10 Dic 2025, Mié

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En la foto: Carlo GASTINI, el promotor y primer animador del movimiento de Antiguos Alumnos de Don Bosco, en medio de los jóvenes en el taller de encuadernación de Valdocco – Turín.

En el corazón de la Familia Salesiana sopla hoy un viento nuevo. En cada continente, miles de Antiguos Alumnos y Amigos de Don Bosco están redescubriendo la actualidad del carisma salesiano y el valor de una vocación recibida en los pupitres de una escuela, en un oratorio o en una casa familiar. No se trata de una simple renovación organizativa, sino de un retorno a las fuentes: escuchar el Evangelio con la mirada de Don Bosco, caminar juntos con estilo sinodal y servir a los jóvenes con pasión educativa. Es una llamada a transformarse permaneciendo fieles a un sueño que sigue generando vida y esperanza.

En toda la red mundial de la Confederación de Antiguos Alumnos y Amigos de Don Bosco, está ocurriendo un tranquilo despertar. El movimiento más grande dentro de la Familia Salesiana ha emprendido un camino de profunda renovación — no simplemente una reforma administrativa, sino una transformación espiritual que busca redescubrir el corazón de su misión. Guiado por el espíritu del liderazgo sinodal, este camino invita a todos los miembros a escuchar, discernir y caminar juntos en la fe y el servicio.
En su centro, esta transformación no se trata de cambiar por el bien de la modernidad, sino de la fidelidad al sueño de Don Bosco. Es un acto de profundo discernimiento — mirar hacia atrás con gratitud, vivir el presente con valentía y reimaginar el futuro con esperanza. Cada antiguo alumno y amigo de Don Bosco lleva en sí una chispa del mismo fuego que una vez ardió en el corazón de Don Bosco: una pasión por los jóvenes, especialmente los pobres y los olvidados. Ese fuego sigue brillando en aulas, salas de reuniones, hospitales, talleres y hogares en todo el mundo. Cada miembro se convierte en un testigo viviente de la misión de Don Bosco — formar “buenos cristianos y honestos ciudadanos” a través de la fe, la compasión y el servicio.
La Asamblea General Mundial Extraordinaria de 2024 marcó un hito en esta renovación. Con delegados de más de cuarenta países, el tema “Caminar Juntos: Cambiar para la Continuidad” capturó la esencia de un movimiento que abraza la transformación sin dejar de ser fiel a sus raíces. La Asamblea reafirmó que la fidelidad a la visión de Don Bosco significa mantenerla viva a través de una adaptación creativa. De ese espíritu surgió un audaz plan de siete pasos — una hoja de ruta centrada en escuchar todas las voces, reconectar con el patrimonio salesiano y responder a las cambiantes necesidades de los jóvenes que enfrentan nuevas formas de pobreza, aislamiento e injusticia.

Este camino está fortaleciendo la presencia y el alcance de la organización en las cuatro regiones del mundo. Cada encuentro, reunión e iniciativa se convierte en un momento de aliento, renovación y redescubrimiento de nuestra visión y misión compartidas. Cuatro pilares clave han surgido como luces guía para esta renovación: Fraternidad, Liderazgo Sinodal, Cambio y Misión.
La fraternidad es el centro del carisma salesiano — ese espíritu de familia hecho de alegría, sencillez y cuidado mutuo. Refuerza la identidad y la unidad, formando una base sobre la cual la colaboración y el crecimiento pueden florecer. El liderazgo sinodal, inspirado en la invitación del Papa Francisco a una Iglesia más inclusiva, llama a la Confederación a una nueva forma de liderar: participativa, humilde y arraigada en la comunión. El cambio ya no se ve como una amenaza, sino como un signo de vitalidad — una respuesta al movimiento del Espíritu en nuestros tiempos. Como Don Bosco y Carlo Gastini comenzaron hace 155 años, el sueño sigue vivo, y ahora es nuestra responsabilidad hacerlo realidad para los jóvenes de hoy.
Un signo vital de esta renovación es la participación activa de los jóvenes antiguos alumnos (GEX). Su energía, creatividad e intuición aportan nueva vida al movimiento. Los jóvenes no son solo el futuro sino el presente de la Familia Salesiana. Su participación asegura que la misión siga siendo dinámica, relevante y profundamente conectada con los desafíos y oportunidades de la vida moderna. El Plan Estratégico de la Confederación sitúa la participación de los GEX en todos los niveles de liderazgo, asegurando que la participación juvenil no solo se discuta, sino que se viva. Cuando se confía y se empodera a los jóvenes, nace un nuevo espíritu de colaboración y vitalidad.
Mirando hacia adelante, el desafío es garantizar la continuidad — seguir ofreciendo espacios donde los jóvenes puedan encontrar lo que Don Bosco una vez ofreció: una casa que acoge, una escuela que educa, un patio que divierte y una iglesia que guía. Estas deben seguir siendo realidades vivas dentro de nuestro movimiento.
Igualmente esenciales son la unidad y la colaboración. La fuerza de la Confederación reside en su diversidad — una familia global unida por un único carisma y una única misión. Basarse solo en la nostalgia significaría perder de vista la llamada a la acción que Don Bosco nos confió: ser evangelizadores y educadores de los jóvenes como laicos activos dentro de la Iglesia.
Hoy, el mundo necesita testigos de fe y esperanza. La misión que se nos ha confiado — apoyarnos mutuamente, servir a los jóvenes y sostener el espíritu salesiano — es más relevante que nunca. Este es nuestro momento: ser portadores de fe, educar y acompañar a los jóvenes y ayudarles a convertirse en ciudadanos honestos y creyentes firmes. Abrazando el liderazgo sinodal, aprendemos de nuevo lo que significa caminar juntos — escuchar, servir y transformar el mundo, un joven a la vez.

Bryan Magro
Presidente de la confederación Mundial de los exalumnos de Don Bosco

Editor BSOL

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