para él la luz que no tiene fin. Que descanse en paz.


Video commemorativo