¡Santa Pascua 2024!

¡Cristo ha RESUCITADO!

Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos… (cfr. 2 Tim. 2,8)

¡Santa Pascua a todos nuestros lectores!




¿El agua bendita, las bendiciones y otros sacramentales tienen aún valor?

Asistimos hoy a una indiferencia o desprecio por los sacramentales. Las bendiciones sobre las personas, el agua, las imágenes religiosas y su uso, al igual que otros sacramentales, ya no tienen valor a los ojos de muchos cristianos de hoy. Seguramente esta actitud tiene algo que ver con abusos o supersticiones que han distorsionado su verdadero significado. Pero no se puede negar que también existe una gran ignorancia sobre ellos. Intentemos arrojar algo de luz al respecto.

En los orígenes, los sacramentales (también llamados pequeños sacramentos) eran simples ceremonias que acompañaban la celebración de los siete sacramentos, así como las obras piadosas y toda la oración canónica de la Iglesia. En la actualidad, la noción de sacramentales se reserva a ciertos ritos, instituidos por la Iglesia, que no forman parte en sí mismos de la celebración de los siete sacramentos, pero que son similares en su estructura a los sacramentos, y que la Iglesia utiliza para obtener, mediante su impetración, efectos principalmente espirituales.

Los sacramentales son signos sagrados por medio de los cuales, con una cierta imitación de los sacramentos, se significan efectos primordialmente espirituales y, mediante su impetración por la Iglesia, se obtienen. A través de ellos, las personas se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida (Catecismo de la Iglesia Católica – CIC, 1667).
Son instituidos por la Iglesia para la santificación de ciertos ministerios eclesiásticos, de ciertos estados de vida, de muy diversas circunstancias de la vida cristiana, así como para el uso de cosas útiles a la persona. Implican siempre una oración, acompañada a menudo de un signo determinado, como la imposición de las manos, la señal de la cruz, la aspersión con agua bendita (CIC, 1668).
Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, sino que, mediante la oración de la Iglesia, preparan a recibir la gracia y disponen a cooperar con ella (CIC 1670).

Son, ante todo, bendiciones de personas, de objetos, de lugares.
Las bendiciones también tiene un alcance más duradero, las consagraciones tienen por efecto consagrar las personas a Dios y de reservar objetos y lugares para el uso litúrgico, como la bendición del abad o de la abadesa, de un monasterio, la consagración de vírgenes, el rito de la profesión religiosa y las bendiciones para determinados ministerios eclesiásticos (lectores, acólitos, catequistas, etc.), o como la dedicación o bendición de una iglesia o altar, la bendición de óleos sagrados, vasos y ornamentos sagrados, campanas, etc.

Y los exorcismos también son, es decir, una petición que la Iglesia hace públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, para que una persona u objeto sea protegido contra la influencia del Maligno y sustraído a su dominio (CIC 1671-1673).

Son establecidos por la Iglesia, y sólo la Sede Apostólica puede establecer nuevos sacramentales o interpretar auténticamente los ya aceptados, abolir algunos de ellos o modificarlos (Código de Derecho Canónico – CIC, c. 1167, § 1).
Los sacramentales se presentan en el Ritual Romano (especialmente en el Ritual de Bendiciones y en el Ritual de Exorcismos), donde se recogen las formas y modalidades para impartirlos, exigiéndose la observancia cuidadosa de los ritos y fórmulas aprobados por la Iglesia (CDC, c. 1167, §2).

Su valor reside principalmente en la oración de la Iglesia (opus operantis Ecclesiae), pero para que produzcan su efecto se requiere una fe viva, porque los sacramentales no actúan como sacramentos ex opere operato, sino ex opere operantis, es decir, condicionados por la fe del beneficiario. Y aquí es donde aparece la baja estima de los sacramentales: cuando no se reciben con fe, no producen ningún efecto y esto lleva a la falsa opinión de que no tienen virtud.

En su uso, hay que evitar tanto la falta de reverencia y respeto (son una intercesión de la Iglesia) como un uso de tipo supersticioso o mágico. Los objetos sacramentales no cambian la naturaleza de la realidad sobre la que actúan, sino que son una expresión de pertenencia a Dios.
Los objetos bendecidos no son amuletos (objetos de diversas naturalezas y formas a los que la superstición atribuye una virtud protectora contra la enfermedad o la desgracia, virtud que reside en el objeto mismo), sino que son signos sagrados que nos recuerdan que Dios está siempre cerca de nosotros con su gracia.

En resumen, los sacramentales consisten inmediata y primeramente en una oración de impetración que la Iglesia dirige a Dios, y sólo en segundo lugar y mediatamente, es decir, a través de esta oración de intercesión de la Iglesia, en una santificación, en cuanto que la Iglesia, mediante estos ritos, imparte de Dios la santificación de las personas o de las cosas.

Las personas y las cosas, sin ser convertidas en verdaderas causas instrumentales de la gracia, ni ser perfeccionadas y elevadas en sus cualidades naturales, sin embargo, en consideración a la oración imprecativa de la Iglesia, son tomadas bajo la especial protección o aceptación divina para el bien espiritual de quienes las poseen o usan con las debidas disposiciones, ofreciendo la oportunidad de obrar mejor su salvación.

Puesto que son cosas consagradas, esa misma aceptación de Dios implica también que Él concederá gracias especiales a quienes las utilicen con las debidas disposiciones de ánimo; y, puesto que son personas consagradas, implica en éstas un título moral ante Dios para obtener a su debido tiempo las gracias de estado necesarias para cumplir los deberes que conlleva esa consagración permanente.

Se considera que en los sacramentales, la Iglesia pide y obtiene inmediatamente gracias reales para la persona a la que se los imparte, como la contrición de los pecados, actos de fe, de esperanza, de caridad, que son disposiciones favorables al buen uso de los sacramentos o actos de caridad perfecta. Al uso de los sacramentos y de los actos de caridad perfecta se considera que Dios ha reservado la gracia santificante o su aumento para que se dé inmediatamente (Cipriano Vagaggini, El sentido teológico de la liturgia).

Éstas son algunas explicaciones que intentan arrojar algo de luz sobre los sacramentales. Sin embargo, la confirmación de su valor procede, como siempre, de los santos.

San Juan Bosco los utilizaba mucho, y baste mencionar aquí sólo uno de ellos, el agua bendita, que también quería que utilizaran sus muchachos.

En su Reglamento del Oratorio recomendaba a los muchachos que: “… al entrar en la Iglesia, cada uno que tome agua bendita haga bien la señal de la Santa Cruz y la genuflexión al altar del Sacramento” (MB III, 100-101).

Y no sólo en la iglesia pedía el uso del agua bendita, sino también en los dormitorios y salas de estudio:
            “El dormitorio se consideraba un santuario. En cada dormitorio, y luego en las salas de estudio, D. Bosco prescribió que hubiera una ostra con agua bendita, la cual se utilizaba” (MB IV, 339).

Inculcaba la eficacia del agua bendita siempre que podía. En una buena noche dijo a sus jóvenes:
            “En San Pedro del Vaticano hay una pila de agua lustral verdaderamente hermosa. La pila está sostenida por un grupo que representa la tentación. Hay un diablo espantoso, con cuernos y cola, que corre tras un joven para apoderarse de él. El pobre muchacho huye, pero está a punto de caer en las garras de esa fea bestia: en el acto de gritar de espanto, levanta los brazos, metiendo las manos en el agua bendita y el asustado demonio, a su vez, no se atreve a acercarse a él.
            El agua bendita, queridos jóvenes, sirve para ahuyentar las tentaciones, y así lo dice el proverbio refiriéndose a quien huye con precipitación: – Huye como el diablo del agua bendita
.
En las tentaciones, por tanto, y así principalmente al entrar en la iglesia, haced bien la señal de la Cruz, pues es allí donde os espera el demonio para haceros perder el fruto de la oración. La señal de la cruz repele al demonio durante un momento; pero la señal de la cruz con agua bendita lo repele durante mucho tiempo. Santa Teresa fue tentada un día. A cada asalto hacía la señal de la cruz, y la tentación cesaba, pero el asalto volvía unos minutos después. Finalmente, cansada de luchar, Santa Teresa se roció con agua bendita y el demonio tuvo que marcharse con el rabo entre las piernas” (MB VIII, 723-724).

San Juan Bosco siempre tuvo en gran estima los sacramentales. Su propia bendición sencilla era muy buscada por la gente porque producía efectos verdaderamente milagrosos. Habría que hacer una lista demasiado larga para recordar cuántas curaciones espirituales y corporales produjeron sus bendiciones recibidas en la fe. Para ello basta con leer su vida.




El Rector Mayor, P. Ángel FERNÁNDEZ ARTIME, nombrado cardenal

Al final de la oración mariana del domingo 9 de julio de 2023, el Papa Francisco anunció la creación de 21 nuevos cardenales, entre ellos el Rector Mayor de los Salesianos, el P. Ángel FERNÁNDEZ ARTIME.

¡Deseamos a nuestro Rector Mayor las gracias del Señor para guiarle en la nueva misión que le ha confiado la Iglesia Universal! La noticia oficial se encuentra AQUÍ.




San Pablo VI. El Papa más salesiano

El Papa Montini conoció de cerca a los Salesianos, los apreció, los animó y apoyó siempre en su misión educativa. Otros papas antes que él, y después de él, dieron grandes muestras de afecto a la Sociedad Salesiana. Recordamos algunos de ellos.

Los dos Papas en el origen y desarrollo de la obra salesiana
Hubo dos Papas con los que Don Bosco tuvo trato directo. En primer lugar, el Beato Pío IX, el Papa al que apoyó en momentos trágicos para la Iglesia, cuya autoridad, derechos y prestigio defendió, hasta el punto de que sus adversarios le llamaban “el Garibaldi del Vaticano”. Fue correspondido con muchas audiencias privadas afectuosas, muchas concesiones e indulgencias. También le apoyó económicamente. Durante su pontificado se aprobaron la Sociedad Salesiana, sus constituciones, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (FMA), la Pía Unión de Cooperadores Salesianos, la Asociación de Devotos de María Auxiliadora. Se nombró a sí mismo protector de la Sociedad.
Le sucedió el Papa León XIII que, a su vez, aceptó ser el primer Salesiano Cooperador, trató a Don Bosco con inusitada cordialidad y le concedió los privilegios ya indispensables para el rápido y prodigioso desarrollo de la Congregación. Erigió el primer Vicariato Apostólico confiado a los Salesianos, nombrando al primer obispo en la persona de Monseñor Juan Cagliero en 1883. En su primera audiencia con Don Rua tras la muerte de Don Bosco, fue generoso en consejos para la consolidación de la Sociedad Salesiana.

Los dos (futuros) Papas que se sentaron a la mesa de Don Bosco
San Pío X, como simple canónigo, se reunió con Don Bosco en Turín en 1875, se sentó a su mesa y se inscribió entre los Cooperadores Salesianos. Se marchó muy edificado. Como Obispo y Patriarca de Venecia dio pruebas de benevolencia hacia la Sociedad Salesiana. En 1907 firmó el decreto de introducción del proceso apostólico para Don Bosco y en 1914 el de Santo Domingo Savio. En 1908 nombró a monseñor Cagliero delegado apostólico en América Central. Fue el primer Salesiano Cooperador elevado al honor de los altares.
Siendo un joven sacerdote, en 1883, Pío XI también visitó a Don Bosco en el Oratorio, permaneciendo allí dos días. Se sentó a la mesa de Don Bosco y se marchó lleno de profundos y agradables recuerdos. No escatimó medios para promover rápidamente el proceso apostólico de Don Bosco, para cuya canonización quiso fijar nada menos que la Pascua de 1934, clausura del Año Santo. Gracias a él, la causa de Domingo Savio superó dificultades que parecían insuperables: en 1933 firmó el decreto de la heroicidad de sus virtudes; en 1936 proclamó la heroicidad de las virtudes de Santa María Mazzarello, a la que beatificó el 20 de noviembre de 1938. Otros signos de predilección por la Sociedad Salesiana fueron la concesión de la indulgencia del trabajo santificado (1922) y la elevación a la púrpura del cardenal polaco Auguso Hlond (1927).

El papa más salesiano
Si a Pío XI se le llamó con razón el “Papa de Don Bosco”, quizá con la misma razón el “Papa más salesiano” por el conocimiento, la estima y el afecto demostrados a la sociedad salesiana -sin querer menospreciar a otros Papas anteriores y posteriores- fue el Papa San Pablo VI. El padre Giorgio, periodista, era un gran admirador de Don Bosco (aún no beato), cuyo cuadro autografiado conservaba en su estudio, a menudo admirado por el pequeño Juan Bautista. Durante sus estudios en Turín, el joven Montini había dudado entre elegir la vida benedictina que había conocido en San Bernardino di Chiari (que más tarde se convirtió en una casa salesiana, todavía lo es hoy), o la vida salesiana. Pocos días después de su ordenación sacerdotal (Brescia, 29 de mayo de 1920), preguntó al obispo, incluso antes de recibir el destino pastoral, si podía elegirlo. En ese caso le hubiera gustado ir con Don Bosco. El obispo se decidió en cambio por los estudios en Roma. Pero por un “salesiano fallido” Montini, vino otro. Pocos años después de aquella entrevista, su primo Luigi (1906-1963) le expresó su deseo de hacerse también sacerdote. El futuro Papa, que le conocía bien, le dijo que, para un temperamento dinámico y tumultuoso, la vida salesiana sería buena y se dejó aconsejar por el famoso salesiano don Cojazzi. El consejo fue positivo y, al conocer la noticia, el padre Juan se alegró tanto de que su primo ocupara su lugar que él mismo le acompañó al aspirantado misionero salesiano de Ivrea. Después sería misionero durante 17 años en China y más tarde en Brasil hasta su muerte. Para completar la salesianidad de la familia Montini se produjo la presencia, durante unos diez años, en la casa salesiana de Colle Don Bosco de uno de los hermanos de Enrico, Luigi (19051973).
No hace falta decir lo cercano que estuvo Monseñor Montini de los Salesianos en las diversas responsabilidades que asumió: por ejemplo como Sustituto en la Secretaría de Estado o en la muy temprana posguerra en Roma para la incipiente obra de Borgo Don Bosco para los lustrabotas, como Arzobispo de Milán a finales de los años 50 para la asunción de la obra de los barabitt (en milanés chicos difíciles) de Arese, como Papa en el apoyo a toda la Congregación y Familia Salesiana, erigiendo entre otras cosas la Universidad Pontificia Salesiana y la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación Auxilium de las FMA. De su inmensa estima por la obra salesiana, misionera en particular, habló varias veces en audiencias privadas al Rector Mayor don Luis Ricceri y en audiencias públicas. Famosa es la muy confidencial concedida a los Capitulares del Capítulo General 20 el 20 de diciembre de 1971. Evidentemente, en numerosos discursos pronunciados ante los Salesianos, de Milán en particular, demostró un profundo conocimiento del carisma salesiano y de sus potencialidades.




Actualizaciones del sitio (1)

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El Archivo del Boletín Salesiano se ha enriquecido con números del Boletín Salesiano italiano impreso hasta el año 1901. Se trata de un nuevo escaneado en alta definición y reconocimiento de caracteres (OCR) que permite una búsqueda más precisa. La intención es ofrecer la colección completa de este Boletín, incluidos los números suplementarios, que nunca se han presentado.

Los índices están disponibles por ahora desde el inicio, desde agosto de 1877, hasta mayo de 1883; más adelante, también se completarán.
Hemos pensado en ofrecer un acceso rápido a los números de esta publicación, creando una página especialmente para este fin, a la que se puede acceder a través del link indicado en el texto inicial de la página Archivio Bolletiino Salesiano, y que también se encuentra AQUÍ.

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Le agradecemos su atención y le deseamos una fructífera lectura.




Pascua 2023

¡Cristo ha RESUCITADO!

“Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible” (1Pe. 1,3-4)

¡Santa Pascua a todos nuestros lectores!




Los otros invisibles Don Bosco

Los lectores del Boletín Salesiano ya conocen el viaje intercontinental que realizó hace unos años la urna de Don Bosco. Los restos mortales de nuestro santo llegaron a decenas y decenas de países de todo el mundo y permanecieron millares de ciudades y pueblos, acogidos en todas partes con admiración y simpatía. No sé qué cuerpo de santo ha viajado tan lejos y qué cuerpo de italiano ha sido recibido con tanto entusiasmo más allá de las fronteras de su propia localidad. Quizás ninguno.

Si este “viaje” es historia conocida, el viaje intercontinental de la ACSSA (Asociación de Salesianos Estudiosos de la Historia) de noviembre de 2018 a marzo de 2019 para coordinar una serie de cuatro Seminarios de Estudio promovidos por la misma Asociación en las ciudades de Bratislava (Eslovaquia), Bangkok (Tailandia), Nairobi (Kenia), Buenos Aires (Argentina) ciertamente no lo es. La quinta se celebró en Hyderabad (India) en junio de 2018.

Ahora bien: en estos viajes no he visto las casas, los colegios, las escuelas, las parroquias, las misiones, como he hecho en otras ocasiones y como puede hacer cualquiera que viaje un poco por cualquier lugar del norte al sur, del este al oeste del mundo; en cambio, me he encontrado con una historia de Don Bosco, toda por escribir.

Los otros Don Bosco

En efecto, el tema de los Seminarios de Estudio consistía en presentar figuras de Salesianos e Hijas de María Auxiliadora fallecidos que, a lo largo de un período corto o largo de su vida, se habían destacado por ser particularmente significativos y relevantes, y sobre todo habían dejado huella después de su muerte. Algunos de ellos, pues, fueron auténticos “innovadores” del carisma salesiano, capaces de inculturarlo de las formas más variadas, obviamente en absoluta fidelidad a Don Bosco y a su espíritu.

El resultado fue una galería de un centenar de hombres y mujeres del siglo XX, todos diferentes entre sí, que supieron hacerse “otro Don Bosco”: es decir, abrir los ojos a su tierra de nacimiento o de misión, tomar conciencia de las necesidades materiales, culturales y espirituales de los jóvenes que vivían allí, sobre todo de los más pobres, e “inventar” la mejor manera de satisfacerlas.

Obispos, presbíteros, religiosas, salesianos laicos, miembros de la Familia Salesiana: todas las figuras, hombres y mujeres, que sin ser santos -en nuestra investigación hemos excluido a los santos y a los que ya van camino a los altares- han realizado plenamente la misión educativa de Don Bosco en diferentes ámbitos y funciones: como educadores y presbíteros, como profesores y maestros, animadores de oratorios y centros juveniles, fundadores y directores de obras educativas, formadores de vocaciones y de nuevos institutos religiosos, como escritores y músicos, arquitectos y constructores de iglesias y colegios, artistas de la madera y de la pintura, misioneros ad gentes, testigos de la fe en la cárcel, simples salesianos y simples Hijas de María Auxiliadora. Entre ellos, no pocos han vivido a menudo una vida de duros sacrificios, superando obstáculos de todo tipo, aprendiendo lenguas muy difíciles, arriesgándose a menudo a morir por falta de condiciones sanitarias aceptables, condiciones climáticas imposibles, regímenes políticos hostiles y perseguidores, incluso atentados reales. El último de ellos ocurrió justo cuando partía hacia Nairobi: el salesiano español padre César Fernández, asesinado a sangre fría el 15 de febrero de 2018 en la frontera entre Togo y Burkina Faso. Uno de los más recientes “mártires” salesianos, podríamos llamarle, conociendo a la persona.

Una historia para conocer

La Boca, barrio de Buenos Aires, Argentina; primera misión entre los emigrantes

¿Qué podemos decir entonces? Que esto también es historia desconocida de Don Bosco, o, si queremos, de los Hijos e Hijas del santo. Si la urna del santo ha sido recibida, como decíamos, con tanto respeto y estima por las autoridades públicas y la población sencilla, incluso en países no cristianos, significa que sus Hijos e Hijas no sólo han cantado sus alabanzas -esto también se ha hecho ciertamente, ya que la imagen de Don Bosco se encuentra prácticamente en todas partes-, sino que también han realizado sus sueños: dar a conocer el amor de Dios por los jóvenes, llevar la buena nueva del Evangelio a todas partes, hasta el fin del mundo (¡en Tierra del Fuego!).

Quienes, como yo y mis colegas de ACSSA, he podido en febrero y marzo de 2018 escuchar experiencias de vida salesiana vividas en el siglo XX en unos cincuenta países de cuatro continentes, no podemos sino afirmar, como a menudo hacía Don Bosco al contemplar el impresionante desarrollo de la congregación ante sus ojos: “Aquí está el dedo de Dios”.  Si el dedo de Dios ha estado en las obras y fundaciones salesianas, también ha estado en los hombres y mujeres que han consagrado toda su existencia al ideal evangélico realizado a la manera de Don Bosco.

“¿Santos de la puerta de al lado” presentaban estos personajes? Algunos, sin duda, incluso teniendo en cuenta sus limitaciones personales, su carácter, sus caprichos y, por qué no, sus pecados (que sólo Dios conoce). Todos, sin embargo, estaban dotados de una inmensa fe, de una gran esperanza, de una fuerte caridad y generosidad, de mucho amor a Don Bosco y a las almas. Algunos entonces – (si se) piensa en los misioneros pioneros de la Patagonia- uno está tentado de llamarlos verdaderos “locos”, locos por Dios y por las almas, por supuesto.

Los resultados concretos de esta historia están a la vista de todos, pero los nombres de muchos protagonistas han permanecido casi “invisibles” hasta ahora. Podemos conocerlos leyendo “Volti di uno stesso carisma: Salesiani e Figlie di Maria Ausiliatrice nel XX secolo” (Rostros de un mismo carisma: Salesianos e Hijas de María Auxiliadora en el siglo XX), un libro multilingüe, publicado por Editrice LAS, en la serie “Associazione Cultori Storia Salesiana – Studi”. Si el mal arrastra, el bien hace lo mismo. “Bonum est diffusivum sui” (el bien se difunde por sí mimo”) escribía Santo Tomás de Aquino hace siglos. Los salesianos y salesianas presentados en nuestros Seminarios son prueba de ello; junto a ellos o siguiéndolos, otros han hecho otro tanto, hasta hoy.

Presentemos brevemente estos nuevos rostros de Don Bosco.

1 Antonio COJAZZI, presbítero 1880-1953 brillante educador Educadores en el terreno concreto EU
2 Domenico MORETTI, presbítero 1900-1989 experiencia en oratorios salesianos con los jóvenes más pobres Educadores en el terreno concreto EU
3 Samuele VOSTI, presbítero 1874-1939 creador y promotor de un oratorio festivo renovado en Valdocco Educadores en el terreno concreto EU
4 Karl ZIEGLER, presbítero 1914-1990 amante de la naturaleza y scout Educadores en el terreno concreto EU
5 Alfonsina FINCO, sor 1869-1934 dedicación a los niños abandonados Educadores en el terreno concreto EU
6 Margherita MARIANI, sor 1858-1939 Hijas de María Auxiliadora en Roma Educadores en el terreno concreto EU
7 Sisto COLOMBO, presbítero 1878-1938 hombre de cultura y alma mística Educadores en el terreno concreto EU
8 Franc WALLAND, presbítero 1887-1975 teólogo e inspector Educadores en el terreno concreto EU
9 Maria ZUCCHI, sor 1875-1949 La impronta salesiana en el Instituto Don Bosco de Mesina Educadores en el terreno concreto EU
10 Clotilde MORANO, sor 1885-1963 la enseñanza de la educación física femenina Educadores en el terreno concreto EU
11 Annetta URI, sor 1903-1989 de la cátedra a las obras: el valor de construir el futuro de la escuela Educadores en el terreno concreto EU
12 Frances PEDRICK, sor 1887-1981 la primera Hija de María Auxiliadora en graduarse en la Universidad de Oxford Educadores en el terreno concreto EU
13 Giuseppe CACCIA, hermano coadjutor 1881-1963 una vida dedicada a la publicación salesiana Educadores en el terreno concreto EU
14 Rufillo UGUCCIONI, presbítero 1891-1966 escritor para niños, evangelizador y difusor de los valores salesianos Educadores en el terreno concreto EU
15 Flora FORNARA, sor 1902-1971 una vida para el teatro educativo Educadores en el terreno concreto EU
16 Gaspar MESTRE, hermano coadjutor 1888-1962 la escuela salesiana de tallado, escultura y decoración de Sarriá (Barcelona) Educadores en el terreno concreto EU
17 Wictor GRABELSKI, presbítero 1857-1902 precursor de la obra salesiana en Polonia Educadores en el terreno concreto EU
18 Antoni HLOND, presbítero 1884-1963 músico, compositor, fundador de una escuela de organistas Iniciadores EU
19 Carlo TORELLO, presbítero 1886-1967 devoción popular y memoria cívica en latín Iniciadores EU
20 Jan KAJZER hermano coadjutor 1892-1976 ingeniero coautor del estilo «art decò» polaco y modernizador de la escuela profesional salesiana de Oświęcim Iniciadores EU
21 Antonio CAVOLI, presbítero 1888-1972 fundador de una congregación religiosa en Japón inspirada en el carisma salesiano Iniciadores EU
22 Iside MALGRATI, sor 1904-1992 salesiana innovadora en la imprenta, la escuela y la formación profesional Iniciadores EU
23 Anna JUZEK, sor 1879-1957 contribución al establecimiento de las obras de las Hijas de María Auxiliadora en Polonia Iniciadores EU
24 Mária ČERNÁ, sor 1928-2011 fundación del renacimiento de las Hijas de María Auxiliadora en Eslovaquia Iniciadores EU
25 Antonio SALA, presbítero 1836-1895 ecónomo de Valdocco y ecónomo general de la primera hora salesiana Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
26 Francesco SCALONI, presbítero 1861-1926 una extraordinaria figura de superior salesiano Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
27 Luigi TERRONE, presbítero 1875-1968 maestro de novicios y director Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
28 Marcelino OLAECHEA, Monseñor 1889-1972 promotor de viviendas para trabajadores Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
29 Stefano TROCHTA, Cardenal 1905-1974 mártir del nazismo y del comunismo Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
30 Alba DEAMBROSIS, sor 1887-1964 constructora de la obra femenina salesiana en la zona de lengua alemana Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
31 Virginia FERRARO ORTÍ, sor 1894-1963 de sindicalista a directora salesiana Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos EU
32 Raffaele PIPERNI, presbítero 1842-1930 párroco ‘mediador’ de la integración de los inmigrantes italianos en la popular San Francisco Pioneros en una misión AM, AS, AF
33 Remigio RIZZARDI, presbítero 1863-1912 el padre de la apicultura en Colombia Pioneros en una misión AM, AS, AF
34 Carlos PANE, presbítero 1856-1923 pionero de la presencia salesiana en España y Perú Pioneros en una misión AM, AS, AF
35 Florencio José MARTÍNEZ EMBODAS, presbítero 1894-1971 una manera salesiana de construir Pioneros en una misión AM, AS, AF
36 Martina PETRINI PRADO, sor 1874-1965 Hijas de María Auxiliadora; orígenes en un Uruguay en camino de modernización Pioneros en una misión AM, AS, AF
37 Anna María COPPA, sor 1891-1973 fundadora y rostro de la primera escuela católica de Ecuador Pioneros en una misión AM, AS, AF
38 Rose MOORE, sor 1911-1996 pionera en la rehabilitación de jóvenes tailandeses ciegos Pioneros en una misión AM, AS, AF
39 Mirta MONDIN, sor 1922-1977 los orígenes de la primera escuela católica femenina de Gwangju (Corea) Pioneros en una misión AM, AS, AF
40 Terezija MEDVEŠEK, sor 1906-2001 valiente misionera en el noreste de la India Pioneros en una misión AM, AS, AF
41 Nancy PEREIRA, sor 1923-2010 incansable dedicación a los pobres Pioneros en una misión AM, AS, AF
42 Jeanne VINCENT, sor 1915-1997 uno de los primeros misioneros en Port-Gentil, Gabón Pioneros en una misión AM, AS, AF
43 Maria Gertrudes DA ROCHA, sor 1933-2017 misionero y ecónomo en Mozambique Pioneros en una misión AM, AS, AF
44 Pietro GIACOMINI, Monseñor 1904-1982 florecimiento de una obediencia Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
45 José Luis CARREÑO ECHANDIA, presbítero 1905-1986 un misionero polifacético con una opción preferencial por los pobres Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
46 Catherine MANIA, sor 1903-1983 primera inspectora del noreste de la India Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
47 William Richard AINSWORTH, presbítero 1908-2005 un ensayo sobre el liderazgo salesiano moderno Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF
48 Blandine ROCHE, sor 1906-1999 la presencia salesiana en los años difíciles del Túnez posterior a la independencia Salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora en puestos directivos AM, AS, AF