25 Sep 2025, Jue

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Un sabio de la India tenía un amigo íntimo que vivía en Milán. Se habían conocido en la India, donde el italiano había ido con su familia en un viaje turístico. El indio había hecho de guía para el italiano, llevándoles a explorar los rincones más característicos de su tierra natal.
Agradecido, el amigo milanés había invitado al indio a su casa. Quería devolverle el favor y presentarle su ciudad. El indio era muy reacio a marcharse, pero luego cedió a la insistencia de su amigo italiano y un buen día desembarcó de un avión en Malpensa.
Al día siguiente, el milanés y el indio paseaban por el centro de la ciudad. El indio, con su cara color chocolate, su barba negra y su turbante amarillo atraía las miradas de los transeúntes, y el milanés paseaba orgulloso de tener un amigo tan exótico.
De repente, en la plaza de San Babila, el indio se detuvo y dijo: “¿Oyes lo que yo oigo?” El milanés, un poco desconcertado, aguzó el oído todo lo que pudo, pero admitió que no oía más que el gran ruido del tráfico de la ciudad.
“Hay un grillo cantando cerca”, continuó el indio, confiado. “Te equivocas, replicó el milanés. “Sólo oigo el ruido de la ciudad. Además, imagínate si hay grillos por aquí”.
“No me equivoco. Oigo el canto de un grillo”, replicó el indio y se puso a buscar resueltamente entre las hojas de unos arbolitos encogidos. Al cabo de un rato señaló a su amigo, que le observaba con escepticismo, un pequeño insecto, un espléndido grillo cantor, que se encogía refunfuñando ante los perturbadores de su concierto.
“¿Has visto que había un grillo?”, dijo el indio.
“Es verdad”, admitió el milanés. “Los indios tienen el oído mucho más agudo que nosotros, los blancos…”.
“Esta vez se equivoca”, sonrió el sabio indio. “Pon atención….”. El indio sacó una moneda de su bolsillo y, fingiendo no darse cuenta, la dejó caer sobre la acera.
Inmediatamente, cuatro o cinco personas se volvieron para mirar.
“¿Han visto eso?”, explicó el indio. “Esta moneda hizo un tintineo más fino y débil que el trino del grillo. Sin embargo, ¿se ha dado cuenta de cuántos blancos lo han oído?”


Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.

Por P. Bruno FERRERO

Salesiano de Don Bosco, experto en catequesis, autor de varios libros. Fue director editorial de la editorial salesiana Elledici. Es redactor jefe del periódico italiano "Il Bollettino Salesiano", en versión impresa.